En el diario El Comercio, del 12 de agosto del 2010, salió publicado un anuncio en la Sección Empleos que pinta de cuerpo entero la clase de trabajo a la que someten a los trabajadores de la minería. En Chungo y batán hemos publicado diversos articulos al respecto, con los que nuestra posición esta de acuerdo y que ahora reafirmamos con un ¡NO! rotundo a la explotación minera. A continuación el anuncio mencionado y luego un hermoso artículo que hace aún más firme nuestra convicción en defensa de la vida (NdlR).
BUSCANDO AL MEJOR CANDIDATO
Es necesario que los colaboradores sean adaptables y practiquen la mejora continua.
Diario El Comercio, 22 de agosto 2010.
Ante el fuerte crecimiento del mercado en los últimos años, las empresas del sector minería están requiriendo más y mejores profesionales. Pero, ¿qué perfiles deben tener y cómo seleccionarlos? Diana Rake, socia fundadora y gerenta general de Downing Teal Perú, nos responde esta y otras interrogantes.
¿Qué perfil profesional o técnico requieren las empresas de los sectores de la minería y energía en el Perú?
El perfil profesional o técnico es muy variado debido a que existen distintas ramas en el sector. Sin embargo, se pueden encontrar denominadores en común, como, por ejemplo, profesionales que puedan trabajar y vivir en régimenes atípicos en los campamentos. Además, deben contar con una sólida formación técnica y haber desarrollado habilidades, como saber escuchar, comunicarse adecuadamente, ser muy conscientes de prevenir riesgosd tener disciplina, pero a la vez, flexibilidad para liderar equipos de trabajo bajo mucha presión y en condiciones difíciles.
¿De qué manera se puede medir el nivel de formación?
Hay algunas especialidades que son muy difícles de cubrir, como, por ejemplo, ingenieros civiles, metalurgistas de proyectos, entre otros. También se evidencia que la participación de la mujer sigue siendo baja (solo el 5% del personal).
--------------
Cuando el Cóndor Pasa y se Rebela
Por: Ernesto Toledo Brückmann
Periodista
La mundialmente
famosa melodía de Daniel Alomìa Robles forma parte de una zarzuela cuyo
argumento de Julio Baudouin manifiesta el carácter antiimperialista y
revolucionario de sus autores.
Estrenada en el
antiguo teatro Mazzi, ubicado en los Barrios Altos, el 19 de diciembre de 1913,
la zarzuela destaca por ser una obra de denuncia social. Para Enrique Pinilla: “El
argumento de Baudouin y Paz transcurre en una región minera de la sierra
peruana. Allí se enfrentan los explotadores y los explotados.” (*); Ello
no carece de razón y es que el músico huanuqueño Daniel Alomìa Robles
(1871- 1942) y el dramaturgo limeño Julio Baudouin y Paz (1886- 1925) se
inspiraron en el asentamiento minero de Yapac, en Cerro de Pasco.
Cerro de Pasco, en el puesto Nº 9 de las ciudades más tóxicas del planeta, ¿sucederá lo mismo en Sorochuco? |
Mientras los
sectores pobres y medios copaban las zonas urbanas, dos terceras partes de la
población peruana era indígena, vivía excluida, careciendo de canales de
representación política propios. El Estado semifeudal reconoció su condición de
economía colonial y permitió la presencia de los asientos metalíferos y
carboníferos del centro del país, dominados inicialmente por el capital
británico y luego por la empresa norteamericana Cerro de Pasco Mining Company.
Imperialismo yanqui
El boceto dramático, con una profunda carga
ideológica, refleja las duras e inhumanas vivencias de los trabajadores
mineros ocasionadas por Mr. King y Mr. Cup, empresarios norteamericanos
de origen anglosajón que encarnan la opresión histórica por la que
pasaron los indígenas. Los diálogos que forman parte del guión dan la razón.
“En la sierra se vive por amor al dinero, con las
zarpas prestas al asalto. Nuestros sentimientos están bien lejos de aquí (…) Nada es
comparable con New York. Fuera de nuestro país echamos llave de acero el
corazón; en nosotros todo se vuelve cálculo y codicia.”, señala
enfáticamente Mr. Cup, desnudando el sistema capitalista e imponiendo su
emblema nacional materializado en el dólar norteamericano: “¡Nuestra águila
tiene preponderancia sobre el mundo entero!”
