Desde Chungo y batán saludamos a todos los
MAESTROS del mundo, hombres que se identificaron e identifican con la realidad
social de sus alumnos y de su pueblo: "aquellos que conocen el barrio donde
viven, saben a qué huelen sus calles, qué pasa en sus esquinas, cómo son por
dentro las caras de sus gentes, en qué
sueñan, cuál es su dios, quién su esperanza, dónde se encuentran sus alegrías y
dónde sus tristezas”.
A continuación algo de las obras de dos auténticos MAESTROS de nuestra tierra:
A continuación algo de las obras de dos auténticos MAESTROS de nuestra tierra:
Caramelos para endulzar la vida
(Cuento)
En memoria de mi
padre
Purificación Culqui Puiquín
Cómo recuerdo clarito
aquellos tiempos.
Tenía seis años y unas ganas
inmensas de ir a la escuela.
Mi espíritu infantil se
había llenado de ilusiones. Aprender a leer, a escribir, a sumar, tener varios
amigos con quienes jugar y, sobre todo, conversar con el profesor, de quien me
habían dicho sabía muchas cosas bonitas.
.
.
Así fue mi idea; pero mis
padres, en un inicio, no estuvieron de acuerdo.
En aquel entonces, la mayoría
de la gente del pueblo decía: “ir a la escuela es perder el tiempo”, “solamente
se van a jugar y no aprenden nada”, los profesores son unos haraganes”. Éstos y
muchos pretextos más argumentaban para no enviar a sus hijos a la escuela.
.
.
Transcurría, pues, el mes de
marzo en el pueblo de La Jalca ,
golpeado por torrenciales lluvias. Muy pocos se acercaban a la matrícula. Había
poco interés por la educación.
.
.
A pesar de mis súplicas y
ruegos, acompañados incluso con abundantes lágrimas, mi padre me dijo que nunca
me enviaría a ese lugar de haraganes.
.
.
Por eso perdí la esperanza
de ir a la escuela.
.
.
Estaba desconsolado. Muy
triste estaba, aunque también tenía harta rabia.
.
.
Iba ya a terminar el mes de
marzo, cuando como una chispa una gran noticia encendió nuevamente la alegría
de mi corazón.
.
.
A La Jalca había llegado el
profesor Purificación, llamado cariñosamente Puri, quien como jalquino había
tomado la iniciativa y determinación de que todo padre de familia matricule a
su hijo en forma obligatoria. Luego se supo también que él, más un Policía, el
Juez y el Presidente de la
Comunidad , irían casa por casa exigiendo que cumplan el deber
de educar a sus hijos, caso contrario, las autoridades iban a castigar
severamente su irresponsabilidad.
.
.
Con esta noticia, como les
cuento, bastante me alegré.
.
.
Dije entre mí: “Mi papá,
seguro, teniendo miedo al castigo me matriculará”.
Pero todo no fue así.
.
.
Al conocer el propósito y la
misión del Profe Puri, mi padre, una tarde me llamó:
.
.
-
¡Ven
acá!, quiero que me escuches muy bien.
-
Ya
tayta –le contesté medio tembloroso.
- Mañana,
pasado o cualquiera de estos días seguro vendrán a visitarnos el nuevo profesor
y las autoridades del pueblo para exigirme que te ponga en la escuela; pero
como no quiero que te vayas, tú te harás el mudo. No hablarás nada. Cuando te
pregunten algo, como si no entendieras, no respondes nada. En señas puedes
indicar algo; pero por ningún motivo debes hablar. Tienes que comportarte así
como el Conshe upa que solamente mueve las manos y grita. ¿Escuchaste?
-
Sí
Taitita –contesté. Pues tenía que obedecer las órdenes de mi padre.
Efectivamente, al segundo día, llegó el profesor Puri acompañado de varias personas, de las autoridades seguramente. Mi papá viéndoles venir por la calle quiso esconderse, pero ya no pudo. Les recibió de muy mala gana, diciéndoles que no tiene más que un hijo mudo y cómo le iba a poner así en la escuela.
