Por el amor demostrado a su pueblo,
familiares, amigos y colegas;
don Gilmer Aliaga Reyna,
se hubiese puesto a andar.
Don Gilmer Aliaga Reyna era un gran ser humano. No solo con su familia, amigos y paisanos, sino también en la policía, fue solidario y comprometido. Era honrado y tenía el alma clara, esa que hoy en día muchos han perdido reemplazándola por el vil dinero.
La conducta demostrada por “El Hermanito”, como le decían en la Guardia Civil, hoy Policía Nacional, hizo de él un símbolo entre los colegas que tuvieron el privilegio de trabajar a su lado. Fue, para quienes pertenecieron a su promoción de policías, compañeros de estudios y amigos, un estímulo permanente para que se encontraran consigo mismos.
Tenía la característica principal de llevar alegría a donde iba. Su franca sonrisa y frases de aliento reavivaban la esperanza en todo aquel con quien trataba, en especial con los mas humildes a quienes, a pesar de la rigidez de su institución, nunca negó un favor.
Es cierto que su desaparición física nos ha hecho llorar, pero no lamentaremos inútilmente que ya no se encuentre entre nosotros si somos capaces de mirar por encima de nuestras pequeñeces, de nuestros egoísmos y, estando en el lugar que estemos, vivamos con la sinceridad y el respeto que siempre mostró don Gilmer Aliaga.
Anécdotas mil, de bondad y entrega, rodean su vida que ya tendremos oportunidad de comentar.
El pueblo le dijo adiós a don Gilmer Aliaga, nosotros, desde esta columna, le decimos:
—¡Descansa en paz Mi Comandante!
0 comentarios:
Publicar un comentario