Raúl Zibechi
La Jornada
Hace cuatro décadas, el intelectual y militante peruano Alberto Flores Galindo desgranaba su opinión sobre las elecciones, en un breve comentario a propósito de los resultados de las votaciones para la Asamblea Constituyente, en las que el dirigente campesino-indígena Hugo Blanco obtuvo 30 por ciento de los sufragios, en junio de 1978.
“El voto universal, individual y secreto ha sido una invención genial de la burguesía. El día de una votación las clases y grupos sociales se disgregan en una serie de individuos que dejan de pensar colectivamente, como sí ocurre en las huelgas, las manifestaciones o cualquier otro acto de protesta, y en la ‘cámara secreta’ emergen entonces las dudas, los temores, las incertidumbres que llevan a optar por lo establecido, por el pasado y no por el cambio” (Obras Completas, tomo V, Lima, 1997, p. 89).
Flores Galindo fue uno de los más consecuentes y notables pensadores en los años 70 y 80, cuando el Perú estaba atenazado entre la violencia estatal y la de Sendero Luminoso, en una guerra que tuvo un costo de más de 70 mil muertos. Su investigación Buscando un Inca: identidad y utopía en los Andes, publicada en 1986, obtuvo el Premio Ensayo de Casa de las Américas en Cuba. Fue fundador de SUR, Casa de Estudios del Socialismo, que agrupó a buena parte de la intelectualidad de la época, y militó en el Partido Unificado Mariateguista, al que también pertenecía Hugo Blanco.
Su breve reflexión sobre las elecciones tiene gran actualidad y muestra la crisis del pensamiento crítico. En primer lugar, permite distinguir entre las libertades democráticas y el hecho de fundar una estrategia política en la participación electoral. Si las libertades fueron conquistadas por largas y potentes luchas colectivas de los oprimidos, las elecciones son el modo de dispersar esa potencia plebeya.
En segundo lugar, no critica la participación electoral, sólo advierte sobre el hecho incontestable de que se trata de jugar en el terreno de las clases dominantes. No esgrime un juicio ideologizado, sino centrado en cómo el sistema electoral disgrega a los de abajo en una miríada de individuos aislados que, al estar atomizados, dejan de ser una fuerza social para entregarse a la manipulación de los poderes del sistema. El pensamiento colectivo que emerge en las acciones populares deja paso a la individualización, en la que siempre se imponen miedos y prejuicios.
Sería necesario desarrollar ambos argumentos. Por un lado, la reflexión de Flores Galindo conecta con la de Walter Benjamin en su Tesis sobre la historia, cuando asegura: El sujeto del conocimiento histórico es la clase oprimida misma, cuando combate (Tesis XII). No es un tema menor. En el recodo de la historia que le tocó vivir, Benjamin entendió que si los oprimidos no están organizados, son incapaces de comprender el mundo, están ciegos y son presa del modo de ver de los poderosos. El problema no son los medios del sistema (y vaya que son un problema), sino nuestra incapacidad de organizarnos, que es el modo de ser nosotros, o sea colectivos que combaten y, por tanto, comprenden.
El problema de lo electoral consiste, a mi modo de ver, en fundar una estrategia de cambios en la participación en elecciones, en la llamada acumulación de fuerzas que se resume en sumatoria de votos. En nuestro continente hemos asistido a una sucesión de luchas muy potentes capaces de desplazar gobiernos conservadores, que poco después se disuelven en las urnas, instalando otros gobiernos –a veces mejores, otras veces peores– que suplantan la acción colectiva y la organización de los de abajo.
La mayor parte de los partidos comunistas focalizaron su actuación en una estrategia de este tipo, colocando la organización popular a remolque de la acumulación electoral. Con el tiempo, esa estrategia se generalizó y se convirtió, después de la caída del socialismo real y de las derrotas de las revoluciones centroamericanas, en el modo de acción único de las izquierdas institucionales.
La individualización a través del voto tiene varias consecuencias nefastas. Además de la mencionada por Flores Galindo, la disolución o neutralización de la organización colectiva, aparece otra: en el proceso de trocar lo colectivo en individual se facilita la cooptación de los dirigentes porque en estos procesos se autonomizan las bases, algo prácticamente inevitable cuando se convierten en representantes. El sujeto se disuelve cuando impera la lógica de la representación, ya que sólo es posible representar lo que está ausente.
