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"Cuando el ánimo está cargado de todo lo que aprendimos a través de nuestros sentidos, la palabra también se carga de esas materias. ¡Y como vibra!"
José María Arguedas

viernes, 8 de julio de 2011

Nazario Chávez Aliaga y la literatura celendina: MARCIAL SILVA PINEDO




Nació en la ciudad de Celendín. Realizó sus estudios primarios en el Centro Escolar Nº 81 que bajo la dirección de pedagogos  como Manuel Jesús Díaz, Moisés Bazán y Manuel R. Marín, ha sido gran semillero de espíritus que han prestigiado el nombre de Celendín. Prosiguió estudios secundarios en los colegios de San Ramón.

Silvia Pinedo cultiva de preferencias la poesía, en la que ha producido obras de valía, inspiradas en motivos y personajes celendinos.

El poeta Silva Pinedo ha colaborado en “Integridad”, en “La Crónica”, en “La Prensa” y “El Comercio”.

Es actualmente Secretario General de la Sociedad de Bellas Artes del Perú.


MI RETORNAR SIN PASOS

Cansado
yazgo sobre el lecho
como camino viejo
adormilado por el sol
desde el ombligo del día,
del día que a las doce
siempre está boca abajo
mirándonos desde arriba.


Como tropel familiar
de animales amigos del hombre,
me cruzan las remembranzas,
subiendo desde los valles,
bajando desde los cerros,
por este camino que soy.

Ellos a retazos me atraen,
sobre sus lomos domésticos,
las celendinas comarcas
que huelen a toronjil
a  yerbaluisa y cedrón.

Celendín en una tabla me llega
con sus calles asoleadas,
paralelas y rectilíneas
como lata de panecitos
recién salidos del horno;
con la bulla de sus domingos
como salidas de escuela,
repletos de sombreros tachos,
redondos y cubalibres,
de plantillas enlunecidas,
de copas en cuatro días,
faldas de sábado entero
y orillas dominicales,
en domingo, temprano por la mañana,
… más que de paja tejida,
trenza apretada de afanes
de madres, esposas y hermanas.

Celendín,
con todas sus puertas abiertas
a la patrullas de carnaval.
por donde salían contentos
el chisguete forastero,
la coqueta serpentina
y el atrevido almidón.

En un relincho me llega
las dos de la tarde pintada
porque es hora que en el rastrojo
los animales tienen sed.
-“Toma breve  ti chocolate,
- me dice la voz de mi madre-
Pa’que te vayas a mudar a los animales”

Abro la puerta de la cocina
en busca de un pan de a cuatro
y una sonaja de cuyes
se sacude en el cuyero
A este reclamo chillón,
mi padre me recomienda:
-“Dás,das hijo te vas
y de vuelta le traes yerba
del canto del Río Grande”.

Brinco la zanja, paso el portillo y…
allá va la reina color canela
de las fichas de este ajedrez
vestida con los dibujos
 que hay entre las entrañas
de las papas clavelinas,
tiene una llamarada
de salud en cada mejilla
y con dos noches estrelladas
en pleno día nos mira…
… aunque no quieran creer,
a los helechos de sus pestañas
le piden sombra esas noches.

¡Oh, Celendín,
con tus tardes y tus mañanas
como ojos zarcos
de enamorada rubia y feliz,
que también tienen ojeras
cuando lloran los aguaceros
del invierno que los azota!
Serenas tus noches de luna
donde las horas parece que meditaran
poniendo sus manos juntas
en actitud de rezar…
Entonces parece que el tiempo
recién volviera a la calma.
como cuando en la carita de un niño
se deshace el gesto de llanto
al empezarse a dormir.

                                                   Marcial Silva Pinedo.

Del libro Cajamarca Tomo V páginas 243 y 244.

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