Por Adhara Ampuero Sala (*)
Definitivamente
los cuentos de hadas forman parte de la cultura occidental y han
influido en nosotros de diversas maneras, enseñándonos valores,
brindándonos consejos sobre cómo actuar en diferentes situaciones y
también modelando nuestros gustos e ideas sobre el amor. Influyen
especialmente en las fantasías románticas de las personas, construyendo
las expectativas respecto a lo que esperan. Sin embargo, estas fantasías
no necesariamente coinciden con lo que sucede en la realidad. El mundo
ha cambiado considerablemente, pero los cuentos, en general, siguen
siendo los mismos. Al analizar las fantasías amorosas que se desprenden
de estas historias, notamos algunas diferencias de género. Si las
mujeres esperan sentadas a que el príncipe azul aparezca con un
zapatito, los hombres deben luchar con dragones y conquistar a la
princesa. Si las chicas sueñan con ser tratadas como princesas, ellos
sueñan que son reyes. Si las mujeres creen que solo el indicado las hará
felices, ellos sueñan que lo son y están seguros de ello. Si las
mujeres buscan a alguien que las proteja, ellos buscan alguien que los
atienda. Si las mujeres buscan ser entendidas y escuchadas, los hombres
buscan que se les dé la razón y huyen de las que puedan rebatir sus
argumentos. De ahí que muchas veces nuestras expectativas amorosas se
estrellen contra la realidad y no entendamos por qué no conseguimos lo
que buscamos.
Fuente: Diario El Comercio, domingo 12 de junio 2011.
(*) Psicóloga clínica con maestría en psicoanálisis.
Fuente: Diario El Comercio, domingo 12 de junio 2011.
(*) Psicóloga clínica con maestría en psicoanálisis.
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