Sin embargo, el voto universal, individual y secreto reviste de legitimidad a los elegidos, y esa es la genialidad que denuncia el peruano. Cuando los gobiernos de las clases dominantes se sienten acorralados, como le sucedió al presidente Eduardo Duhalde en junio de 2002 en Argentina, ante una potente arremetida popular, convocan a elecciones como forma de dispersar los poderes de abajo. Es un dispositivo de vigilancia y control que consiste, como aseguraba el propio Duhalde, en sacar a la gente de la calle para devolverla a sus casas y sentarla frente a los televisores.
Porque la lógica del elector y la del televidente es la misma: al poder no le importa lo que cada quien piensa, siempre que lo haga en la soledad de su casa, sentenció en algún momento Noam Chomsky. El problema para los de arriba, por tanto, es la acción y la reflexión colectivas.
Sería maravilloso que el poder que nace de la organización/movilización popular se viera potenciado y retroalimentado por la participación electoral. La realidad dice lo contrario, como podemos apreciar en todos los procesos, y estos días de modo especial en el Estado español, donde los electores de Podemos contemplan cómo sus elegidos negocian en nombre de quienes los eligieron, pero cada vez más distantes de ellos. La actividad institucional que se deriva de los procesos electorales termina por desplazar del centro del escenario a las organizaciones de los de abajo.
Todo lo sólido se desvanece en las urnas.
¿SUSPENDER EL PROCESO ELECTORAL?
Escribe: Milcíades Ruiz
En un partido de futbol, suele suceder hechos que obligan al juez a suspender el juego por falta de garantías, ya sea porque está en peligro la integridad física de los jugadores o porque las tribunas se tornan violentamente peligrosas. Tal es la situación en el actual proceso electoral que quizá amerite suspenderlo por falta de garantías para que el país tenga un próximo gobierno honorable. Los candidatos más promocionados por las encuestadoras y medios de información tienen graves objeciones por deshonestidad, corrupción, narcotráfico y otras inmoralidades que los descalifican, a pesar de lo cual no se frena la prevista fatalidad.Vemos venir el desastre pero nos resignamos sin buscar una salida.
Ver candidatear a los mismos políticos de siempre, a los reconocidos corruptos buscando la reelección, al lumpen político acomodarse en los mejores lugares sin ninguna ética, a los sicarios lobistas, familiares de candidatos y demás basura política tomando protagonismo electoral realmente nos causa desaliento y pérdida de fe en las masas dada su alienación política. Es indignante ver a los más corruptos dar conferencias precisamente sobre corrupción como cerdos que se revuelcan felices en el lodo del cinismo. El espectáculo electoral es francamente repugnante.
Todos nos indignamos por la podredumbre del proceso electoral pero solo nos tapamos las narices sin que nadie tome una iniciativa que se convierta en movimiento que frene los peligros que se avecinan. Está en juego la dignidad del país y el destino de más de 31 millones de compatriotas pero el desastre electoral sigue inexorablemente como la “Crónica de una muerte anunciada”.
Todos sabemos que hay candidatos muy voceados que en vez de currículos tienen un prontuario delincuencial pero que vienen desarrollando una campaña electoral con mucho dinero de origen desconocido. En la práctica, ser corrupto ya no es impedimento para acceder al poder y el honrado está vetado. Entonces, si el dinero es el eje central del proceso electoral por encima de los principios democráticos, tenemos un proceso que está viciado y prostituido. Un aplazamiento del proceso sería preferible antes que tener un cantado gobierno mafioso, poseído por el narcotráfico, corrupto, inmoral y antipatriótico.
Es mejor prevenir que lamentar y suspender el proceso a todas luces fraudulento. El fraude electoral no es solo propio del conteo de votos sino fundamentalmente está en todo el proceso. Se dice no a las viejas caras políticas pero cuidado con las caras nuevas. Todo es relativo. Nos puede pasar lo mismo que en 1990 que nos llevó al neoliberalismo y lo nuevo podría conducirnos a ratificar el TPP para acabar con nuestras esperanzas de liberación.