Resulta contradictorio que la sierra, generadora de
riqueza al foráneo sea materia de desprecio: “Lo declaro; no puedo vivir
aquí; esta es la región del dolor, del castigo, de la muerte…”, señala un
Mr. Cup que pretende arrancarle al indígena su condición de ser humano: “No
me compare con ellos. Estos hombres son peor que bestias”.
El carácter contestatario de la obra puede ser
comprendido por el acercamiento de los autores con el pensador anarquista Manuel
Gonzales Prada, la
Asociación Pro- Indígena liderada por Pedro Zulem y el
presidente Guillermo Billinghurst,
quien por
entonces contaba con un fuerte apoyo de los sectores populares.
Servilismo y sumisión
Personajes como Tiburcio y Félix, sintetizan claramente
el histórico estado de sumisión y sometimiento de los indígenas: “Y así debe
ser Frank. Los amos han nacido para mandar y nosotros para obedecerles. Eres
injusto con ellos; estas fuerzas que empleamos en abrir las entrañas de las
minas estarían perdidas sino fuera por ellos; hoy nuestras energías se
convierten en cobre y en oro virgen.” En la misma escena, Félix avala una
lógica dominante que involucra además un carácter racial: “Tiene razón
Tiburcio; los amos son superiores a nosotros; nuestras caras de cobre, no
pueden ver sin ocultarse, la blancura admirable de sus rostros.”
Con estos últimos
diálogos Alomìa Robles y Baudouin denuncian la vigencia de las teorías
naturales de las jerarquías. La resignación del personaje Higinio se manifiesta
con la idea de que el destino es la obra y gracia de Dios: “Ellos pueden
mucho; a ellos les debemos lo que somos”; a esto le sumamos la baja
autoestima de Tiburcio: “… por nosotros mismos nunca se hubiera sacado el
tesoro de los cerros que nos rodean”. Hasta la muerte del intruso: “¡Has
quitado la vida a nuestro amo! (…) ¿Quién nos dará ahora pan y trabajo?...”
señala un desesperado Tiburcio mientras Félix asegura convencido: “¡El era
nuestro protector, nuestro sostén!”. La incapacidad de pensar en una
realidad distinta a la presente lo determina la nula conciencia política de los
sectores explotados.
Para 1913, año
del estreno de “El Cóndor Pasa” y con apenas 92 años de vida republicana
Yapac reflejaba una realidad aún vigente por aquel entonces, donde la aceptación
del dominio extranjero por parte de los indígenas se hizo ineludible debido a
la incapacidad de resistir eficazmente los embates de la potencia colonial.
Emplazando a la
minería
Los autores sabían del enorme riesgo que implicaba la
actividad minera, aunque prefirieron que Higinio sufriera la consecuencia del
trabajo inseguro y sobreviva para contarlo: “Gracias a mí se descubrió el
‘Yapac’ (…) yo tenía derechas mis piernas. En los primeros trabajos una galga
inmensa me las quebró para siempre…” Un accidente laboral sirve para
denunciar las consecuencias del desarraigo cultural: “…y mi vida y la vida
de estos hombres, nuestra pura vida indígena, se fue trasformando con las
costumbres de los amos” Como indio occidentalizado, Tiburcio deja de lado su
conformismo para otorgarle al oro un valor supremo de riqueza: “Yo
quiero ser dueño del pedazo de metal que me costó sudor sacarlo de la piedra.”
Frank, el
personaje protagónico, condena la avaricia de los indígenas: “Estos
desgraciados tienen el alma ciega de ambición, ese maligno fulgor del metal lo
llevan en los ojos; por eso enmudecen, por eso sufren en silencio, por eso se
arrastran a los pies del amo (…) ¿Te gusta más hundirte en la mina, buscar su
corazón con manos temblorosas, arrancar el metal a su entraña, para que brille
en nuestras manos como único sol de ese infierno negro?” Finalmente
vaticina lo irremediable: “El diablo huye de los buenos; por eso reina aquí.
