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"Cuando el ánimo está cargado de todo lo que aprendimos a través de nuestros sentidos, la palabra también se carga de esas materias. ¡Y como vibra!"
José María Arguedas

domingo, 29 de mayo de 2016

Celendín: Folklor.- CORPUS IN MY TERRE (crónica), por Jorge Wilson Izquierdo.

I

Portada
NUESTRAS danzas representan a faenas agrícolas. Los toros, fuerza del trabajo; vieja y viejo, a cada hogar campesino; cañas, yucas, naranjas, etc. al fruto de la tierra, y danzantes, a los sembradores. Noticia de ellas se tiene desde el año 1887 del siglo XIX.

Son la simbiosis de algún paganismo con la actualidad cristiana que trajo la invasión española. De allí los bailes totémicos la serpiente, el gallinazo, el gavilán, etc. y la tierra misma hacia la eucaristía de Dios-padre, creador; Dios-hijo, redentor y Espíritu Santo, comunión. En el fondo, son la única expresión típico-religiosa, musical y coreográfica auténticamente celendina.

Son la ofrenda rural a sus santos (as), conducidos al templo matriz entre el jolgorio de grandes y chicos. Tantos años ha, vino una diablada de Salacat (Sorochuco), con máscaras negras de potos de chiclayo (1) y tétricos los uniformes. No volvieron más. Artistas varios tienen hermosas tomas de nuestras danzas, como una de Victor Marquez, de los hnos. Jorge y Javier Chavez Silva, y vía caricatura Ramón "El Vrocha" en Perdón Celendin (2009). El año 2011, en el Concurso Mural Alfredo Rocha, impactaron otras firmas al respecto. Y en lo musical, son éxito permanente La Guayabina y Cashaconga (2) consagrados por el Grupo Jupsacel en un CD.

Manuel Ibsñez Rosazza, dijo en un artículo: "Es un deber valorar nuestro folclor, su arte y cultura, respetando la personalidad de todas las comunidades andinas". Y, ello, supone lo económico sobre todo.

Pintura de Jorge Chávez Silva, "El Charro", que adorna la sala del autor de esta crónica.

II

CORPUS Cristi, atesora benignas auroras y el sudor atardecido con el con el siniestro guaycucú- guaycucú (3). El caserío alista a los toros forrados de tocuyo en franjas horizontales rojas, blancas y negras. Al bailar emitirán tonantes "mugidos", relumbrando los redondos espejuelos de sus ojos. Consta la orquesta indistintamente de bombos, redoblantes, flauta o violín, con ritmos ligeros o de procesión que no existen en otros pueblos del país. Los danzantes, según su procedencia, adoptan diversos atuendos: algunos con shilshiles (4) en las pantorrillas, marcando varoniles el compás que a todo el mundo pone en fiesta. Cada toro con su viejo o vieja, respectivamente, únicos capaces de frenar su "agresividad". El viejo agita un chicote y la vieja en su rueca un guango de lana (5). Ponen de nuevo todo al día para salir una vez más.

Imágenes y comparsas, avanzan entre violines gangueantes o agudas flautas, mientras los bombos se escuchan a distancia. Impacientes los niños silban y motejan: "Toro nariz de olloco pelao" y, éstos, desgarítanlos calle arriba o calle abajo. Entonces las viejas fondudas o los viejos barbicanos, los vuelven admonitivamente "Chicu toro, chicu toro!" y así llegan por diferentes bocacalles al templo en la plaza de armas, dejan las andas en el altar mayor y van a la recepción municipal.

III

El día siguiente despierta con cohetes de trueno y, más tarde, ya están los muchachos a salto de mata. A las diez entran las danzas a misa; luego, en la procesión cada una preside a su imagen entre música y baile de recogimiento. Todo un chapoteo, quema de incienso, más cohetes, y riego de flores que en estela dejan fragancia en todo el recorrido... Eso termina en el templo de inicio y por la tarde es el concurso, en el que la danza de San Sebastian, por ejemplo, a sus toros unce con un yugo s proporción, muelen caña en un trapiche casero y arrojan al público lo que produce su valle. De La Guayabina nos ocuparemos aparte.

Malcat con San Francisco de Asís, es un grupo más plástico y de mucho colorido en su alineamiento; sus gorros tubulares con papel de brillo y sus toros por esa vez El Vagabundo y Arriba Perú... Un estandarteto porta un asta con la bandera nacional, de la que penden cintas multicolores que, al bailar, trenzan en el asta y luego las destrenzan con admirable precisión... Bellavista trajo una exótica comparsa de chunchos, con sus flechas, collares de choros, cuerpos ahumados y vinchas. Con los rostros rayados de azul y rojo, su baile remata con todos en tierra. Su único toro El Comunero; con una vaca pálida y un becerro enclenque, efectúan el ordeño entre las festivas risotadas.

Y así, cada agrupación exhibe lo que considera de más calificable en el concurso... Cabe mencionar que hubo un prolongado período de 15 años, en que nuestras danzas ni vinieron sea porque no fueron convocadas o por los trastornos políticos y municipales en los que se pasó de una a otra dictadura. Pero, en 1974 estuvieron de vuelta.