Esos candidatos maleados y aladinos que aparecen con lámpara maravillosa, están dando motivos de sobra para que se justifique cualquier golpe de Estado y probablemente tendrían gran apoyo popular. Entonces mejor sería tener un gobierno interino el 28 de Julio. La última experiencia que modificó el calendario electoral fue con motivo de la “marcha de los cuatro suyos” y se pudo reprogramar con un presidente interino. Esto permitiría ir a una modificación sustancial del régimen electoral que garantice una democracia equitativa y realmente representativa que acabe con el caudillismo.
Si revisamos caso por caso a cada uno de los candidatos actuales vamos a encontrar que ninguno procede de un proceso democrático verdadero sino falsificado. ¿A quiénes representan los caudillos políticos y los candidatos al Parlamento? ¿Al campesinado, a los pescadores, a los obreros fabriles, a los industriales, a los mineros artesanales, a los policías, a los trabajadores transportistas, a los microempresarios? Revisen los planes de gobierno y constatarán que no están las demandas de estos sectores sobre los que se sostiene el PBI.
Tal como están las cosas, acceden al poder solamente los zánganos que parasitan a las transnacionales y a los grupos de poder económico. Es tiempo pues de cambiar la democracia del dinero por una democracia realmente representativa de las fuerzas sociales de la nación. El actual régimen electoral impide la participación de las fuerzas populares porque carecen de dinero aunque son mayoría. En cambio encumbra a los patrocinados por el poder económico nacional y extranjero aunque son solo una banda política de un mismo cartel neoliberal.
¿Por qué los gremios sectoriales y colegios profesionales que son mucho más representativos que muchos candidatos y partidos políticos no pueden participar en el proceso electoral? ¿Por qué segregar a la institucionalidad social no política? ¿No sería más eficaz tener en el Parlamento a las personas que más conocen cada sector económico? ¿Por qué permitimos que los oportunistas accedan al poder sin tener ninguna representatividad?
Hay pues muchos aspectos a corregir en el régimen electoral y, en vista de la situación vergonzosa del Sodoma electoral actual, podría ser una ocasión oportuna cambiar las condiciones para obtener un resultado diferente. Una suspensión por un año sería beneficiosa para el futuro nacional y será más equitativo para las opciones populares que podrán prepararse mejor y tener menos desventajas frente a los testaferros del dinero.
Por su puesto que esta propuesta resulta inaceptable para los que ya se frotan las manos de apoderarse del poder político pero nada cuesta plantearlo aunque sea en solitario. Por lo menos, es una sugerencia. Peor podría ser la indiferencia y no decir nada, favoreciendo a quienes se benefician con nuestra sumisión. El muro de los lamentos no nos sirve en este caso.
Febrero 2016
(Remitido por Milcíades Ruiz el 11.2.2016)
13-02-2016
Perú
De plagios, y otros crímenes
Gustavo Espinoza M.
Rebelión
Para un docente de enseñanza media -como es el caso de quien escribe esta nota- el plagio es algo aberrante. Cuando un alumno plagia en el colegio ante un examen o cuando copia un texto de una obra, y lo presenta cono suyo al entregar una asignación; bien puede considerarse el hecho no sólo como una acción fea, sino también como una falta grave, que amerita una sanción pronta y drástica.
De hecho, el autor de ese desaguisado, es suspendido de inmediato, retirado del aula, y descalificado. Y si tiene pendiente una nota por su material así presentado, ésta será reprobatoria.
El plagio es para las personas, desde los años de la infancia, una práctica vergonzosa que merece castigo. Pero si así es en la vida escolar, en la actividad ciudadana es por cierto, peor. Plagiar un texto para presentarlo como propio, simplemente denigra a quien lo hace, pero también envilece la relación humana. El autor de eso, no tiene autoridad moral para mirar a los demás sin agachar la cabeza, ni tampoco puede pretender ejercer la jefatura del Estado.
Pero hay cosas peores…
Preparar y organizar Comandos de Aniquilamiento para eliminar adversarios; habilitar centros clandestinos de reclusión para encerrar personas y someterlas a tratos crueles, inhumanos y degradantes; institucionalizar a tortura como método para extraer confesiones y humillar a otros; abatir impunemente a presos rendidos encarcelados en una isla o en un reclusorio cualquiera; disparar contra pobladores de regiones olvidadas, campesinos sin armas, mujeres indefensas o jóvenes que protestan en la calle, con motivo, o aún sin él; esterilizar mujeres y promover programas de exterminio contra poblaciones nativas; llevarse en maletas escondidas barras de oro del Banco Central; rematar empresas públicas y acumular fortuna con procedimientos ilícitos, todo eso, es mucho peor.