Al fin de los trabajos, cuando la mina se acabe nos llevará a todos al
infierno” Por aquella época el sistema de semiesclavitud conocido
como “enganche” era una “institución nacional” que también puso sus ojos en la
actividad minera.
Rebeldía
Frank es el ente
social más avanzado y materializa rebeldía contra los opresores: “Los odio a
los amos; porque desde que compraron las minas nos compraron también a nosotros
como bestias de carga; como a bestias nos tratan…” También reconoce
el derecho del ser humano al aprovechamiento de la naturaleza para lograr el
bienestar de la sociedad: “Bien está que se explote los minerales, que se
rompa el corazón de la montaña a dinamitazos, que la plata y el oro se
conviertan en joyas preciosas y en monedas deslumbrantes…” Lo que no acepta
es que el trabajo de explotar la tierra genere a su vez, la explotación humana:
“… pero que no se ahogue en la sombra, que no se reduzca nuestra voluntad a
la suya, que no se opaquen nuestras vidas.”
Frank asume que
en una sociedad más justa las relaciones sociales de producción serán
completamente distintas: “Veo ese látigo maldito, esa mirada imperiosa del
blanco, ese revólver que siempre apunta a nuestras frentes para hacernos bajar
la cabeza… No puede ser Tayta… Algo hay en mi mente que me dice que la vida no
es así.”
Frank alcanzó un
grado de conciencia de clase que le permite reconocer que la única manera de
construir un mundo justo para él y los suyos es destruyendo el sistema que los
oprime. Examina que la tierra donde viven y trabajan es de ellos y no de los
invasores: “¡De aquí no se moverá nadie! Acuérdate que tenemos raíces en
este suelo y que todas las fuerzas de la tierra no nos arrancarán de él (…)
“acuérdate que la hemos regado con sangre y debes saber que sin ti, sin el pan
que nos das, solos, muriéndonos de hambre, nos quedaremos aquí.”
También le
increpa a los extranjeros: ¿No te ha bastado robarnos la plata y el oro; has
roto nuestras vidas, has envenenado, nuestras almas hasta el amor, lo más
grande, nos has robado (…) ¡Si te mato será porque tú me has enseñado a
matar!... Necesito libertar a estas bestias doloridas, impedir que las hagas
sufrir más…” Los autores asumieron que la muerte generada por el odio no es
de origen andino sino una enseñanza de los invasores; esa venganza retornará a
ellos debido a que el hombre andino necesita liberarse para lograr la felicidad
y la justicia.
La muerte de los
empresarios norteamericanos genera la confusión entre los indígenas hasta la
llegada del cóndor, el ave majestuosa que, a decir de Higinio: “¡Las cumbres
le envían para protegernos…!” Si este personaje cierra el telón con
una aseveración: “¡Sí, todos somos cóndores…!” es porque Alomìa Robles y
Baudouin eran consientes de lo divino que resulta ser completamente libres y
reinar en la propia tierra, así como lo quiso Frank y lo quieren los indios y mestizos
a los que el personaje central de la obra representa en el Perú de ayer y
hoy.
El olvido
La historia no ha
sido generosa con Julio Baudouin; muchas generaciones se privaron de conocer un
argumento que reflejaba claramente las injusticias del sistema capitalista. En
su lugar se enalteció la melodía de Alomìa Robles. El guión expresa las
aspiraciones más sentidas y las vuelca en el drama bajo una perspectiva
transformadora de la realidad. En el punto de vista de la temática argumental
de la obra están las síntesis críticas de los fenómenos económicos, sociales,
políticos y culturales que motivan las contradicciones objetivas en las que
debatió ayer y se debate hoy la sociedad peruana.
(*) Enrique Pinilla. La Música en la República. Siglo
XX. En "La Música
en el Perú" Patronato Popular y Porvenir Pro-Música Clásica Lima, 1985.
1 comentarios:
que paso con la toma que es un barrio muy unido y dejaron que se instalen a estas miserables caleros, o solo son unidos para adorar a su dios que es solo carrizo forrado con papel.......
Publicar un comentario