Por Jorge Horna
Adviento, preparación religiosa para la llegada del 25 de diciembre, celebración del nacimiento de Jesús, hijo de la Virgen María y el modesto carpintero San José.
Sostiene
el filósofo Erich Fromm que los primeros cristianos formaban una
hermandad de entusiastas oprimidos social y económicamente, que se mantenían
unidos por un lazo de esperanza y odio. La masa cristiana creció y
fortaleció, y ante la opresión romana, que cada vez se hacía más cruel, los
seguidores de Cristo organizaron revueltas en pos de su liberación. Toda una
convulsión social en aquella época.
Con
el devenir del tiempo y pasadas centurias, aparece la Iglesia que es copada y
dirigida por las clases dominantes. Se crea el dogma de Jesús. La rebeldía de
antaño se transforma en la sumisión de hogaño.
Pero
hay cristianos que desde la
Iglesia han reflexionado ante la oprobiosa situación de
millones de personas en el mundo. Entre nosotros, el sacerdote Gustavo
Gutiérrez expresa: La pobreza no es un
hecho natural, (…) si nosotros los seres humanos hemos producido la pobreza,
también podemos acabar con ella, pues un auténtico cristiano debe tener una
opción preferencial por el pobre.
Estas afirmaciones son el credo y consigna de la TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN, doctrina
que el padre Gutiérrez ha planteado.
En
una entrevista periodística, el padre Gutiérrez se refiere a los escritores de
nuestro medio. Así, dice: Vallejo habló
del sufrimiento del pobre, del campesino mayoritariamente indígena. Hablar de
Vallejo, y de lo que decía, es hablar del sufrimiento del Perú hoy. Y con
respecto a José María Arguedas: Era un
mestizo, sentía en las entrañas, y sufría la situación de los insignificantes
(los pobres).
En
“Los heraldos negros” dice el poeta:
Hay
golpes en la vida, tan fuertes…Yo no sé!
(…)
Son
las caídas hondas de los Cristos del alma,
(…)
Y
el hombre Pobre…pobre! Vuelve los ojos, como
cuando
por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve
los ojos locos, y todo lo vivido
se
empoza, como charco de culpa, en la mirada.
En “Los
dados eternos”:
Dios
mío, estoy llorando el ser que vivo;
me
pesa el haber tomádote tu pan;
pero
este pobre barro pensativo
no
es la costra fermentada en tu costado
tú
no tienes Marías que se van.
.
Otro poeta peruano contemporáneo, José Watanabe, en su libro La piedra alada, versifica:
Otro poeta peruano contemporáneo, José Watanabe, en su libro La piedra alada, versifica:
Oh
tierra natal, perdóname, yo aún soy el necio
que
aplaude a ese Dios de las equivocaciones
y te huye
(La plaza)
Algún
día, Dios mío, alcanzaremos a decirte
de
qué materia estamos hechos
(Los gorriones)
Y
a manera de conclusión, “Dime”, la hermosa melodía y letra del cantautor
español José Luis Perales, en youtube. Gracias al cibernauta José Aliaga,
quien inserta la aludida canción.
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