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"Cuando el ánimo está cargado de todo lo que aprendimos a través de nuestros sentidos, la palabra también se carga de esas materias. ¡Y como vibra!"
José María Arguedas

martes, 28 de febrero de 2012

VOCES NUEVAS / Reseña

Por Jorge Horna
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Carátula
Daniel Santos Gil Jáuregui, nació en Celendín en 1966. Radica en Cajamarca y ejerce su profesión de abogado y la docencia universitaria.

En plaquettes y en revistas ha publicado sus poemas desde el año 1990. Hoy nos entrega la hermosa y bien cuidada edición (Martínez Compañón Edit.) de su primer libro: Como la rama oculta del arcoíris, publicado con el auspicio de  la Universidad Guillermo Urrelo. Cajamarca, 2011.

En las páginas de entrada constan varios textos valorativos:

Prologar un libro de poemas es una empresa sumamente difícil  pues las imágenes que provoca todo texto poético son escurridizas como los inquietos pececillos de un estanque sostenido en el aire.
Pero Gil también nos habla de la rama oculta del arcoíris, de rocas que han mirado correr tantas mañanas, (…) de noticias que llegan en el pico de las golondrinas y de pájaros que pierden las ganas de volar en mitad del vuelo.
Y de cómo un diestro maestro de la magia blanca, convoca a las fuerzas sobrenaturales para hacer la vida un poco más hermosa y llevadera recuperando la vigencia de lo real maravilloso. Dicen que los viejos tienen recuerdos y los niños fantasías. El poemario de Daniel Santos tiene ambos: es una suerte de fantasía que se recuerda a sí misma”.
                                                                                       (Jorge Pereyra Terrones)

“Hay, en el ser humano, una tendencia umbilical y misteriosa que lo mantiene unido, donde quiera que esté, al terruño. Por eso, cuando uno emigra de su lar querido, siempre vive añorando el “bien perdido” de la infancia y siempre vive prometiéndose, con la terquedad de la nostalgia, el retorno al lugar de los orígenes.
Hay que allegarse a este libro con unción. Todo en él es teluria. Un aliento descomunal de sentirse ligado al campo en todas sus aristas: el llano, la travesía, la cuesta, el atajo, las cumbres, la bajada…”.
                                                                                              (Luis Cabos Yépez)

“La poesía de Cajamarca (y de Celendín. JH) nuevamente vuelve con brillo a mostrarse como pilar de la poesía peruana. Y, no es una noticia del entusiasmo, es una afirmación concreta, la cual se sustenta en el libro de Daniel Santos Gil Jáuregui, intitulado Como rama oculta del arcoíris”.
                                                                                                (Bethoven Medina)

Para disfrutar del arte literario de Daniel Santos Gil entrelazamos algunas ramas de su arcoíris:

Daniel Santos Gil.

                                       Infancia

Volveré sin duda al calor de la vieja casa de adobe
En cuya cumbrera que miraba al poniente
Una tarde de mayo
Cantó un zorzal hasta perder la voz

El mismo corazón que renunció a sus alas
Para que mis brazos pudieran cortar el viento
Y a sus azules ojos
                          Para que mi alma alcanzara la luz
Me abrirá la puerta
Con sus renovados brazos abiertos
Como si me recibiera por primera vez

Quién me abrazará luego no sé
Pero presiento que reconocerá mi voz el añoso duraznero
Que apenas ya
                    Extiende sus oídos por el patio empedrado
          Que ya no es
(…)
Mi padre me dice que nada es igual
Que el vecino que solía traer el alba desde el fondo del valle
Junto con su ganado se llevó
             Un amanecer desesperado
                         El poco de cielo que pastaba en esta tierra

Nada en efecto es igual
Salvo la casa de adobe a la que regresaré siempre
                                                              En busca de la infancia

Quisiéramos entregar todo el contenido del poemario, pero la rigidez de los espacios nos limita. Entonces, unos extractos breves, como el lúdico contorneo del sol en las gotas fugaces del agua sideral, que ratifica la fidelidad del poeta Daniel Gil con la tierra  que lo acogió los primeros e imperecederos años de su vida, y a la que defiende ardorosamente con su canto lírico.

Has nacido en esta tierra
Hecha del imaginario de sus habitantes
De lluvias de pájaros luminiscentes
De fabulosos corceles
Que apagan con sus coces el fuego
…………………

La luz trepará luego
Sobre las hojas
                Enaltecidas
                        Dejará imperceptible su cuota de vida
………………….

Cae la mazorca de maíz
Salta el trigo en la era
El hombre
Se yergue jubiloso
Empieza la vida de nuevo
…………………..

Es el tallo
Imagen y semejanza del hombre
Cuya estatura
                Estriba
En la profundidad de sus raíces
………………….

El alma vegetal de Orfelinda
Robándole una rama de fuego
                                al viento
que huye de otros vientos –en la pampa-
                      para decirte adiós
                      con aquel entrañable caldo verde
De paico nacido de sus ojos color café
…………………..

Al rescoldo de este fogón de piedra
Sobre los pullos tendidos en el suelo
También crece la rosa del amor
…………………

Lima, febrero de 2012

1 comentarios:

jose segura gil dijo...

Genial

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