Los responsables de esas acciones -porque las ejecutan, ayudan a su realización, o simplemente benefician con ellas-, son pasibles en una dura sanción moral, pero también penal.
Ellos tampoco tienen autoridad moral, ni ética, ni derecho alguno para pretender erigirse como mandatarios de una Nación, aunque la desprecien.
Viene esto al caso, porque alude a una lacerante realidad que nos subleva.
En verdad, el señor Cesar Acuña es responsable de acciones repulsivas. Pero iguales, o peores han sido las acciones de los que la gente llama despectivamente “el quinteto de la muerte”, es decir, los 5 “candidatos mayores” que postulan para los comicios de abril. Keiko, Alan, PPK, Toledo y el mismo Acuña -ninguno de ellos- puede verse beneficiado con el voto ciudadano.
Estamos tan sólo a dos meses de las elecciones generales del 2016, y los medios de comunicación -“la prensa grande”- llena sus páginas con la glorificación de unos, y la descalificación de otros.
Glorifica a los peores. Y descalifica a los pocos que tienen dignidad y coraje, o simplemente buscan diferenciarse de la gavilla poderosa que anhela preserva privilegios que nunca perdieron, pero que temen perder.
Ellos invierten inmensas fortunas para convencer al electorado –“electarado”, lo llaman, porque lo desprecian- respecto a sus intenciones. Buscan engañarlo, para lograr que la gente vote por ellos, aunque luego los ciudadanos se arrepientan amargamente.
Y son tan torpes como Aldo M. en la entrevista con Verónica Mendoza. Y formulan preguntas tan idiotas que pueden responderse de la manera más simple: “si usted hubiera sido gay en 1960 -le preguntaron a la candidata del FA- dónde hubiera preferido vivir ¿en NuevaYork, o en La Habana?” Ella bien podría haber retrucado: “si usted hubiera sido negro en 1960, ¿dónde habría preferido vivir: en Alabama, en La Habana?
La ofensiva de prensa se ha conducido de tal modo que todos están convencidos que Keiko Fujimori ganará la “primera vuelta”. Lo han dicho tanto –y lo han reafirmado con las “encuestas de opinión”,- que hoy todos lo creen. Incluso los candidatos que nominalmente debiera luchar contra ella, y derrotarla. Ya no lo hacen.
Convencidos como están que ella tiene la mayor votación, luchan entre sí por el segundo puesto, para pasar con ella, a la segunda ronda. Entonces se muerden y se atacan sañudamente para descalificarse unos a otros. Piensan que si el “otro” baja en la estima ciudadana, entones “el” se beneficiará y podrá disputar el “repechaje”.
Ni siquiera reparan en el hecho que, en segunda vuelta no será necesario que nadie obtenga el 50% de los votos. Basta que tenga uno más que su adversario para que gane. En otras palabras, quien salga segundo necesitara de los votos de los demás para derrotar a la “chinita de la yuca”. Si las heridas que se produjeron antes fueron profundas, esa suma será inviable. Y la Keiko se los agradecerá., Como sugiere César Hildebrandt, ella ganará “al galope”.
Todo ello ocurre porque estamos ante “el juego democrático”. Gracias a él, los peruanos tenemos el privilegio de acercarnos cada cinco años a las urnas y elegir a las personas que –desde posiciones de Poder- habrán de defraudar nuestras expectativas. Ahí acaba el cuento.
Luego de la “consulta ciudadana” los votantes deberán esperar cinco años más para que vuelva a funcionar la “democracia”. Y otra vez, ella será igual: candidatos corruptos, promesas gaseosas, partidos improvisados, vientres de alquiler. Pero “la prensa grande” nos hablará del “ejercicio democrático” y de la “responsabilidad ciudadana”.
Pocos se han puesto a pensar en asuntos de fondo. Veamos sólo dos. Una cosa es la esencia de la democracia; y otra, las formas democráticas.
