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"Cuando el ánimo está cargado de todo lo que aprendimos a través de nuestros sentidos, la palabra también se carga de esas materias. ¡Y como vibra!"
José María Arguedas

viernes, 4 de febrero de 2011

Opinión libre: La visión de Arguedas y la convivencia de Todas las Sangres


Por Roberto Celis Santa Cruz (*)

En el presente mes de enero se cumple 100 años —vale decir, el primer centenario— del nacimiento de José María Arguedas: novelista, poeta, antropólogo, amplio conocedor de la cultura andina y su más ferviente expositor, defensor y luchador incansable por su reivindicación.
Roberto Celis

Como suele suceder en la mayoría de los casos, aquellos personajes de gran sensibilidad artística y social —que luchan y plantean un objetivo o visión a cumplir— generalmente, ven que su meta se hace realidad después de mucho tiempo, luego de un largo periodo de experiencias y maduración; y muchas veces, los propósitos son alcanzados cuando aquellos que los plantearon ya no se encuentran en vida. Éste es el caso de José María Arguedas.

El cometido de este artículo no es hacer un recuento biográfico, sino, más bien, poner a luz de los lectores y de la ciudadanía que el principal sueño planteado en la obra y accionar del ilustre andahuaylino, hoy en día, es una verdad insoslayable que nos permite corroborar que su planteamiento era correcto.

Arguedas, muy criticado e incomprendido por los escritores de su época —quienes planteaban como salida al atraso de la raza campesina y andina la acción directa de las masas en una acción violenta; acción que achacaban, no era planteada por Arguedas— pues, éste planteaba que la reivindicación de la cultura andina se tendría que dar, conociéndola, valorándola y asimilándola a otras culturas —especialmente a las de la costa— para formar así una patria de todas las sangres: una patria que sea el producto de una identidad que conforme una unidad nacional dentro de la pluralidad, la mancomunidad y la tolerancia, en una especie de sincretismo social, sin perder sus raíces primigenias.

Arguedas afirmaba que como ríos, como venas —que traen la sangre fructificante y calida— así bajará la cultura andina para dar vida y fructificar los áridos arenales costeños; que las migraciones sociales rodearán Lima y otras ciudades hasta cercarlas; que, poco a poco —con el tesón y la paciencia atávica de su raza— irán ganando y conquistando a la cultura costeña: no con la violencia, sino con la convivencia, haciendo que ésta asimile —por contacto directo y constante— la calidez y la ternura del quechua, —al que él llamó "el idioma de la dulzura y el amor"—, la belleza de sus danzas, la profundidad de su poesía y el espíritu solidario y cooperativo de su gente.

Hoy en día, esto es totalmente cierto, pues Lima —como otras ciudades de la costa— en un principio, fue inundada por un oleaje de población andina que se ubicó alrededor de la ciudad costeña formando barriadas o pueblos jóvenes —llamados muchas veces, peyorativamente, "cinturones de miseria y de serranía"—.

Pero a estos nuevos enclaves no llegaron solamente personas, ya que trajeron consigo sus costumbres, sus bailes, su indumentaria propia, sus creencias, su forma de alimentación, aportes de medicación mediante plantas y la introducción, en el sector alimenticio, de productos altamente nutritivos como: la quinua, el tarwi (chocho), las habas, las ocas, las mashuas, etc.

Como producto de la interacción directa de estas dos culturas surge lo que algunos escritores llamaron la "cholificación de Lima", dando como resultado, un nuevo tipo de vida en todos los aspectos: así, por ejemplo, surge la música chicha, que poco a poco va siendo aceptada en todas las clases sociales; la vestimenta andina —con sus prendas y estampados característicos— está siendo incorporada a la alta moda, e inclusive es exportada al extranjero, junto con la artesanía y otras expresiones culturales; la gastronomía —que hoy enorgullece tanto al Perú— tiene un enorme aporte de platos a base da carnes, productos y hierbas aromáticas andinas, que en fusión con la comida costeña y de otras regiones hoy es el orgullo peruano.

Este fenómeno —hoy en día— no es propio solamente de la costa: también se presenta en las ciudades más importantes de la sierra y de la selva, donde se expanden y crecen —cada vez más— importantes ciudades, producto de la migración del campo a la ciudad.

Aunque todavía existe cierto grado de discriminación social, especialmente entre el poblador urbano y rural. Ya no se puede afirmar que existe un urbanismo y un ruralismo químicamente puros, pues, cada vez, somos más el producto de la convivencia y la interacción de todas las sangres (diversas culturas); lo cual enriquece, fortifica y engrandece a nuestra nación.

Para finalizar y como un homenaje al primer centenario del nacimiento de Arguedas citaremos una de sus afirmaciones:

"Sólo aquellos que no están embrutecidos por el orgullo y la discriminación pueden vivir y convivir todas las patrias"

Afirmación con la que estoy completamente de acuerdo.

Fuente: http://www.virtualinformativa.com/

(*) Roberto Celis es sociólogo y poeta natural de Bambamarca: Cajamarca: Perú

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