Por Mario Peláez
Confieso que he tenido un gran escollo para definir como dirigirme a Santa Rosa de Lima: si utilizar el tú o el usted. Finalmente me decidí por el tú: es amical, más libérrimo y nada convencional.
Estimada Santa Rosa:
No sé si te quede paciencia y tiempo suficiente para leer estas líneas, estimando el número de cartas (sin duda catárticas) que te cursan por tu día. La prensa de mi país asegura que el pozo que centraliza la correspondencia es insondable, a cuyo fondo apenas llegan algunos audaces rayos de Sol. Lo que ratifica, Rosa de Lima, que cada día crece tus fieles devotos.
Antes de solicitar tu intermediación que concreten mis pedidos, permíteme homenajearte con un verso de la adorada Sor Juana Inés de la Cruz, mexicana hasta la médula y extraordinaria poetiza :
Hirió blandamente el aire
Con su dulce voz Narcisa
Y él repitió los ecos
Por boca de las heridas
(De letras para cantar)
Sí, Rosa de Lima, son varios mis pedidos; y si bien yo los fórmulo, seguro que interpreto –disculpa la arrogancia- el deseo de muchísimos de tus fieles.
Primer pedido. Requerirte aceptes liderar, desde los predios celestiales, la lucha contra el machismo, propiamente contra la violencia de género. Como bien sabes, esta cínica conducta se multiplica sin cesar: acosos, maltratos, violaciones, feminicidios, ninguneo laboral, trata de mujeres y prostitución. Violencia de género que como siempre viene de la mano del racismo. Aunque claro –y felizmente- tú no lo padeciste considerando tus rasgos anglo-sajones, al seno de la comunidad indígena y chola.
Segundo pedido. Como conoces el Papa Francisco pronto visitará el Perú. Ocasión para que le envíes una señal a fin de que él ponga en manos de la justicia terrena a los pedófilos y maltratadores del Sodalicio.
Tercer pedido. Que los maestros dejen de ser maltratados, ofendidos y se atienda sus reclamos. El maestro es el que tiene más cerca del pueblo su corazón. El maestro requiere de permanente estímulo, de capacitación pero también de evaluaciones.
Cuarto pedido. En este punto te invoco redobles tu atención: el Cardenal Cipriani no merece seguir liderando la fe religiosa en el Perú, no solo por mediocre, sino por enemigo de las conductas leales. Con déficit de humanidad. Peor de los que tú conociste durante la Conquista-Colonia, en la época de “Santiago mata indios”, el mismo Santiago mata moros.
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