La serpiente de oro
(...)
"Con la picazón de la selva adentro, el ingeniero parte hacia las cumbres apenas revienta el nuevo día. Ha de ir hasta la cima de aquel cerro que difícilmente se distingue entre un retaceado rebozo de nubes, para contemplar la región y trazar sus planes. Minas, selva? En medio de esta brava y pródiga naturaleza tiene que implantarse una compañía potente que la domeñe y civilice, que haga caminos e instale maquinarias para explotar maderas, minas, frutas, lavaderos, y todo lo que se encuentra tirado ante la mano del hombre, quien no se digna siquiera extenderla.
El guía es un indio prieto y anguloso como las montañas, que marcha con paso invariable delante del zaino que monta el ingeniero. Este quiere armarle conversación, pero él se limita a responder parcamente, dale y dale al checo calero, masca y masca la coca buena. El visitante va haciendo "inteligentes" deducciones y apunta el hecho de que el hombre ritma con la naturaleza y así en el valle es conversador como el río y los árboles, y en la puna se enmudece como ella a medida que asciende. Se cruzan con un bambamarquino que baja arreando un par de asnos peludos:
- De dónde vienes?
- Bambamarca, taita.
-Vas al Marañón?
-Si, taita.
-A traer coca y plátanos?
-Si, taita.
-Lloverá hoy?
El indio contempla el cielo volviendo la cabeza a todos lados.
-Nuay ser, taita.
El ingeniero espolea su zaino y alcanza al guía, que se ha adelantado, pensando si conseguirá que hable un poco más.
-Por qué no hablan los bambamarquinos?
-Así es su ser, taita.
El indio de la hacienda guarda el secreto de la comunidad y el suyo propio. Sabe bien que todos hablan, larga y entretenidamente, pero no con los blancos. Apenas ven un rostro claro o una indumentaria diferente a la suya, sellan sus labios y no los abren sino para contestar lo necesario.
(...)
Del libro de nuestro gran Ciro Alegría, La serpiente de oro.
*A continuación parte del vídeo en el que miembros de la PIC surcan el río Marañón, conociendo los valles que lo circundan, conversando con los habitantes que lo defienden de la ambición desmedida, criminal!, de gobernantes corruptos que coludidos con empresas depredadoras quieren destruir, ¡matar!, sus valles hermosos y productivos.
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