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"Cuando el ánimo está cargado de todo lo que aprendimos a través de nuestros sentidos, la palabra también se carga de esas materias. ¡Y como vibra!"
José María Arguedas

martes, 2 de abril de 2013

Fujimori está deprimido

Por: Mg. Carlos Jibaja Zarat

A través de un reportaje televisivo se sabe, de acuerdo a la evaluación  realizada por la Comisión Médica Penitenciaria, que Fujimori presenta el siguiente grupo de diagnósticos: “no evidencia actual de cáncer en la lengua oral y displasia recurrente de lengua”, trastorno depresivo recurrente, hipertensión arterial, insuficiencia venosa periférica, gastritis crónica, lumbalgia crónica, quiste pancreático, hernia, artrosis lumbar. En este artículo, voy a referirme exclusivamente al diagnóstico de trastorno depresivo recurrente al tratarse de una apreciación clínica acerca de la salud mental, mi especialidad.


La evaluación médica establece que existe un trastorno depresivo, pero expresa un desacuerdo en el grado en que esa depresión se manifiesta. Tres psiquiatras de la Comisión sostienen que Fujimori tiene un Trastorno Depresivo Recurrente “con episodio actual depresivo grave sin síntomas psicóticos” y los otros dos psiquiatras que componen la Comisión, sostienen que Fujimori presenta un Trastorno Depresivo Recurrente “con episodio actual depresivo moderado”.

Precisemos. Los cinco Médicos Psiquiatras que lo evaluaron coinciden en que Alberto Fujimori está deprimido y que se trata de un trastorno crónico. Tres de ellos sostienen que se trata de una depresión severa, dos de ellos de una moderada. ¿Cuál es la diferencia?

Partamos del sentido común. Es altamente probable que cualquier persona que haya  perdido la libertad, esté encarcelado y tenga problemas crónicos de salud presente síntomas depresivos, leves o moderados. Es una alteración del estado de ánimo que bajo esas condiciones es esperable. Para hablar particularmente de  Fujimori, se trata de un ex presidente de la República que ha perdido, producto de que está preso, libertad, autonomía y el ejercicio de poder sobre otras personas.  Este hecho, para una personalidad autoritaria como la de él, es sumamente frustrante porque buena parte de su autoestima y estabilidad emocional se basa en las facultades y derechos mencionados. En otras palabras, es normal que Fujimori, al tener una pena privativa de la libertad por 25 años, tenga algún grado de depresión como lo tienen muchos reos en los penales del Perú y del mundo.

¿Qué significa que el trastorno depresivo no presente síntomas psicóticos?

Que el criterio de realidad, es decir la capacidad de verificación de los datos de la realidad, no está alterado. En otras palabras, que el paciente es responsable de lo que siente, piensa y hace y que no presenta alucinaciones visuales, táctiles, gustativas, etc. No confunde sus sensaciones y percepciones internas con la realidad objetiva. Tampoco su pensamiento es delirante, no presenta una convicción falsa o pensamiento fijo más o menos sistemático que implique un registro erróneo de la realidad. Las ideas delirantes, por lo general, se manifiestan como delirios de grandeza, persecutorios, de culpa, celos, de estar controlado por una instancia externa, entre los más frecuentes. En otras palabras, que la depresión de Fujimori no está en el nivel discapacitante de un cuadro psicótico.

Una persona con una depresión moderada puede presentar dificultades en el sueño (insomnio, por ejemplo), tristeza, desinterés por las cosas que le rodean, ideación pasiva de suicido, tendencia al llanto, pérdida de apetito y/o de peso, falta de concentración, fatiga, disminución de la capacidad de trabajo, sentimientos de culpa, autorreproches.

En contraste, una persona con un trastorno depresivo grave presenta alteraciones muy similares a las del tipo moderado, pero de una manera más intensa, persistente y extensa, a lo que se le debe agregar la “interferencia en las funciones para una vida autónoma”. Son personas que requieren de tratamiento clínico y asistencia de otras personas para sobrellevar sus síntomas y cuidado personal. 

El tema de la ideación suicida es importante para realizar una valoración del grado en que el trastorno se encuentra. Sin embargo, la sola presencia de la idea de suicidio no es determinante porque requiere su ponderación en relación a una evaluación integral de la personalidad y de los estresores del medio. El trastorno puede ser valorado en un nivel leve o moderado si es que la persona tiene un pensamiento pasivo de suicidio (“Ojala Dios me llevara”, “sería mejor si estuviera muerto”) sea este un pensamiento pasajero o persistente,  y no altere de manera directa sus capacidades autónomas.

El trastorno depresivo puede ser valorado como grave si es que existe la ideación activa y persistente de cometer suicidio, en el que existe un plan y una impulsividad significativa para cometer esa acción auto-destructiva. Otro elemento a considerar es si en el pasado la persona se ha intentado suicidar o si existe un trastorno de base como, entre otros, un trastorno psicótico o algún trastorno en el control de impulsos.

En el caso que Fujimori estuviera en una situación inminente de riesgo suicida – que por sus características de personalidad, es poco probable -  requeriría de una supervisión constante de personal clínico, en especial de personal de enfermería, tal como lo recomienda el parte médico.  En ese sentido, las recomendaciones son muy claras: “monitoreo constante de personal de enfermería”

Finalmente, la evaluación en la que se diagnostica a Alberto Fujimori  con un trastorno depresivo recurrente nos presenta a una persona con signos y síntomas de un trastorno en su estado de ánimo, que efectivamente le está afectando algunas de sus capacidades psicosociales, pero que son síntomas que pueden ser bien manejados con un adecuado tratamiento psiquiátrico, farmacológico y psicoterapéutico dentro del penal.

Fuente: Blog Coordinadora Nacional de Derechos Humanos

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