JORGE VALENZUELA. En su libro Principios comprometidos. Mario Vargas Llosa entre la literatura y la política, postula la tesis de que el paradigma del escritor comprometido ha terminado y que nuestro Nobel, por sus contradicciones, es una prueba de ello.
Pedro Escribano
Jorge Valenzuela es un narrador, pero esta vez intenta echar lazo a las ideas vargallosianas. Acaba de publicar Principios comprometidos. Mario Vargas Llosa entre la literatura y la política, un libro que busca cotejar el pensamiento comprometido de nuestro Nobel, de cuando era un intelectual sartreano con su actual posición neoliberal. El tema es una papa caliente.
¿En qué sentido “Principios comprometidos” con respecto a Vargas Llosa?
El título del libro quiere responder a esa posible contradicción entre los principios generales como la libertad, la búsqueda del bien, el ejercicio de la virtud y los límites que el compromiso puede poner a esos principios. Creo que ese es el tema central del libro. Cómo Vargas Llosa se debate entre la libertad y las ataduras que el compromiso con una causa puede imponerle.
¿En el libro analizas más que a la obra literaria la actitud cívica del autor?
Me he centrado en sus textos de no ficción, como el ensayo, memoria, discurso, géneros en los que él es un militante de su compromiso.
¿Cotejas el pensamiento de Vargas Llosa de “La literatura es fuego” con su actual opción neoliberal?
Creo que tocas el tema central del libro porque creo que este se enfoca en dos momentos: primero, en que él está muy vinculado con el socialismo y, segundo, en el que él está vinculado con el neoliberalismo. Entonces, lo que el libro busca fundamentalmente es ver cómo bajo la articulación del compromiso que él nunca abandona, esta idea de la búsqueda de la justicia se vuelve compleja. Fue atacado cuando era socialista, pero resulta más contradictorio el compromiso cuando se ejerce desde el liberalismo político, allí es donde, creo, sufre los mayores ataques.
¿La intención de libro es descalificarlo como autor?
No, en absoluto, sino simplemente observar cómo ha operado en él esa evolución política sin que se haya afectado un ápice el énfasis con que él asume sus compromisos. Claro, pero atendiendo al hecho de que resulta siendo el compromiso más disfuncional o menos tolerado cuando él se involucra con posiciones vinculadas con la defensa de intereses como los del imperialismo norteamericano a partir precisamente de en un contexto como la invasión a Irak. Entonces, ahí –y ese es uno de los objetivos del libro también— lo que me interesa es observar cómo hace crisis el paradigma del escritor comprometido que se origina en el contexto de los años 50 y que de alguna manera en el 2000 no resulta ser tan funcional como lo era. El escritor comprometido ha terminado.
Jorge Valenzuela, Diario La República |
En los 50, su compromiso era sartreano, en los 90, neoliberal y tan comprometido que candidateó a la presidencia.
Es verdad. Era socialista pero siempre mantuvo una distancia respecto de la obsecuencia que un intelectual puede tener con respecto al poder, él siempre mantuvo esta idea de la insurrección permanente que lo vacunaba a la entrega absoluta al socialismo. Ese filtro como que desaparece cuando se hace liberal y asume sin restricciones el ejercicio político como postular a la presidencia. Hay algo que es importante, todo esto se origina a partir del momento en que Vargas Llosa luego de atacar la invasión norteamericana a Irak, en un lapso de tres meses cambia de punto de vista y la justifica.
¿Estás diciendo que Vargas Llosa es un sofista?
De alguna forma pero con una inteligencia y argumentos muy poderosos. Pero cambiar tres meses después creo que explica la crisis del paradigma del escritor comprometido.
¿A estas alturas qué le queda de sartreano?
No es sartreano en la medida que no defiende al comunismo. Sí sigue siendo sartreano con respecto a la idea del compromiso. El compromiso es una categoría neutra. El compromiso es ese énfasis con el que se opera sobre la realidad.
Para muchos intelectuales lo más cómodo es callar.
Desde luego. Vargas Llosa no calla nunca y eso es de agradecer.
O sea, solo lamentas que esté en la otra orilla…
(Risas), no, solo analizo la dinámica de su pensamiento.
Fuente: Diario La República, lunes 17 de febrero de 2014
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