Por José Luis Aliaga Pereyra
Hace ya más de cuatro décadas, año tras año, con pasmosa frialdad e indiferencia, teniendo como testigo al pueblo entero, nuestras autoridades, dejaron morir los cipreses de la plaza de armas. Un lugar que sin ser extraordinario, con la presencia de estos hermosos árboles, nos daba la bienvenida y saludaba con dignidad.
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| Antigua Plaza de Armas de Sucre |
Bastó que la ociosa posadera de un insensible ocupara el sillón municipal, para que el resto de alcaldes, preocupados por mezquinos intereses, dejen de mantener esta área verde donde sobresalían los cipreses en diferentes formas.
Hace tiempo, mucho tiempo, quería escribir al respecto. No recuerdo el día, ni el año, pero sucedió una mañana cuando, sentado en una de sus bancas, me vi saltando en el ciprés que tenía la forma de una canasta de enorme asa. Para mí esa era la plaza de armas más bella del mundo. No la puedo olvidar. Don Pepito Sancho tomaba fotos ya sea al costado de la canasta, de la llama , del escudo, de la cruz o del pato. Parecía que era el único que adivinaba que los íbamos a extrañar.
Algunos afirman que la vida se puede resumir en un momento, y que, a veces, un momento puede durar toda la vida. Por la plaza de armas de nuestro pueblo, han pasado momentos que aún no acaban, ni acabarán; maravillosos momentos.
Es verdad que el valor sentimental de las cosas no se puede medir, no es igual para todos. El trompo, el tira jebe, la cometa, el carrito de arcilla, etc. etc., todas estas cosas no tienen un gran valor económico, pero en cada una de ellas se encuentran los momentos más extraordinarios de nuestras vidas.
Se han construido pistas, se han colocado adornos en sus cuatro esquinas, existe nueva plazuela, pero ¿por qué tanta indiferencia con la plaza de armas que hacía de nuestros días una eterna primavera?
Es verdad que la iglesia luce más hermosa y que algunas casas coquetean con balcones retocados; es verdad lo de la plazuela nueva, pero ¿qué pasó con nuestra plaza principal?
La plaza de armas, sin los cipreses y el verdor organizado de sus jardines, nos muestra descorazonada dos quejumbrosas y maltratadas palmeras que se mueven cual gigantes avergonzados por no saber cómo ocultar su descubierta y desnuda intimidad. ¡Cuánto dolor y tristeza hay en ellas!
No será la plaza de armas de algún país rico, ni la última maravilla del mundo, pero allí esperaban los cipreses, en la cabecera del pueblo, perfumados y orgullosos de ver pasar alegre al carnaval, sufriendo estoicamente cada fiesta de mayo, recuperados ya para la primavera, y otra vez hermosos para la navidad.
Lenta y criminalmente han dejado sucumbir los cipreses de la plaza de armas de nuestro pueblo. Se fueron en silencio llevándose muchos recuerdos que las sobrevivientes palmeras no saben a quién contar. Ellas los echan de menos. A mí solo me queda guardarlos junto a los trompos y tirajebes de mi alma.
(*) Publicado en La página de los cuentos el 29/9/2009: http://www.loscuentos.net/cuentos/link/424/424326/ y en Fuscán hace dos años.
6 comentarios:
Amigo José Luis.
Con la noticia del palmericidio, cometido en nuestro Sucre, tu nostalgia y tu indignación de seguro que será mayor.
Palabras... algunos insensibles mezquinos como lo puedan llamar paisanos.... solo palabras, digo incluyendo a familiares .. Cuántos paisanos quetienen sus casa antiguas y que las dejan morir porque no les interesa o no se que... pero escriben mucho al respecto ,, hay que conservar la tradición, pero si no hubieran otras personas que como ueden tratan de mantener estas casitas renovándolo porque ya los techos se caen, no hay plata para comprar la teja antigua, por ello se le pone calamina, mas barato, pero digame donde estan estos sensibles, no mezquinos para poder renovar las casas que por falta del famoso dinero estan esperando ser no renovadas sino rescatadas. digame ilustres escritores... palabras y más palabras... nada más... Yo tratao de hacer algo por mi casa pero a veces no se puede y no hay quien te apoye.
¡No matemos al huishquimuna!, ahí si estamos de acuerdo, no a la CALERA.
