Por Javier Diaz Velez.
Uno de los aspectos misteriosos de la vida de Celendin Pueblo Mágico y de sus suplementos, como esta página, CPMII, o como la literaria ESPINA DE MARAM, es la escasa reacción de lectores que viven en nuestra provincia. Mejor dicho, tenemos reacciones, pero en su mayoría de lectores que están en otros puntos del país o en el extranjero.
Otro hecho saltante es la edad de estos lectores que reaccionan y participan en el debate democrático y cultural que CPM promueve en torno a Celendin. De nuestras investigaciones se desprende que casi todos están por encima de los treinta años y se hallan en la fase de la vida en que la actividad está centrada en el trabajo, la profesión.
Y hay algo estupendo: muchos de estos interlocutores son hoy jubilados, lo que demuestra el enorme potencial de civismo que tenían, y tienen, los celendinos de antaño. Estos dos sectores, que podemos decir pertenecen a las pasadas generaciones -curiosamente formadas cuando Internet y el correo electrónico no existían o estaban en sus comienzos-, hacen notables esfuerzos por valerse de estos nuevos útiles de comunicación, tanto para informarse como para opinar e intentar influir en los acontecimientos.
Lo triste de la situación es lo que decíamos arriba: son escasísimas las reacciones que proceden del pueblo mismo y, en particular, de los jóvenes que viven allá, estudiantes en su mayoría.
Esto llama poderosamente la atención. No hay internet en Celendin? Sí, hay. No hay aficionados al uso de internet o del correo electrónico en la provincia? Sí, los hay. La prueba es que las cabinas de internet que proliferan en torno a la Plaza de Armas siempre están llenas, casi siempre de jóvenes. Entonces, qué pasa? Ocurre que estos jóvenes sólo usan internet para el "imail", cuando no para solazarse con las más vulgares y despreciables de las posibilidades de la Red: el "chateo", el chismoseo, el humor ramplón, casi siempre valiéndose de una pésima escritura, sin olvidar el "bajado" de música de moda o la pornografía ... Y la cultura, la información, el intercambio de ideas, el interesarse por cómo están gobernando el pueblo el alcalde y otras autoridades locales, por el destino que están preparando para Celendin? Es penoso constatarlo, pero todo hace pensar que a la mayor parte de estos jóvenes "ínternéticos", estos asuntos les importa un pepino. Es desidia? No, es ignorancia.
Este es el drama de Celendin actual: su juventud no está preparada mínimamente para interesarse en la cultura ni en la vida pública. Mejor dicho, están siendo mal preparados para ser mañana ciudadanos completos, que cumplan con sus deberes cívicos y defiendan sus derechos. Serán ciudadanos de segunda, que no sabrán lo que les está ocurriendo.
Esta es una situación que se ha generalizado en el país, pero esto no es un consuelo. Celendin era diferente en el pasado, era un pueblo con ideas, creatividad, cultura. Nuestros jóvenes de hoy, para comenzar, en su gran mayoría saben leer y escribir, pero a duras penas. En la práctica son lo que técnicamente se califica de "analfabetos funcionales", o sea saben leer y escribir pero en realidad NO SABEN. En la medida en que ya no leen libros, no saben escribir correctamente. Y el que no sabe escribir con mínima corrección es porque tal vez ni siquiera llega a pensar correctamente.
Triste destino de un pueblo culto. Quienes son los responsables? Las autoridades, por supuesto, las nacionales y las locales que no protegen la cultura y el civismo. Esto no les conviene.
Pero están también los padres y, sobre todo, los maestros, que en muchos casos han abdicado de su misión de sembrar ideas y cultura. Y el caso del magisterio nos preocupa mucho. Que sepamos (y ojalá nos equivoquemos), en estos dos años ni un sólo maestro o profesor, en Celendin, ha decidido un día que iba a proponer a sus alumnos, como tema de discusión o de trabajo, alguno de los tantos artículos de CPM, muchos de los cuales no sólo se prestan para aprender historia sino para formar a la juventud como ente cívico actuante, responsable, lúcido y valiente. Con una juventud inerme y sin ideas, las autoridades corruptas, ignorantes y prepotentes pueden hacer lo que quieran. Quién les va a decir nada, quién los va a criticar?
El hecho concreto es este: tal como parecen estar las cosas, muchos de nuestros jóvenes, por más que terminen secundaria o ingresen a los estudios superiores, no pueden articular una opinión, ni en el plano del raciocinio, ni hablando y menos escribiendo. Y con estas recuas de tiernos "analfabetos funcionales" al frente,, las malas autoridades y los facinerosos, y los aprovechados que son sus cómplices, así como las depredadoras mineras y otros agentes de corrupción, pueden frotarse las manos. Al frente ya nunca tendrán batallones de jóvenes pensantes y altivos, sino simples manadas de "zombies", de gente que no sabe usar el cerebro.
Artículo tomado de la revista Fuscán N° 8 de setiembre-octubre de 2008.
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