El primer libro es una especie de revolución. Pareciera que el tiempo se acelerará y en realidad no sabemos ¿qué hacer? Mi buen amigo Josheritas, a quien le tengo un gran respeto en sus opiniones y en su sana bohemia, le pregunté el anteaño pasado, que qué le había parecido el libro que publicó un amigo en común. “Mira Negro, a muchos les puede parecer mal, que le falta esto, que su gramática es pésima, tiene fallas de redacción y ni qué hablar de su ortografía…allá los entendidos. Pero uno lo aprecia porque es paisano, familia y nos da mucho gusto que alguien de nuestra tierra, publique su obra, sus pensamientos…algo quiere decirnos y está muy bien…ojalá todos los años haya paisanos que publiquen sus obras…y no sólo de Sucre, de nuestras comunidades, de Huacapampa, Lucmapampa…alguna autoridad debe incentivar a los jóvenes y a todo el que quiera escribir…ya nadie en el pueblo lee Negro, menos escribe…”. Más claro que el agua no pueden haber sido sus palabras.
Y seguramente que sí, hay una y mil fallas en lo que hacemos, sin duda, es inevitable. A veces pensamos que ya somos lo máximo y en realidad, no estamos ni en pañales, andamos muy lejos de “escribir mal”. Pero si tenemos esa una y mil fallas, con el tiempo irán disminuyendo. Como todo lo que se hace en esta vida, todos los comienzos son desastrosos. Hay que tener coraje para transitar en este mundo lleno de letras, hay golpes bajos que debilitan el entusiasmo. Si leemos nuestros primeros “intentos” de sacarle halitos de vida a nuestros primeros escritos, sonreímos pensando, “¡Dios!, tan mal comencé”, pero los queremos, son nuestros. No nos queda otra que ser consecuentes, seguir bregando contra corriente. Obstáculos hay en cualquier oficio.
A mis familiares y amigos quiero presentarles mi primera aventura, otros le dicen, tu “primer hijo literario”. “Lircay y otros cuentos”. Fue presentado por el Ministerio de Cultura de Cajamarca el sábado 9 de marzo, en el Complejo Monumental de Belén, en la sala Kasuo Terada, participaron: Gutemberg Aliaga Zegarra, Elfer Miranda Valdivia, William Guillén Padilla, a las 7 y 30 de la noche y el Marco musical a cargo de Pako Sarmiento y Luis Llanos. La noche estuvo acompañada por mis familiares más cercanos, paisanos huauqueños, amigos de Cajamarca….poetas y bohemia. Gracias a cada uno de ellos.
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