“El sermón de un fraile dominico decía: Hijos míos como si fueran judíos, como si fueran Padres, como si fueran franciscanos no queréis oírme; siempre me dicen Padre, voy a tejer, Padre, voy a hilar, le haremos Padre mejoras cosas que para el Corregidor, mejores cosas que para el Curaca, mejores cosas que para los Encomenderos y dignas hasta para un Rey. Pero cuando me pongo a esperar que trabajen, se hacen los que no escuchan. Seguramente esperan que les dé de garrotes en el trasero. El Evangelio de Dios me sirve para decirles en el sermón que no me obliguen a ser cruel, porque los amo como a hijos”
0 comentarios:
Publicar un comentario