Como lo escribe en la contra carátula de su libro “Los tatuajes de ciudad”, Oscar Quezada Macchiavello: “Las paredes, resultan ser un espacio simbólico: están en el límite mismo de lo público y de lo privado. Defienden la intimidad y la propiedad privada mientras que los graffitis la transgreden, la asaltan, la manchan con sus mensajes breves e impactantes…”
En cambio los murales que, con autorización de los dueños de las paredes donde se pintan, expresan con arte el sentir de la población invadida por la intransigencia de proyectos que atentan contra su existencia. Son expresiones que hablan, gritan y defienden la vida.
Ahora, aparte de conocer los turísticos de la provincia, los visitantes se dan su tiempo para buscar aquellas paredes donde nuestro pueblo se expresa libremente. Allí los amigos posan para tomarse una fotografía e identificarse, así, con la lucha que libra Celendín.
MURALES
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