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"Cuando el ánimo está cargado de todo lo que aprendimos a través de nuestros sentidos, la palabra también se carga de esas materias. ¡Y como vibra!"
José María Arguedas

viernes, 6 de octubre de 2017

(Conciencia Crítica) TRAS DE UNA RACIÓN DE FELICIDAD…

Por Mario Peláez.

Hay palabras con afanes imperiales, con pretensiones cósmicas que desafían a la sintaxis y a la propia gramática, y además son narcisistas por imprescindibles. Sin embargo poco entendemos de su significado por una y otra razón. Palabras como infinito, alma, eternidad, metafísica, tiempo. A las que se suma otra de cepa terrenal (aunque huidiza, frágil y de breve presencia) llamada FELICIDAD que tiene como rostro a la sonrisa y como consigna la utopía de la inmortalidad, y tras de la cual vamos todos los días de nuestra vida por diferentes cauces y medios.

Personas que van tras de la felicidad (en el fondo agobiadas) con la conciencia de incrementar su boyante billetera, entonces “tener un cortijo en España, un cocinero chino y una amante francesa” (LimYutang), o algo por el estilo, y comprar y comprar nuevas cosas.

Otras personas logran su ración de felicidad con hechos simples de la vida: con un viaje, con un paisaje, con una sonrisa enamorada, con un halago, con un logro político social y deportivo, entre otros muchos. Lo importante es saber disfrutarla, sin olvidar que la felicidad es fugaz y que la vida sigue su marcha imperturbable con pesada carga.

En mi experiencia la nueva oportunidad feliz la tuve con la lectura del estupendo libro “HIJOS DE LAS ESTRELLAS” de la astrofísica chilena María Teresa Ruiz, no solo por su bella prosa y el tema abordado, el universo, sino por la forma que explica los fenómenos sin regatear rigor científico, y no obstante los no informados o legos como el suscrito terminamos entendiendo y disfrutando. Es un libro que genera amor a primera vista. Un libro que descoloniza la mente y potencia la imaginación. La autora dice:

El calcio de mis huesos y el oxígeno de mi sangre 
se cocinó en las estrellas. 
El hidrógeno de mis lágrimas fabricó el Big Bang.

Asimismo afirma que el futuro de la especie humano está en otros planetas, considerando el saqueo y maltrato a la TIERRA.

De otro lado, la lectura de “HIJOS DE LAS ESTRELLAS” me liberó (al menos durante el tiempo de su lectura) de la fetidez de la política criolla. Me liberó de la cuadratura del círculo: del detritus de la derecha neoliberal y de la “izquierda” que ahora ya no piensa, solo disfruta del proceso de desideologización. Felizmente existe reserva de optimismo en los sectores populares (ya ven, sí hay felicidad a la mano). También contamos con más de una oportunidad para reinventar la vida, y así encontrarnos nuevamente con la felicidad (Hasta el próximo domingo amigo lector)

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