Publicamos las
palabras de presentación del referido poemario, escritas por Víctor Tataje,
crítico literario sanmarquino:
Carátula de Llueve a cántaros |
“Impregnados de luz y del
matiz púrpura de la sangre como elemento vital, los versos de Llueve a cántaros no dejan de aludir al
paisaje y a la cotidianeidad contemplativa del hombre andino, para quien el
agua es fiesta y augurio de fecundidad. Brotan de la tierra como acontece después
de las lluvias, cuando renace el verdor y el oro natural de las espigas del
trigo. En ellos, igual que en cerros y quebradas, cada palabra será crepúsculo
encendido, coloquio, precisos rayos de sol que los maestros tallan en la letra
de los niños. Al leerlos lloverá a cántaros una interminable hemorragia de
humanidad, en olor de celebración y comunión de la especie.
.
.
La voz de Jorge Horna
retoma el camino hacia la oralidad primigenia, dialoga con la sencillez de los
abrevaderos, negando al poeta reducido en su individualidad a simple variable
de la urbe y del mercado. Es voz perenne que sigue el rumbo clásico de la
música, el verso corto y la tradición nuestra como alternativa desafiante de
modernidad. Y si con el desarrollo de la multimedia, la poesía retornará a sus
orígenes, a la semilla del génesis oral, el tiempo vendrá sólo para darle la
razón.
El poeta Jorge Horna en Celendín |
Nacido en Celendín
(Cajamarca), en 1949, Jorge Adalberto Horna Chávez cumple con la gigantesca
tarea de ser profesor primario, egresado del Instituto Pedagógico de su
terruño. Es un exiliado más en las ínsulas extrañas de Lima, ciudad a la que
aquí, no ha de nombrar. Cuando terminaban los años 70, pasó como el viento leve
por las aulas de Literatura en San Marcos, donde estudió y fue fundador
colectivo, junto con otros alucinados, de ese proyecto magnífico llamado Qlisgen. Sus poemas han aparecido,
también, en varias revistas de Literatura.”
Lima,
invierno de 1999.
A continuación algunos poemas extraídos del libro:
MOLINOPAMPA
Color de crepúsculo encendido
Senderos de Molinopampa, trigos
Agua hemorragiada de los cerros
paloma vegetal de viento
Concavidad plena, corazón
crecido en el
horizonte
Colinas.
TRÉBOL
Silvestre flor de los caminos
sólo los que rumian tu amor
saben de ti.
¡Qué desilusión
saber que es ajena tu dulzura!
Tridimensionales
tus perfiles en los recodos
Arcos de entrada
a las encantadas riberas
Crecedera de los cercos
es blando tu forraje
para mi canción.
MOLINO DE AGUA
Menuda gota
luz prisionera de la transparencia
Abre tus puertas
al manantial, alumno libre
de las fuentes
Puquio
de fresca sombra
en tu remanso zigzag
los pájaros ahuyentan su sed
Saltan a la tierra arroyuelos,
recorren hasta el granizo,
cristalinos.
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