Lo que nosotros conocemos como “democracia”, no es la esencia, sino las formas: elecciones periódicas, “alternancia” en el Poder, “partidos” que compiten entre si, respeto al sufragio, voto preferencial; y otras acotaciones. Pero todas ellas no son sino “formas democráticas”, carentes de contenido, que no dicen nada. Ni siquiera nos hablan del rumbo del Perú, ni de sus problemas.
La esencia de la democracia, es otra. Es la que permite la participación activa y constante de los ciudadanos en las tareas de control, fiscalización de acciones, e incluso en la discusión y aliento de leyes y normas
Podríamos aludir a algunos ejemplos. En Venezuela -donde la “prensa grande” asegura que “no hay democracia”- el gobierno bolivariano convocó al pueblo 18 veces para elecciones, revocatorias o consultas. Incluso la Constitución de ese país fue objeto de debates públicos y múltiples.
Y en Cuba -donde la “prensa grande” dice que “tampoco hay democracia”- la ciudadanía goza de la mejor educación de América Latina acreditada así por la UNESCO; de salud gratuita, empleo pleno, salario puntual; cultura, deportes y recreación. Allí, cualquier iniciativa importante, es consultada a la ciudadanía. Hoy mismo, el programa de cambios introducidos en la economía y en la vida cubana, ha sido materia de una consulta prolongada y exhaustiva.
Aquí nada de eso ocurre. La gente no se le consulta nada. Se le impone todo. Incluso, los fraudes electorales.
Por eso, al hablar de plagios y otros crímenes, hay que mirar el fondo y no quedarse en las formas.
Gustavo Espinoza M. Del Colectivo de Dirección de Nuestra Bandera / http:/nuestrabandera.lamula.pe.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
MANUAL DEL ELECTOR MOSCA. ¿CÓMO TRATO DE VOTAR SIN MORIR EN EL INTENTO?
Por: Iván Salas Rodríguez (*)
Recordaba cuando hace meses atrás mi sobrino Francisco opinaba lo siguiente: “Peleamos como leones, votamos como burros”. Francisco es un joven y destacado profesional a quien le jode todo lo que está pasando: la demagogia, la mentira a cuestas, la promesa incumplida, “el sálvese quien pueda compadrito”, el malévolo pendejismo criollo, la corrupción y su amante: la mediocridad académica de politiqueros improvisados, sí, de esos mentirosos de medio pelo; el oportunismo, etc, etc.
Sin embargo, vale la pena considerar algunos tips elementales para aceitar bien el coco antes de votar, cruzándonos de brazos y bostezando nada se logra.
1º Que no te tomen el pelo como chibolo pulpìn, piensa antes de votar. Lo primero causa: revisa bien la trayectoria de los candidatos: ¿Quiénes son, de dónde vienen, a qué se dedicaron antes, cuáles son sus méritos personales?
2º ¿Tienen antecedentes penales, delincuenciales? ¿Actualmente trabajan, a qué se dedican, cuál es su gracia, a cuánto asciende su patrimonio? Esto lo puedes chequear en el siguiente link:
http://www.votoinformado.pe
No te dejes vencer por la facebookmanìa descerebrante, date unos minutos, respira y motívate para informarte sobre temas importantes.
3º ¿El candidato (a) está preparado política y profesionalmente, ¿tiene un equipo de trabajo con experiencia, eficiente, honesta? ¿Sus propuestas son serias, viables o irá al Congreso a dormir, abrir la boca y hablar tonterías, y lo que es peor, jugar tres en raya (caso difundido por la televisión de los congresistas fujimoristas Leocadio Tapia Bernal con Luisa Cuculiza)? Mira este video si no me crees: https://www.youtube.com/watch?v=l1r-jJN7IBM
4º No te dejes atarantar por las encuestas teledirigidas en apoyo a candidatos del poder económico, sus resultados nunca coinciden con los resultados finales. Recuerda el 2011 cuando varias encuestadoras daban como triunfador a Luis Castañeda en primera y segunda vuelta y luego a Toledo, ambos terminaron en el cuarto y quinto lugar.
5º Probablemente repitas lo que dicen tus patas: “la política me llega al…”, o “mi política es mi trabajo”, sin embargo recuerda que muchas decisiones políticas tiene que ver con el futuro de tu país, tu región, tu ciudad, tu familia. No seas un caído del palto, de esos que dicen: “yo no soy político”.
