A
104 AÑOS DE SU NACIMIENTO
Por Jorge Horna
Conmemoremos
y festejemos el hecho de que hace 104 años la Mamapacha en Andahuaylas
(Apurímac) recibió el primer resuello
del gran escritor José María Arguedas.
Los
deslumbramientos del Ande abrieron los caminos al niño José María, y su afecto
a la tierra se fue haciendo torrente de agua, roca viva, apretón de manos,
abrazo de corazones con sus hermanos de las comunidades campesinas que le
dieron abrigo repleto de ternura, auténtico y puro cariño. Desde entonces José
María recoge la gran herencia cultural andina, el halo colectivo, el respeto a la Mamapacha y su compenetración con ella.
Y
las melodías y las danzas con la porfía de la persistencia, nutrieron la
sensibilidad del futuro escritor, como una manifestación de resistencia y
defensa del legado que la invasión hispánica y los posteriores poderes
dominantes pretendieron desaparecer. La narrativa arguediana está revestida del
lirismo de la naturaleza, el desprendimiento por lo telúrico, es el mensaje de pertenencia a lo
nuestro, la revelación de la realidad y el compromiso con la sociedad.
Los
Ríos profundos, Agua, Yawar fiesta, Todas
las sangres, El zorro de arriba y el zorro de abajo, son novelas que
aportan muchos de los componentes esenciales para la forja de nuestra nación.
Arguedas ausculta y denuncia los rezagos de la feudalidad en nuestro país, la
injusticia social, y asume una firme posición al lado de los desposeídos,
marginados y agraviados de esta nuestra patria peruana. Esboza con sólida
convicción la alternativa de cambio desde la perspectiva integradora del
socialismo mariateguista, un porvenir construido por todos y para todos.
Esas
son las razones (o sinrazones) para que el Amauta Arguedas sea ignorado,
silenciado, por quienes desde el canon oficial conservador manifiestan aún su
miopía endémica.
Aquí
estamos taita José María, nosotros, que como tú, tenemos el sueño de una
organización social distinta para nuestra patria. Dialogaremos con la
genialidad de tu palabra, cantaremos y bailaremos los huainos que rescataste
para nuestro deleite, con el charango y el violín de Jaime Guardia y Máximo
Damián, con los saxofones y arpas del valle del Mantaro, con la voz
comprometida de Margot Palomino; beberemos chicha que es indómita agua y maíz
de cosechas fraternas.
Eso
haremos todo el año, y siempre, Maestro José María Arguedas Altamirano.
Lima, 18 de enero del 2015
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