“El sermón del Padre Alvadán decía: Hijos míos, siempre pregunto ¿hay chuño blanco? ¡No hay padre! ¿Hay pescadito de agua dulce? ¡No hay Padre! ¿Hay lana? ¡No hay Padre! ¿Hay chuño? ¡No hay Padre! Para el Corregidor ¿Hay llama? ¡Sí hay Padre! Para el Corregidor ¿Hay malla para cargar? ¡Si hay Padre! Para el Corregidor ¿Pueden tejer? ¡Sí podemos Padre! Para el Escribano ¿Hay plata? ¡Sí hay Padre! Para el tambero español, ¿Hay huevos de gallina? ¡Sí hay Padre! Para el Padre ¿Hay agua? ¡No hay Padre! ¿Hay leña de ichu para el Padre? ¡No hay Padre! Sería mejor que viniera otro Padre con su garrote, para que les haga entender mejor”.
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