Creo que todos estamos de acuerdo en defender nuestro patrimonio arqueológico. Lamentablemente en la historia de nuestro Sucre, antes Huauco, la mayoría de autoridades sólo se han preocupado de hacer lo más fácil: sembrar cemento. Quizás se pueda justificar la actitud de los primeros alcaldes que no tenían el presupuesto del que ahora gozan las municipalidades, y, por ello, la ausencia de obras de embergadura. Pero, desde esa fecha (la de abultados presupuestos) hasta la actualidad, no se justifica el actuar de ninguno de los que ocuparon el sillón municipal: Cemento, despilfarro, burla y más burla; y, encima, hubo un sinverguenza (Rómulo Machuca) que dijo trabajar para construir el distrito más ecológico del departamento. Pero hizo todo lo contrario: ¡Nada!, sólo robó y se burló de todos.
Hace tiempo que el pueblo reclamaba que nuestras autoridades se preocupen de la Plaza de Armas, nadie quiere una obra extraordinaria como si Sucre fuera una metrópoli. Respetando sus costumbres,sus calles y casas antiguas, dejando vivir a sus árboles como las palmeras que adornan la plaza y aquellos sauces, de los que habla el anterior comentario, aunque ambos no son oriundos del Perú pero ya formarman o formaron parte de la historia ya que, por su antiguedad, eran el orgullo del pueblo. NO COMETAMOS EL MISMO ERROR. Sabemos de muchas personas que tienen el dinero suficiente para cuidar sus casas pero no lo hacen por desidia, como los dueños de la casa de don Samuel Silva. Otros, lamentablemente, no están en las condiciones de mantener sus casas por la pobreza, más no porque no les importe. Es aquí donde tiene que haber una política de apoyo a los dueños de las casas que sean declaradas como patrimonio de nuestra ciudad. Los escritores están para eso, para defender libremente lo que vean que es bueno o malo, para eso, también, están, esta clase de lugares donde uno puede opinar ya que las reuniones que promueven nuestras autoridades mas parecen informes militares que consultas o lugares para debatir qué es lo que deberíamos hacer por nuestro pueblo.
Mi querido Palujo: El palmericidio del alcalde que desde ya se ha hecho acreedor al título de polucionador del ambiente es solo el prámbulo de alguna obra gigantesca como el sombrerazo de Bellavista o el Cristo de la colina o el del Pacífico. Ese es el riego de elegir a mequetrefes que tienen el ego colosal, creen que pueden imponer su voluntad y su dudoso buen gusto a los sufridos habitantes de nuestros pueblos. Leyendo tus palabras en tu hermoso cuento, me hago cargo con pena de que esto te dolerá mucho, como a nosotros. Hay que parar a esta gente.
Un abrazo.
Charro
Estoy de acuerdo con los comentarios anteriores. Sucre tiene muchos profesionales capaces, pero que se quedan mudos cuando de enfrentar a las "autoridades" se trata. Nuestra lucha no es por frejoles y, es por ello (porque estamos defendiendo la verdad) que triunfaremos.
Gracias por tus palabras amigo Charro.
Un abrazo.
José Luis
Palujo
Las difuntas palmeras sucrenses se aproximaban a los 75 años de edad. Sus caráterísticas son:
Nombre científico: Phoenix canariensis
Nombre común: Palmera canaria, Palma canaria, Fénix,
Familia: Arecaceae.
Origen: Islas Canarias.
Etimología: Phoenix proviene del griego y hace referencia al país (Fenicia), donde en la antigüedad los griegos vieron las primeras palmeras.
Es de singular belleza por su porte, follaje y color de la fructificación.
Es una de las palmeras mas cultivadas en el mundo.
Está ampliamente distribuida en África, América, Europa y Asia.
La copa puede medir hasta 10 metros de diámetro, produciendo una amplia sombra.
Puede alcanzar los 20 m de altura, con un tronco de 1 m de diámetro.
Es de Crecimiento lento.
Hojas peniformes y arqueadas, de 5-6 m de longitud, compuestas por 150-200 pares de hojuelas acuminadas, verde brillante.
Edad aproximada de exostencia 300 a 350 años.
Pregunta:
Ahora que han desaparecido las palmeras ¿Cuál será el árbol más antiguo existente de Sucre?
Esperamos nos respondan los ingenieros agrónomos del distrito que cuenta con una decena de ellos.
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