IV

La danza Guayabina, se forjó en la hacienda El Limón de do Juan Abanto Araujo que, por la reforma de Velasco, desapareció. El dueño anterior fue Pedro Mejía, un descreido que intentó quemar las imágenes de San Francisco de Asís y Santa Rosa de Guayabas; pero, Rudecindo Alva Muñoz, se las ingenió para esconderlas. Después, Oscar Medina como arrendatario las reclamó la primera fue encargada a Salomé Martín, y la otra a Indalecio Bazan del barrio La Feliciana (6). Más tarde, pasaron a Oscar Medina pero que no las de al pirómano Mejia, pues, todos eran virtualmente dueños y, con toda la comunidad, idearon pasos, para una danza de pallas que encausaría su veneración.

Como Santa Rosa no quería ser venerada así, las cuerdas del violín mucho se arrancaban, entonces Martina Figueroa, con caja y flauta, armó música y baile como estilan hasta hoy. Dos filas con 10 a cada lado: una disfrazada de shingos (gallinazos) y la otra de buitres; dos toros, viejo y vieja. Desfilaban con grandes alas de cartón difíciles de hacer, y una fila quedó solo con pañuelos y la otra con bayetas azules de jaspes blancos, traídas de Bambamarca. Mas, cambiaron a una fila con indios y la otra indias (hombres disfrazados), pero como no dio resultado quedaron todos hombres y cada uno con cuerno de aguardiente que, poniéndolo en alto, y s golpe de shilshiles, dan media vuelta de regreso y exhalan un "AHHH!" característico.

Indalecio Bazan, flauta y caja, animaba a la tropa en La tranca (hoy Santa Rosa), dos kilómetros al este, lugar de sementeras, guisos y piedra azul para cal. Al vestuario agregaron camisa y sombreros blancos... A los cinco años de morir Indalecio que tocaba hasta sangrarse los labios, su hijo Jorge se animó a reemplazarlo reviviendo la melodía que penetra al alma y el talón. Es música sin letra, diferenciada en cada paso y favorita en reuniones sociales y otras actividades, a la par con el silulo celendino.

V

Los toros son armazones en prisma triangular, forrados con tela en franjas rojas, blancas o negras en variada disposición; una pequeña cabeza de bovino con cuernos naturales a un lado y, al extremo, una cola también original, que el cargador chicotea cuando las emprende a los mirones o a toros de otras danzas. En el caso de La Guayabina los pasos de 9 bajaron a 6, porque demoraban demasiado:

- Rueda. Vuelta por un lado y otra por el opuesto.
- Pasacalle. Para la procesión.
- Culebra. Secuencias imitando al reptil.
- Punteo. Zapateo recio s confusión de shilshiles.
- Gavilán. Figuraciones al ritmo de "El gavilán".
- Toreo. Formando ruedo, viejo y vieja torean a su toro con mucho humor.

Así, esta danza ha triunfado muchas veces, por lo que para promocionar a otras, se considera únicamente su presentación. En 1974, viajó a Lima para el INKARRI; compitiendo con otras de todo el país nos trajo el primer puesto. Y, además, genera en jóvenes y niños que la imiten en sus pregones y hasta en el coso taurino, con el beneplácito de la población, visitantes y turistas.

"Echar pañuelo", es la distinción por la que uno de los viejos, coloca en el hombro del dueño de casa o cantina, un pañuelo especial que significa el deseo de brindar todos por su cortesía. En silencio beben y, bruscamente, arranca la música hasta la próxima cantina.

Ya tarde a sus comarcas...

A los ocho días es "la octava" en que regresan para enterarse del concurso, recibir los premios y llevar a sus respectivas imágenes hasta el año venidero.

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(1) Chiclayo.- Calabaza de cuya pulpa se hace postres.
(2) Cashsconga.- En quechua lugar de espinas o unión de culebras. Caserío al norte de Celendin.
(3) Guaycucú.- Canto de un ave misteriosa (guaycucu), en los matorrales.
(4) Shilshil.- Calabacita del maichil; se la fríe y saca el dentro, si no, no suena.
(5) Guango.- Copo de lana en la rueca para hilar.
(6) La Feliciana.- Nombre del barrio al lado sur, y sólo el coso taurino, "Sevilla".

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Y de las danzas quedan algunas todavía:
- Padre Eterno, de Minopampa.
- V. de los Dolores y Santa Rosa de Guayabas, de La Tranca (hoy Santa Rosa).
- V. de La Candelaria (pallas), de Poyunte.
- V. del Rosario, de Chacapampa.
- V. de las Mercedes, Cashaconga.
- San Pedro y San Pablo, de El Porvenir.
-S. José, de Pilco.
- S. Sebastían, del valle Llanguat.
- S. Juan Bautista, de San Juan.
- San Francisco Solano, de Chuclalás.
- S. Francisco de Asís, de Malcat.
- Inmaculada Concepción, Bellavista.
- S. Corazón de Jesús de la Huaylla.
- S. Corazón de Jesús, de Caguaypampa.

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PORTADA:

- Trazo de Victor Marquez Solís (1970).
- Traducción: CORPUS, cuerpo, latín; OF, de, inglés; MY, may, mi, inglés; TERRE, terr, tierra, francés.

De la crónica "CORPUS IN MY TERRE, repartida por su autor el día jueves 26 de mayo en plena fiesta del Corpus en la que nuestros danzantes, con sus danzas, son los principales protagonistas.

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