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Un país donde nuestras fuerzas armadas han perdido casi todas nuestras guerras ¿Cómo legitimarse ante el resto de peruanos? Donde bajo la bandera patria masacraron a campesinos desde los tiempos de Atusparia o Rumi Maqui hasta los años terribles que todos conocemos. ¿Cómo legitimarse? Pues apropiándose de la educación, marchando, embutiéndonos de héroes criollos, marchando, hablando de una nación inexistente, marchando, ignorando nuestro extraordinario pasado prehispánico. Y marchando.
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Empecemos por los invitados. Acá abajo tenéis el colegio particular Héroes del Pacífico, con un uniforme naval a la ocasión. Ojo a los entorchados, la corbatita, el blazer náutico y los guantes ceremoniales. Y todos paraditos en posición de firmes. Así es como quiere vernos la Marina de Guerra.
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Sigamos, luego tenemos al Juan de Espinosa Medrano, un colegio estatal pequeño pero que porta una original indumentaria, donde combina el clásico uniforme escolar actual (el eterno encanto de la falda escocesa) con un bombín altiplánico. También están en posición de firmes.
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Y ahora el colegio anfitrión, La Inmaculada (sí, en el Perú, muchísimos colegios públicos de un Estado teóricamente laico tienen nombres religiosos: Inmaculada, Nazareno, Santa Rosa, etc.). Es un colegio pequeño, con buena cantidad de niños y adolescentes trabajadores. Diría que me encanta su uniforme sencillo, austero, virtualmente proletario. Aunque me consta que las chicas todos los años piden que el colegio le compren uniformes más acordes con la competencia. Quieren desfilar como marineritas o tropas imperiales. Tienen derecho.
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País conflictivo y contradictorio. El militarismo (y la religión) se han convertido en reservorios de ética y moral en un país donde se pisotea con impunidad la ética y la moral. En los colegios públicos se derrochan cientos de horas entrenando para desfilar. Y se fomentan actos religiosos en la creencia que ellos evitarán que nuestros escolares se vuelvan pandilleros o drogadictos. Porque esa es la trampa: Marchando y rezando tendremos que acabar con las lacras del alcohol, la delincuencia y la drogadicción. En colegios públicos donde algunos directivos roban, algunos profesores trapichean notas y algunos escolares desertan porque creen que lo que estudian no les sirve. El problema no es que no sepan valores. Los saben perfectamente.
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Y así creemos que marchando aprenderán valores.
Afortunadamente, ese tiempo está pasando y aumenta la idea de buscar otras formes mejores de querer este país.
Año 2012. En el mismo colegio donde se concertaron desfiles paramilitares surgió la iniciativa de algunos profesores por darle otro acento a la celebración de fiestas patrias. Chau al militarismo, cada aula representaría a una región del Perú. Los estudiantes se imaginarían por un día ser ayacuchanos, cajamarquinos, sanmartinenses o iqueños. Aprenderían sus danzas y sus viandas. Se enterarían que awajunes o boras son sus hermanos, aprenderían a saludar en quechua o cómo se hace una pachamanca.
Y nuestra Irma, la cachaca, ahora dirigía el stand que representaba a Apurímac. Nos hablaba de una parte del Perú que todavía no conoce. Antes marchaba, ahora nos habla.
Pablo Macera, nuestro historiador ahora caído en desgracia, decía que cualquier descubridor de algo en el Perú terminaba siendo un inventor del Perú. Las niñas y adolescentes del colegio La Inmaculada, han empezado a inventar su país.
Fuente: Blog "El Lápiz y el martillo", domingo, 29 de julio de 2012.
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