Ficción.- 1. f. Acción y
efecto de fingir. 2. Invención, cosa fingida. 3. Clase de obras literarias o
cinematográficas, generalmente narrativas, que tratan de sucesos y personajes
imaginarios.
Ficción procede del verbo
latino fingere, que deparó en español
el verbo fingir, pero que significaba
trabajar con las manos -de ahí que en inglés finger sea dedo-. Hacer ficción consistía pues en trabajar con las
manos el barro para hacer jarrones y vasijas: era un verbo de alfareros, esos
imitadores de Dios, pues no en vano quiere la leyenda que éste extrajera al
hombre del barro después de modelarlo. Por esa razón resulta tan
particularmente molesto que se separe a la ficción de la realidad, cuando es una
de sus más grandes provincias, y cuando no hay en ella ninguna ambición de
independizarse".
Pero no queda ahí la
aventura etimológica de la palabra –y no es que yo piense que la etimología es
una ciencia exacta-: más bien me parece una de las disciplinas de la magia. La
ficción que hacían los alfareros cuando trabajaban el barro para hacer vasijas –para
hacer ficciones, para convertir el barro informe en algo útil o decorativo-
estaba hecha con un barro especial, llamado terra
refractaria. Y refractario es todo
aquello que se niega a ser de su condición. O sea, tierra que se niega a ser
solo tierra, tierra que aspiraba a ser algo más, y que gracias a los dedos de
los alfareros se convertía en ficción, en algo tan real como un jarrón para las
flores o una vasija para la comida. La ficción fue, creo que por propia ambición
de los que la hacían o por interés adecuado de sus mandatarios, a los que les
venía bien que hubiera un mundo aparte donde esconderse cuando la realidad
fuera fea –y casi siempre lo es-, apartándose de la realidad, convirtiéndose en
un refugio para los malos tiempos, una escapatoria, una república
indenpendentista. Es una pena, porque en sus mejores momentos, la ficción
mantiene su vínculo de hija con la realidad: tienen la misma sangre, pero son
dos personas distintas, parecidas o contrarias, que se aman y se odian.
Todavía hoy quienes hacen
ficción deberían recordar que lo que hacen tiene que ver con trabajar con las
manos el barro informe para darle alguna forma y obtener un objeto a veces
útil, a veces decorativo, a veces, también un arma que se puede estrellar
contra la cabeza de alguien. Solo manteniendo esa fidelidad podrá todavía
considerarse una parte importante de la realidad, a la que mejora o empeora,
dependiendo de las necesidades de los dedos que le dan forma, y de los ojos
para los que se hizo esa forma.
De Una palabra de Juan
Bonilla
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