Un
nuevo avance en la construcción del pensamiento crítico y renovador
constituyó el evento del miércoles pasado (09 de octubre) en las
Cátedras literarias. En la parte introductoria de la conversación sobre
Literatura y Sociedad actual, se partió de la interrogante de hacia
dónde iba todo ese pensamiento progresista de la literatura y el arte
como creación crítica y contestataria
por naturaleza (y el compromiso del escritor), en un contexto del
capitalismo global que ha devastado los procesos sociales de cambio, los
paradigmas progresivos, instaurando el pensamiento único, el
pragmatismo y la totalización de la cultura de mercado (es decir,
barriendo desde el canon y la hegemonía del poder toda huella de cultura
que merezca tal nombre). Tanto que hemos visto a socialistas de ayer
convertidos en defensores del pensamiento posmoderno. Y a los que no,
guarecidos y a la defensiva.
Pero la respuesta de consenso ha sido, en el alentador intercambio de ideas, que no solo sigue vigente la necesidad de una literatura alineada con los intereses humanos de cambio, sino que es la única alternativa posible en tanto solo un nuevo orden social, como nunca antes, puede preservar las posibilidades de sobrevivencia humana dado el desbocado e irracional orden actual. Y esto está planteado en la propia crisis sistémica, y en todas las manifestaciones globales de descontento social en crecimiento.
Otras aristas se exploraron en la reunión, alrededor de esa perspectiva, como el recurrente tema de poesía pura y poesía social. Otro tema destacado fue la caracterización del boom literario de los 60 que, si bien guiado por el negocio editorial canonizó el formalismo técnico en la literatura, a partir del cual se descalificó como tradicional y anacrónica toda literatura anterior o no alineada con ese formalismo, por muy buena que fuera, también es cierto que, en el contexto de una época de ascenso revolucionario, se dio cabida a expresiones progresistas (García Márquez, etc), siempre que calzaran en ese novísimo formalismo técnico. Se evaluó que, en cambio, el neoliberalismo actual ha puesto directamente a la literatura mercantil como canónica.
En la parte final del evento se realizó un breve pero merecido homenaje al recientemente desaparecido escritor apurimeño Federico Latorre, fundador del Gremio. La semblanza del autor y la valoración de su obra estuvo a cargo de su dilecto amigo, el c. Jorge Luis Roncal.
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