Por Mario Pelàez.
(No hace mucho participé en la mesa redonda, La Mujer en la Sociedad Contemporánea, organizado por la Universidad de solo mujeres. Abordé lo relacionado con la educación sexual. Espero que el Cardenal Cipriani no emprenda ni excomunión, como entre bromas se dijo. Estas son las ideas centrales de mi intervención, que generaron muchas preguntas)
Increíble: el acto humano más longevo, más trascendental y cotidiano es el menos comprendido y pocas veces abordado responsablemente. Me refiero a la sexualidad. No hay justificación idónea para convertirlo en acto misterioso, pecaminoso y avalado moralmente como sola función reproductiva y al interior del matrimonio, tal como se sustentan las tres religiosas monoteístas (judaísmo, cristianismo y el islam), y cuya punta de lanza es el machismo, uno de los pilares de la sociedad patriarcal.
La vida sexual, propiamente las relaciones sexuales, sin el erotismo siguen manteniendo su naturaleza instintiva, y nada más. Recién con el erotismo el encuentro de los sexos se humaniza. Mucho mejor considerando que el erotismo tiene rica fertilidad en sutilezas y en capacidad innovadora no conocerlo y no aprovecharlo empobrece al amor romántico y al conjunto de relaciones interpersonales. Y son las mujeres quienes cargan el déficit. Al punto que la mayoría no disfrutan del orgasmo.
¿Pero cuáles son los nutrientes del erotismo?.
En primer término la IMAGINACIÓN (que todos tenemos pero no siempre la potenciamos). Con ella podemos lograr que la pasión se multiplique y que hasta leviten los cuerpos…
La COMUNICACIÓN, permite un cabal entendimiento en los ritmos corporales; en la dosificación de las caricias, y en la búsqueda de nuevos predios sensibles. No olvidemos que el lenguaje es el mundo en el cerebro.
La LIBERTAD, voluntad soberana y responsable de la razón, entonces del consentimiento amoroso.
Por cierto que hay muchos más nutrientes del erotismo. Formidables nutrientes:
La POESIA, sí la poesía. Ella colma de sensibilidad al espíritu y afina el tacto de la piel… Pongamos como ejemplo la poesía de Pablo Neruda: “Beso a beso recorro tu pequeño infinito, tus márgenes, tus ríos, tus pueblos diminutos y el fuego genital transformado en delicia”.
La MUSICA, contumaz amante del amor. Nada como la música para prodigar de dones a los cuerpos. Quién no ha subvertido sus diástoles con un bolero, con el jazz, con los mambos de Pérez Prado, con la música andina y criolla, con las sinfonías (el premio Nobel Camilo Cela aseguraba una masturbación apoteósica con la Novena Sinfonía de Beethoven, en re menor, Op. 125).
El OLOR, los griegos de Sócrates sostienen que el olfato es el anfitrión de los grandes disfrutes. Capaz de catar hasta los olores del alma…
¿Y el COLOR?. La presencia de un oportuno color puede desencadenar cataclismo de pasión…
Entonces, el sexo sin erotismo apenas compromete algunos músculos y a medias los sentidos. Con el erotismo la relación involucra a todo el cuerpo y a la conciencia. La relación sin erotismo es monótona y conformista. El erotismo rechaza la pornografía y la prostitución; en cambio el sexo sin erotismo los convierte en aliados. El erotismo multiplica la comunicación; sin él las relaciones solo amplifican gruñidos.
A modo de epílogo: con el erotismo las relaciones sexuales agigantan la comunicación, el respeto y las delicias. Se democratizan las demás relaciones interpersonales.
Pero fundamentalmente se derrota a la concepción del pecado original y a la ideología de género machista, como parte de la consolidación de la igualdad de género.
(Hasta el próximo domingo, amigo lector)
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