Ironías de la vida o humor negro de algún dios cansado de su docta inmortalidad celestial: el mismo día que fallece o viaja al infinito el extraordinario Nobel Darío Fo, nace un nuevo Nobel, el compositor y cantante Bob Dylan.
Con la venia de los eruditos…, formulo algunas precisiones y reflexiones en torno a la Academia Sueca y a la nueva nominación del Nobel de literatura.
PRIMERA. La Academia Sueca en su longeva trayectoria ha cometido gruesos errores y sospechosas omisiones. Por ejemplo premió con el Nobel al político inglés Sir Winston Churchill, que de literato y prosista más tendrían los jugadores del Mánchester United. Y omisiones como en el caso del inmortal Jorge Luis Borges, creador de universos.
SEGUNDA. La Academia Sueca argumenta que se ha entregado el Nobel a Bob Dylan, “por crear nuevas expresiones poéticas dentro de la gran tradición de la canción estadounidense”. Desde luego los suecos son dueños de sus gustos y preferencias, pero cosa distinta es pretender universalizar la tradición musical de Estados Unidos, elevarla a categoría de suprema literatura. En todo caso la consagración correspondería a la música y la canción afro, de la cual Dylan no es depositario.
TERCERA. Nutrida del hedonismo eurocentrista la Academia Sueca se atribuye el derecho intelectual de alterar el ámbito de la literatura, de cambiar su naturaleza al introducir la composición musical y ubicarla al mismo nivel de la novela, la dramaturgia, la poesía y el cuento. Despropósito que también pretende desconocer que la literatura potencia su calidad desde ella misma (incluida la metaliteratura), y no con préstamos o presencias de otras placentas. (Recordemos que ya hubo un antecedente en este sentido: el 2015 se entregó el Nobel a una periodista, a la bielorrusa Svetlana Alexiévich).
CUARTA. Una cosa es la composición musical y el cantante, y otra distinta es la poesía y el poeta. Las composiciones de Bob Dylan son bellas y mejores todavía asociadas a la música, y Dylan sin duda posee una singular sensibilidad. Pero sus creaciones están más atentas en el pentagrama, en la sutileza y levedad de cada nota, en la sonoridad de la rima instrumental y no en las metafísicas y utopías del espíritu propias de la poesía, que para llegar a los sentidos transita y reposa previamente en el cerebro y anida en el corazón. El poeta sirio Adonis dice que la poesía se lee “como un viaje al interior del ser, a través de un inigualable paisaje de sueños y deseos”. En relieves épicos y líricos, agrego yo. Entonces no toda belleza es patrimonio de la poesía.
Fuente: Mario Peláez.
0 comentarios:
Publicar un comentario