Por Eloy Jáuregui
Paolo Guerrero se quitó el buzo cuando ya estaba para finalizar el Corinthians-Cruzeiro en el estadio Pacaenbú el último miércoles y el “Timao” ya ganaba 2 a 0. Lucía la camiseta número 9 del campeón de la Copa Libertadores. Así, saltó a la cancha y de pronto descubrimos su corte de pelo. Horrible. Posmoderno antiguo. Parecía al Robert De Niro de Taxi Driver. No obstante, inescrupuloso y sagaz, Guerrero es El Peruano con mejor “feeling” del 2012 en estos valles del Señor. ¿Feeling? Sí, así se dice ahora del “camote” o “bobo” que se le tiene a los nacidos en estas tierras. Pasión y cariño que generan los peruanos y que nos llevan también a las comidas, las bebidas y otras marimoñas de la ternura. ¿Lesa humanidad? Aquí no existen mafias.
En reciente encuesta de La firma Arellano Marketing a un universo de connacionales entre 18 y 35 años en Lima, Arequipa y Trujillo –LA PRIMERA adultez--, resulta que a la pregunta de qué peruano es al que más se lo quiere con exagerada pasión, ganó un cocinero, segundo quedó un futbolista y tercero una boxeadora. ¿Feeling? Aquello que apasiona, conmueve, emociona y afecta. Entonces el líder resulta Gastón Acurio, luego el ya mencionado Paolo Guerrero y más atrás Kina Malpartida. Gastón tiene un 93% de pasión. Guerrero alcanza los 89% y Kina 33%. Extraño no. No figura ningún personaje de la esfera científica, cultural o política. Suena raro. No existe Vargas Llosa, Juan Diego Florez, Mario Testino, peruanos de ralea mundial.
Y por supuesto nadie conoce a un tal Víctor Isla ni aparece Nadine Heredia y mucho menos Daniel Abugattas. Del presidente no hablo, me lo han prohibido. Tampoco tengo ganas. ¿Periodista? Mencionan a Beto Ortiz pero no a Raúl Vargas Vega. Está Magaly pero ni en pelea de perros Rosa María Palacios. ¿Hildebrandt? Nadie lo “manya”, es muy breve su recuerdo. La encuesta es dramática cuando se refiere a aquello que nos llena de orgullo. Machu Picchu, el cebiche, el pisco sour, figuran en el imaginario de las mayorías. ¿Y Vallejo? ¿En qué equipo juega? ¿Basadre? Que es nombre de una avenida. ¿Raúl Porras? No haga preguntas difíciles.
Todo lo resuelve la gastronomía en el país donde la extrema pobreza hace que más de 5 millones de peruanos no coma o coma mal. El diente nacional, ahora impulsado por la televisión de forma escandalosa, habla de nuestro plato de bandera y nuestro escudo de sopera. El cebiche tiene un 41% de las preferencias. En segundo lugar, se ubicó el arroz con pollo 18,4% y en tercero el lomo saltado 7,9%. ¿El cebiche? Aquí discrepo, con mucho apetito pero casi arrepentido. El pescado en los mercados es carísimo, en Wong, peor. Pero hay ese deseo. El Peruano joven junta el salado entre el dulce y el picante. No es utopía, es sueño y fantasía. El cebiche es plato audaz, de valientes, de recuperación de cuerpos y afrodisiaco. Vale, sale con sexo y está bien. El pollo a la brasa que es grasoso y se mastica en todo el territorio de la república, es de familia, de “cochos”, para comer con la mano y con ají molido. El pollo a la brasa no otorga caché ni es abolengoso.
Yo prefiero los anticuchos pero ese es mi corazón, no el de los jóvenes. Mis hijos piden cebiche a los gritos. El cebiche viene con cervezas y luego sale con ron. Eso quieren, verdaderas emociones fuertes. Aquí la Inca Kola es para los tías. Y en el orden de los postres, la encuesta revela que la Mazamorra morada es la reina. Luego el Arroz con leche. Sigo discrepando. Mazamorra de sobre, acepto. Pero he visto en mis trabajos de campo, en Gamarra por ejemplo, la masa pide “combinado”, los dos postres en un solo vaso descartable. Esa es, como el gran plato etnocacerista, el “Desmonte”, un mix como el ya remanido “aeropuerto”, plato de cojones, con Cebiche, Chanfainita, Papa a la huancaína y Fideos rojos.