6º Si te regalan arroz, azúcar, polos, zapatos, zapatillas, medias, ropa interior, cucharas, tenedores, gaseosas, platos, tazas, Ariel, más platos, cocinas, un beso, un abrazo, recibe todo pero no seas tonto (a), recuerda que quien más regala generalmente es el más pendejo (a), quiere ganar sí o sí para luego robar y recuperar sus gastos de campaña.
7º Desconfía de candidatos (as) que no se peinan, tanta es su ambición por el dinero y el poder que incluso se olvidan de orinar y engordan más y más.
8º Recuerda que a la persona la conoces por los ojos, chequea bien, esos pestañeos, miradas al cielo raso con tartamudeo o miradas al suelo; forzadas cruzadas de pierna, este, este… o los hombres llama: “como se yama, como se yama…”, gestos que muestran inseguridad, sentimiento de culpa. Chequea a candidatos (as) en la entreceja (el tercer ojo como dicen los místicos).
9º Finalmente, si pusiste todo tu entusiasmo y esfuerzo en votar con convicción, y al final tu candidato (a) gana y falla, si su propuesta y el país, terminan de cabeza, no te pongas triste; la vida continúa, fluye y ya vendrán tiempos mejores. Organiza algún colectivo y participa activamente en tu localidad, lo importante es que no seas un elector más del montón, un cómplice pasivo de la crisis ¡Ponte mosca!
Mira tú la complicada época, en tiempos de “modernidad” y su individualismo materialista extremo, donde millones se preocupan más en el tener que en el SER, reaparece repentinamente un mosco flaco y pone al mundo de cabeza con el temible Zika, así de complicada es la vida. Por eso mírala por el sentido más simple, humanista y multicolor.
(*) Sociólogo, columnista periodístico.
PUBLICADO EL 19 - FEB - 2016
PANORAMA CAJAMARQUINO: http://www.panoramacajamarquino.com/noticia/manual-del-elector-mosca-como-trato-de-votar-sin-morir-en-el-intento/
Edición Impresa del 10 de Marzo de 2016
Proceso manchado
El JNE consuma un recorte de libertades ciudadanas.
El Jurado Nacional de Elecciones (JNE) ha ratificado la resolución del Jurado Especial de Lima Centro 1 (JEE) que deja fuera de la competencia electoral a los candidatos Julio Guzmán de Todos por el Perú (TPP) y César Acuña de Alianza para el Progreso (APP). Con ello, el máximo órgano de justicia electoral cierra legalmente dos casos pero abre una discusión profunda sobre los métodos para resolver la competencia política en la democracia y sobre la precariedad de las instituciones frente a la presiones y el impacto de las agenda partidarias.
El JNE ha consumado un recorte de libertades ciudadanas. Ha expedido una resolución estrecha en la que se ha negado a abrir una discusión sobre el calado de los derechos de participación, refugiándose por tercera vez en una visión ultraformalista del proceso electoral y en una asfixiante tramitología. Una de sus conclusiones, en el caso Guzmán, se atreve a señalar, grave para un alto tribunal, que “no es procedente reabrir el debate en torno a la validez o no de los acuerdos de convalidación adoptados por la Asamblea General Extraordinaria del 20 de enero de 2016 (del partido Todos por el Perú)” debiendo respetarse lo resuelto en sus resoluciones.
Del mismo modo, en el mismo caso de Guzmán, el JNE ya sin tapujos remite la discusión sobre la inscripción de esa lista al estatuto del TPP desapareciendo de su razonamiento las menciones a normas de rango mayor como la Ley de Partidos o su propia jurisprudencia como tribunal electoral. De ese modo, reitera que “la elección de los integrantes de la fórmula presidencial no se realizó conforme al estatuto vigente e inscrito de la organización política, sino apelando a los acuerdos adoptados en la denominada Asamblea General Extraordinaria del 10 de octubre de 2015, cuya validez fue rechazada”.
Es la primera vez que en el Perú la justicia electoral veta a un candidato presidencial por razones de formalidad de su elección interna –no cuestionada por ningún militante de TPP– y no por requisitos, llevando los procesos electorales de aquí en adelante hacia una locura reglamentaria que terminará ahogando la formación de la representación.
