Recordando las Bodas de Plata del Colegio San José de Sucre,
antes Huauco, que el próximo año 2014 celebra sus BODAS DE ORO.
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"Nadie puede ignorar, ni omitir que los últimos 50 años de la historia
de Sucre están ligados a la historia del colegio; nadie puede negar que los
aires del cerro “guishquimuna” cubren su gloria y el verde abrasador de la
pampa grande lo llena de esperanza. La gloria y la esperanza de nuestra sublime
Alma Mater nos une, como ayer nos vuelve a reunir en sus cálidos salones, en
sus corredores espaciosos y en su patio bañado por los rayos del sol tropical en donde cantamos
el himno patrio y festejamos jubilosamente la victoria de reñidas competencias.
Es en esta institución, con toda razón ponderada por el pueblo, el recinto
donde han transcurrido los más impetuosos años de nuestra febril adolescencia". Neptalí Zegarra, Director de la Revista Ecosucrense
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Himno al Colegio San José de Sucre
Himno al Colegio San José de Sucre
¡Altiva la frente
muy noble corazón
hagamos del gran sucre
nuestro gran pendón.
muy noble corazón
hagamos del gran sucre
nuestro gran pendón.
Con brazo potente
y mente preclara
hagamos un puente
a la eternidad.
Que es faro fulgente
el claustro que adoro
es yunque que forja
mi capacidad.
Y cuando la mente
domina el instinto
la vida se nos torne
inmarcesible bien.
¡Adelante, siempre adelante,
adelante “San José”… “San José”!
Autor del himno: Alfredo Rocha Zegarra
Director fundador del Colegio San José de Sucre
Director fundador del Colegio San José de Sucre
Oleo de Jorge Chávez Silva (Charro)
Alfredo Rocha Zegarra.- Nació el 17 de septiembre de 1917 en el distrito de Sucre. Hijo único de don Diógenes Rocha y de la
matrona Estefanía Zegarra, de honda raigambre
huauqueña. Realizó sus estudios primarios en
la Escuela Nº 85 y la secundaria en San Ramón
de Cajamarca, en donde destacó como fino
caricaturista y acertado retratista,
espectacular por su destreza en el manejo del
lápiz y los pinceles.
Inquieto y pleno de fantasía creadora,
vivió una existencia repleta de aventuras,
desarrollando múltiples actividades, aparte
de la de pintor: detective, profesor,
periodista, conferencista político, músico
exquisito, ejecutor de varios instrumentos y
hasta -según confesión propia- "aprendiz de
partero".
Inconstante y apasionado por la vida como
muchos artistas, Alfredo empezó muchas
carreras en diversas universidades que nunca
culminó, pero que le dejaron ese conocimiento
universal de los problemas de la humanidad
que fueron la plataforma de su quehacer
futuro. Hombre de honda emoción social,
abrazó con pasión la causa de los humildes,
arremetiendo con agudo sentido crítico contra
los terratenientes, las autoridades abusivas
y los que lucraban con el sudor de los
pobres, fustigándolos desde sus periódicos,
impresos a mimeógrafo e ilustrados por él
mismo, como "El Chalán", "El Fuscán" y otros
sueltos.
Naturalmente que esto le trajo la
animadversión de los poderosos que lo
consideraban "un tábano peligroso" y motivó
múltiples encierros que jamás lo hicieron
cejar en su magisterio. Organizó el sindicato
de tejedoras de sombreros y atacó duramente
el aprovechamiento político de los problemas
de la provincia como la Irrigación del Toro,
la Hidroeléctrica del Cantange o el problema
sanitario de la población.
Consciente de los problemas que aquejaban
a Celendín, organizó múltiples campañas
contra el alcoholismo que
degradaba especialmente a la juventud,
ante la incuria de las autoridades que
entonces y ahora nada hacen por erradicar ese
flagelo que azota a muchos hogares
celendinos.
Siguiendo el sino atávico de todos los
celendinos, viajó por todo el Perú, muchas
veces a pie, recorriendo la ruta del cronista
Huamán Poma de Ayala y el escenario de la
gesta de Túpac Amaru, residiendo muchos años
en el barrio artístico de San Blas en la
ciudad imperial del Cuzco, en donde se nutrió
de indigenismo y compartió experiencias con
otros artistas de la talla de Olave y
Gonzáles Gamarra. Datan de esa época muchas
de sus acuarelas que tienen un tema
neoindigenista, obras de gran expresividad
que demostraban que nadie como él, tenía ese
poder de síntesis que le permitía plasmar en
pocas líneas de gran impacto el
dramatismo de una escena.
En su vida de andariego impenitente
recorrió muchos países de Europa, Asia y el
norte de África, recorrió como caminante las
diversas regiones de España: "Un día vendí a
precio de remate todos mis enseres y
herramientas de trabajo y viajé a Europa...",
confesó a Jorge Wilson Izquierdo, poeta y
escritor celendino, muy amigo del artista, y
se fue a recorrer el camino de Antonio
Machado por Sevilla, Segovia y los tan
cantados campos de Soria, siempre con los
pinceles a cuestas, exponiendo en todos los
pueblos que visitaba todo el exotismo de un
país de maravilla, cuya grandeza ennobleció a
la España de los Habsburgo y los Borbón.
Radicó algunos años en Palma de Mallorca,
dedicado a la artesanía y a la acuarela, arte
que dominó a la perfección.
Gran aficionado a la tauromaquia, tuvo la
audacia de lanzarse como espontáneo en la
plaza La Feliciana, regalándonos hermosos y
osados lances taurinos que el público,
emocionado, ovacionó.
Este inmenso artista murió en Lima en
1972, en un extraño accidente de tránsito, en
circunstancias aún no esclarecidas. Su obra
artística se encuentra esparcida en diversas
colecciones de arte de todo el mundo; pero
por sobre todo, nos dejó la impronta de lo
que debe ser un celendino comprometido con su
pueblo. Sólo nos queda el sinsabor de que en
el pueblo donde nació y por el que siempre
luchó, no existe ni siquiera una calle con su
nombre, ni un museo que nos muestre su
grandeza de artista pleno de humanidad.
INTI RAYMI
Pleno del cromático e inefable ensueño
del fugaz y alegre amanecer serrano,
el mítico aliento del animista credo
se hace homenaje en la incaica mano.
Ya el Sol: Gran escultor del endentado cerro
del ande a tallar viene el agreste ritmo,
Fauna y Flora doblan la página del ensueño
y cósmico ciclo consagra el Inca altivo.
El ciclo que el Sol inicia en dócil gleba
recalentando el andén del agro incano
forja alegre la madurez de la mazorca,
que al convertirse en chicha que fermenta
cierra aquel ciclo el brindis soberano
con votiva fiesta al despuntar la Aurora.
Alfredo Rocha
La visión contemporánea de un Cristo
Surrealista, por Alfredo Rocha
Surrealista, por Alfredo Rocha
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