Cuando se habla de Música peruana la encuesta agarra drama nacional. Gana lejos Gianmarco con un 51%. Muy atrás viene el “Grupo 5” con 9% y al fondo aparece Eva Ayllón con apenas 2%. ¿Gianmarco? ¿Grupo 5? No puede ser. Pero ese es el resultado. Los jóvenes los prefieren buenitos, sin mañas, patrióticos y chancones. ¿Salsa? No hay. ¿Valses? Qué es eso. ¿Boleros? No friegues tío. Es decir, nuestro acervo musical está en manos de un cantante que le canta a la nada, a la esperanza amorosa y al desperdicio del amor. Y la cumbia es aquel híbrido de una moda que viene del romance de la “pollada” y el surgimiento de la clase mercachifle.
Otro resultado genera el “Pisco sour”. A decir de los jóvenes, es nuestro cocktail bicolor. Yo pregunto cuántos tomaron ese brebaje bien preparado, digamos en los salones del “Maury” o el “Bolívar”. Pocos. Y de dónde viene tanto amor. De la enorme campaña mediática que se instaló en el deseo de tener un trago apitucado y de sonoras resacas. Y cuántos lo saben preparar. Casi nadie. Yo he visto a mis alumnos destapar una botella de vodka u otra de ron y celebrar el día de la nada. O acaso no es más fácil una buena cerveza helada. Entonces concluyamos que la encuesta demuestra una falacia. Que lo peruano en principio no existe. Que la pasión de los jóvenes está maquillada. Así no es pasión. He tomado “Pisco sour” en cuanta cuchipanda asistí. Y ha sido como tomar pisco Chileno. Horroroso.
La encuesta es una fotografía cruenta dEl Peruano realmente existente. Un ciudadano que es hijo de la década más oprobiosa de nuestra historia. Los peruanos de 35 años son aquellos que a los 20 vivieron con los más acendrados valores del régimen fujimontesinista. Qué otra respuesta quiere encontrar sino la que se mueve entre íconos andróginos, platos de programas culinarios, y tragos de revistas. Este es el futuro de esa generación que nació con la corrupción y la anomia. Una generación sin lecturas, con apenas el sambenito de la superación personal y la más egoísta de las vidas. Jamás un cocinero puede ser mejor que un poeta pero las encuestas lo dicen. Qué pena.
En reciente encuesta de La firma Arellano Marketing a un universo de connacionales entre 18 y 35 años en Lima, Arequipa y Trujillo –LA PRIMERA adultez--, resulta que a la pregunta de qué peruano es al que más se lo quiere con exagerada pasión, ganó un cocinero, segundo quedó un futbolista y tercero una boxeadora. ¿Feeling? Aquello que apasiona, conmueve, emociona y afecta. Entonces el líder resulta Gastón Acurio, luego el ya mencionado Paolo Guerrero y más atrás Kina Malpartida. Gastón tiene un 93% de pasión. Guerrero alcanza los 89% y Kina 33%. Extraño no. No figura ningún personaje de la esfera científica, cultural o política. Suena raro. No existe Vargas Llosa, Juan Diego Florez, Mario Testino, peruanos de ralea mundial.
Y por supuesto nadie conoce a un tal Víctor Isla ni aparece Nadine Heredia y mucho menos Daniel Abugattas. Del presidente no hablo, me lo han prohibido. Tampoco tengo ganas. ¿Periodista? Mencionan a Beto Ortiz pero no a Raúl Vargas Vega. Está Magaly pero ni en pelea de perros Rosa María Palacios. ¿Hildebrandt? Nadie lo “manya”, es muy breve su recuerdo. La encuesta es dramática cuando se refiere a aquello que nos llena de orgullo. Machu Picchu, el cebiche, el pisco sour, figuran en el imaginario de las mayorías. ¿Y Vallejo? ¿En qué equipo juega? ¿Basadre? Que es nombre de una avenida. ¿Raúl Porras? No haga preguntas difíciles.
