Capulí, Vallejo y su tierra es un movimiento cultural que impulsa una
visita anual (mayo) a Santiago de Chuco, una de las provincias del departamento
de La Libertad. Son once años de consecutiva convocatoria. Esta vez la caravana
emprendió viaje desde Lima el jueves 20 de mayo. Danilo Sánchez Lihón, el
gestor del evento, de tramo en tramo alienta a los viajeros a entonar canciones
populares dentro del ómnibus. En el trayecto de Trujillo a Santiago de Chuco,
también nos alcanza datos interesantes sobre los itinerarios y periplos que en
diversas ocasiones recorrió Vallejo, además de las peculiaridades de los
villorrios, caseríos y accidentes geográficos que vamos espectando.
El viernes 21 a
las seis de la tarde es el arribo al destino fijado. Entusiastas delegaciones
de colegiales desde la entrada al pueblo acompañan a los visitantes con sus
bandas de música. Ya en la plaza principal un representante de la
Municipalidad brinda las palabras de bienvenida, aprovechando una pausa
del jolgorio encabezado por los “pallos”, danzantes típicos del lugar.
Sábado 22 de
mayo. Desde temprano el sol en la tierra de Vallejo empieza a calentar los
tejados de la ciudad y también las piedras de la campiña.
La antigua casa
donde nació el poeta, con su empedrado patio, los dos árboles de capulí y el
poyo que está junto a la cocina, nos brida su tibio abrazo.
“Humo de la cocina, aperitivo
de gesta en este bravo amanecer.
El último lucero fugitivo
lo bebe, y, ebrio ya de su dulzor”
**
“ Hermano, hoy estoy en el poyo de la casa,
donde nos haces una falta sin fondo!
Me acuerdo que jugábamos esta hora, y que mamá
nos acariciaba…”
La casa del poeta
Allí nació el
hombre que mejor supo reflejar el dolor y el ansia de liberación del ser
humano. Desde los corredores y pasadizos de tierra apisonada, los ecos del
crujir de las robustas puertas artesanales trepan por los pilares de eucalipto
hasta hacerse melodía en la techumbre.
En uno de los
rincones del amplio patio de forma angular está el dormitorio donde -según el
lugareño don Francisco Miñano (informante longevo y que recogió datos cercanos)
–nació César Vallejo. Las otras habitaciones, a excepción de la cocina, tienen
el piso enmaderado con retazos de tablas que antaño servían de embalaje para
diversos productos provenientes de países de ultramar.
Una puerta
enlaza a otro ambiente –en realidad la casa de dos pisos que el padre de
Vallejo adquirió cuando los hijos venían a este mundo uno tras otro-. Allí hay
una acogedora sala y dentro de ella otro pequeño e íntimo cuarto que fue el
adoratorio de la familia. Alrededor del patio, una habitación que posiblemente
fue el almacén o depósito, están aún dos monturas cabalgaduras de cuero
repujado. Y las escaleras que van al segundo piso.
***
En la primigenia
casa, Danilo Sánchez dirige un espontáneo homenaje al autor de Trilce y Los
heraldos negros. Margot Palomino con su cautivante voz echa al aire
sus cantos, don Francisco Miñano responde ávido a las preguntas, y que le dan
la oportunidad de esclarecer -a veces poner en duda -diversos datos
biográficos. Declama el profesor de primaria Segundo Vara con una admirable
memoria y expresividad pocas veces escuchada, el íntegro del poemario España,
aparta de mí este cáliz.
En lo que queda
de la mañana en el auditorio municipal se desarrollan conferencias y ponencias
literarias, culturales y lectura de poesía; participaron, entre otros, las
escritoras Olga Toro Muñoz, de Chile, Nelly Córdova, de Ecuador; el
dramaturgo Juan Rivera Saavedra, el escritor Ángel Gavidia y otros talentosos
expositores. Es mediodía y en la plaza la claridad enaltece el busto de César
Vallejo y a otro costado, frente a la iglesia, el monumento al “pallo”. Por la
tarde Cachicadán, un apacible distrito de Santiago de Chuco, a dos horas de
distancia, pródigo con sus aguas termales.
La Cátedra Vallejo itinerante
El retorno es el
día domingo 23 a las dos de la tarde. Habiendo todavía tiempo, el poeta médico
Ángel Gavidia, persuade a un reducido grupo de amigos para visitar el
cementerio del pueblo. Las tumbas de dos de los hermanos de César Vallejo:
Natividad y Augusta, y de Otilia Vallejo, una pariente, son los vivos
testimonios de inspiración.
“ Luciré para Tilia, en la tragedia
mis
estrofas en óptimos racimos;
sangrará cada fruta melodiosa,
como un sol funeral, lúgubres vinos.
Tilia tendrá la cruz
que en la hora final será de luz!”
Hacia el
interior, la tumba de los progenitores del poeta: un pedestal de cemento con
una hermosa roca situada al centro. Ángel Gavidia, vallejiano perenne, extrae
un libro del morral que siempre lleva al hombro, y le entra a la lectura con
emocionada entonación (“Idilio muerto”, “Ágape”, “Dios”); quedó pendiente leer
“Ascuas”, el poema referido a Tilia, el amor de Vallejo.
A las dos de la
tarde le decimos hasta pronto a esta tierra que con sus sembríos y su gente
sencilla y serena, parió y crió a un gran genio de la literatura universal. Ya
dentro del ómnibus en marcha y cuando cae el atardecer, se inicia una de las
mesas redondas más originales en torno a los versos de Vallejo. Intervienen
interpretando textos de diversos libros, los profesores universitarios Carlos
Castillo, Julio Yovera, Danilo Sánchez y el poeta y narrador Ángel Gavidia. Hay
atingencias y comentarios de los peregrinos culturales, y al finalizar
permanece más impregnado que nunca el amor y respeto a la obra vallejiana, que
realmente nos convoca a infinitas búsquedas.
Desde Trujillo
se reembarca la caravana a Lima a las once de la noche.
(Jorge Horna)
Lima, martes 25 de mayo
de 2010
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