El JNE, en cambio, atento a la coma y el punto, ha ignorado lo que estuvo en su obligación de tomar en cuenta, es decir, la estrategia legal de otros partidos para retirar de la escena electoral a sus contrincantes al extremo de que un candidato presidencial presentó una tacha, otros tres candidatos al Congreso también lo hicieron, y que otras tachas fueron presentadas por militantes de partidos políticos. El JNE no se dio por enterado de que a la audiencia de sustentación de las tachas acudieron dos candidatos presidenciales.
Varias voces representativas hablan de fraude y eso es nefasto para el proceso de renovación de un gobierno en democracia. Las resoluciones sobre los casos Guzmán y Acuña manchan las elecciones e inauguran una preocupante tendencia de deterioro del proceso. Luego de 15 años de comicios incuestionables estos serán los del nivel más bajo en transparencia en lo que corresponde al rol del JNE. Los magistrados partidarizados no parecen ser conscientes del daño que acaban de ocasionarle al país y a sus ciudadanos.
LA REPÚBLICA: http://larepublica.pe/impresa/editorial/747431-proceso-manchado
Edición Impresa del 10 de Marzo de 2016
Un proceso antidemocrático
Escribe:
Sinesio López
El proceso electoral ha pasado rápidamente de la confusión e incertidumbre a la deslegitimación, cualquiera hubiera sido la decisión que tomara el JNE. Si hubiera decidido que TPP y APP siguieran en carrera, los candidatos del establishment y los medios concentrados habrían dicho que el proceso electoral estaba contaminado y deslegitimado porque participaban algunos candidatos que legalmente no habrían debido participar. Ahora que ha decidido excluirlos, un importante contingente ciudadano y una creciente corriente de la opinión pública nacional e internacional van a sostener que el proceso electoral es antidemocrático e ilegítimo porque impide la participación política de, por lo menos, un cuarta parte de los electores.
¿Cómo hemos llegado a esta situación crítica del proceso electoral? Hay varios factores que han contribuido a producirla. Uno primero es la mantención de viejas normas y la dación de otras nuevas sobre los partidos y el proceso electoral con la clara intención de producir confusión y de excluir a los candidatos del centro y de la izquierda. Las normas no caen del cielo sino que han sido hechas por los legisladores conservadores que controlan el Congreso y que quieren construir un sistema político cerrado en el que solo ellos puedan participar canalizando la representación de todos los ciudadanos. Buscan reducir la competencia electoral a los candidatos del establishment e impedir la renovación política.
Un segundo factor, que coincide con el anterior en los objetivos políticos, es la apuesta firme de los medios concentrados a mantener el statu quo neoliberal, a elitizar la escena política y electoral para que en ella solo puedan participar los partidos y personajes del establishment, a excluir al centro y a la izquierda anulando la presencia de alternativas que cuestionen al pensamiento único neoliberal. Un tercer factor es la falta de autonomía y la incompetencia del JNE que es el gran operador de este proceso antidemocrático. Varios analistas y medios han señalado la presencia de integrantes apristas en su composición, lo que quita imparcialidad a sus decisiones. Hay, además, una evidente incompetencia del JNE en el manejo de las etapas y los tiempos del proceso electoral, lo que ha generado confusión e incertidumbre en los actores políticos y en los ciudadanos.
¿Qué viene ahora? En un primer momento se va a producir un gran desconcierto y un incremento significativo de los votos viciados y blancos y de los que no saben por quién votar. En un segundo momento, se producirá un cierto realineamiento de las opciones electorales. Es probable que gran parte de los votos de Acuña, en particular de los sectores D y E, pasen a engrosar la filas de Fujimori; que las clases medias acomodadas y altas que querían votar por Guzmán pasen a PPK o a Barnechea y que las clases medias, pobres y muy pobres que querían votar por el moradito opten esta vez por Barnechea y Verónika Mendoza.
La pregunta de fondo es cómo va a reaccionar la enorme masa de ciudadanos contestatarios del Sur, especialmente del sur andino, cuya apuesta por un determinado candidato decide generalmente su pase a la segunda vuelta. Me parece que esa disputa se va a dar entre Barnechea y Verónika Mendoza dentro de una guerra sin cuartel desatada por la derecha y las fuerzas del establishment.
LA REPÚBLICA: http://larepublica.pe/impresa/opinion/747378-un-proceso-antidemocratico
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