Todo lo resuelve la gastronomía en el país donde la extrema pobreza hace que más de 5 millones de peruanos no coma o coma mal. El diente nacional, ahora impulsado por la televisión de forma escandalosa, habla de nuestro plato de bandera y nuestro escudo de sopera. El cebiche tiene un 41% de las preferencias. En segundo lugar, se ubicó el arroz con pollo 18,4% y en tercero el lomo saltado 7,9%. ¿El cebiche? Aquí discrepo, con mucho apetito pero casi arrepentido. El pescado en los mercados es carísimo, en Wong, peor. Pero hay ese deseo. El Peruano joven junta el salado entre el dulce y el picante. No es utopía, es sueño y fantasía. El cebiche es plato audaz, de valientes, de recuperación de cuerpos y afrodisiaco. Vale, sale con sexo y está bien. El pollo a la brasa que es grasoso y se mastica en todo el territorio de la república, es de familia, de “cochos”, para comer con la mano y con ají molido. El pollo a la brasa no otorga caché ni es abolengoso.
Yo prefiero los anticuchos pero ese es mi corazón, no el de los jóvenes. Mis hijos piden cebiche a los gritos. El cebiche viene con cervezas y luego sale con ron. Eso quieren, verdaderas emociones fuertes. Aquí la Inca Kola es para los tías. Y en el orden de los postres, la encuesta revela que la Mazamorra morada es la reina. Luego el Arroz con leche. Sigo discrepando. Mazamorra de sobre, acepto. Pero he visto en mis trabajos de campo, en Gamarra por ejemplo, la masa pide “combinado”, los dos postres en un solo vaso descartable. Esa es, como el gran plato etnocacerista, el “Desmonte”, un mix como el ya remanido “aeropuerto”, plato de cojones, con Cebiche, Chanfainita, Papa a la huancaína y Fideos rojos.
Cuando se habla de Música peruana la encuesta agarra drama nacional. Gana lejos Gianmarco con un 51%. Muy atrás viene el “Grupo 5” con 9% y al fondo aparece Eva Ayllón con apenas 2%. ¿Gianmarco? ¿Grupo 5? No puede ser. Pero ese es el resultado. Los jóvenes los prefieren buenitos, sin mañas, patrióticos y chancones. ¿Salsa? No hay. ¿Valses? Qué es eso. ¿Boleros? No friegues tío. Es decir, nuestro acervo musical está en manos de un cantante que le canta a la nada, a la esperanza amorosa y al desperdicio del amor. Y la cumbia es aquel híbrido de una moda que viene del romance de la “pollada” y el surgimiento de la clase mercachifle.
Otro resultado genera el “Pisco sour”. A decir de los jóvenes, es nuestro cocktail bicolor. Yo pregunto cuántos tomaron ese brebaje bien preparado, digamos en los salones del “Maury” o el “Bolívar”. Pocos. Y de dónde viene tanto amor. De la enorme campaña mediática que se instaló en el deseo de tener un trago apitucado y de sonoras resacas. Y cuántos lo saben preparar. Casi nadie. Yo he visto a mis alumnos destapar una botella de vodka u otra de ron y celebrar el día de la nada. O acaso no es más fácil una buena cerveza helada. Entonces concluyamos que la encuesta demuestra una falacia. Que lo peruano en principio no existe. Que la pasión de los jóvenes está maquillada. Así no es pasión. He tomado “Pisco sour” en cuanta cuchipanda asistí. Y ha sido como tomar pisco Chileno. Horroroso.
La encuesta es una fotografía cruenta dEl Peruano realmente existente. Un ciudadano que es hijo de la década más oprobiosa de nuestra historia. Los peruanos de 35 años son aquellos que a los 20 vivieron con los más acendrados valores del régimen fujimontesinista. Qué otra respuesta quiere encontrar sino la que se mueve entre íconos andróginos, platos de programas culinarios, y tragos de revistas. Este es el futuro de esa generación que nació con la corrupción y la anomia. Una generación sin lecturas, con apenas el sambenito de la superación personal y la más egoísta de las vidas. Jamás un cocinero puede ser mejor que un poeta pero las encuestas lo dicen. Qué pena.
Fuente: Diario La Primera, domingo 29 de julio 2012
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