.
Ya quisieron retirarse, pero
de repente el profe Puri dijo:
.
.
-
Primo,
déjanos verlo. Quiero conocer a mi sobrino aunque sea mudo.
.
.
Yo, como escuchaba todo, ahí
recién me enteré de que el profe Puri era mi tío. Esto más alegría me dio,
pues, pensé “me escaparé algún día y le contaré a mi tío mis anhelos de
estudiar”.
.
.
Me hicieron toda clase de
preguntas y yo, solamente, respondía con señas. Pero seguramente no lo hacía
igual que los mudos de verdad, por esa razón, tío Puri se dio cuenta seguro que
todo era una mentira.
.
.
Entonces buscó la manera de
hacerme hablar.
.
.
Clarito me acuerdo que,
delante de mi padre y de las autoridades, sacó un caramelo anaranjado. Luego le
acercó un poco a mí.
.
.
Una sola vez había probado
caramelo y ¡qué rico había sido! Acordándome de esto, la tentación y las ganas
de probar otra vez el caramelo que me ofrecía tío Puri hizo que me olvide por
completo de la orden de mi padre:
.
.
-
¡Sí,
profe! ¡Alla llau, profe! ¡Mishque es! ¡Démeste tiito!
.
.
Entonces, él, sacándole su
plastiquito, me alcanzó como una hostia a la boca:
.
.
-
Esto
te hará hablar más hijito.
.
.
Probé en ese instante la
dulzura del caramelo, sin pensar siquiera en la paliza que podría recibir más
tarde.
.
Mi padre se puso rojo. No
sabía qué decir. Serenándose un poco pidió muchas disculpas.
.
.
Entonces mi tío Puri,
perdonando la mentira de mi padre, habló harto sobre la importancia de la
educación en el desarrollo y progreso de la persona y de los pueblos. Además
dijo que cuidadito me esté pegando y que él iba a ser mi maestro.
Al saber todo eso, mi padre,
se quedó convencido de que yo iría a la escuela.
Los seis años de escuela los
llevé con mi tío Purificación.
.
Seis años agradables que
pasaron volando. De aquí lo que más recuerdo son los maravillosos cuentos que
nos narraba.
.
Recuerdo clarito que antes
de comenzar a narrar un cuento nos solía decir:
.
-
Hijos,
los cuentos son los caramelos para endulzar la vida.
.
(*) De “Los cuentos del tío
Puri” Napoleón Culqui Valdez (La
Jalca , 1969). Es profesor de Lengua y Literatura. Ha
publicado el 2000 el poemario “Perfil de mi palabra” y la obra teatral “La madre
Lupita y la vocación como expresión de la voluntad divina”.
.
.
“Cuentos del tío Puri” es la
colección de relatos que nacen de la savia popular y que ya tienen un méritop
propio, no sólo por el humor, la frescura y la belleza, sino también porque han
sido recreados respetando la tradición oral”.
-
-
Caritas Chachapoyas.
Lápiz
(Poema)
.
.
Lápiz de piedra dura
que ablandas corazones
dame la suerte pronto
para dibujar sin nubarrones
en el cielo, en mi plana
Rayos y relámpagos
luego escribiré el nombre
de mamá y los luceros
Ya tengo en orden mis ideas
Con mi lápiz compañero
Ágil escribo en el aire
y en el agua
palabras dulces
Colgaré macetas en mi
escuela
de pensamientos floridos
dibujaré seguro, agradecido,
un lápiz de siete colores
.
.
(*) Del libro “Llueve a
cántaros” de Jorge Horna. “Maestro que hace confluir, en este poemario…, la
blancura universal de las tizas y de la paz con el arco iris inmarcesiblemente
humano de todas las sangres…” Víctor T. Rioja Arteidea Revista de Cultura Nº 3.
0 comentarios:
Publicar un comentario