Oscátegui Arteta
Opinión
Esta es la célebre frase de Bill Clinton durante su campaña presidencial, para indicar que el centro de atención de ese esfuerzo debería ser la situación económica.
En los últimos días, en nuestro país, justificadamente, se han levantado voces pidiendo el no reconocimiento por parte del JNE del MOVADEF. Sin embargo, las propuestas que se han hecho para no permitir la inscripción de este movimiento adolecen de una carencia fundamental, pues no consideran la necesidad del cambio, principalmente económico-político que nuestra sociedad necesita para desterrar toda posibilidad de surgimiento de movimientos como el MOVADEF. Todo lo que se ha visto hasta ahora son movidas legales para ilegalizar a dicho movimiento.
En la década del 80, en medio de la violencia senderista, la sociedad peruana reconocía que tenía que cambiar. Sin embargo, luego de la derrota inflingida a Sendero, la élite económica se hizo de la vista gorda ante la necesidad del cambio.
El 2006, con la irrupción de Ollanta Humala y su propuesta de la Gran Transformación, nuevamente las élites económicas reconocieron que el país tenía que ser diferente. Pero, tras la elección de Alan García, todos volvieron a hacerse de la vista gorda.
La propuesta de la Gran Transformación volvió a ser levantada por Humala para las elecciones del 2011 y con ella se ganó LA PRIMERA vuelta electoral, la propuesta fue ampliada para la segunda vuelta electoral… pero el fundamento de la Gran Transformación fue renegado por el que la levantaba, apenas se obtuvo La Victoria.
El presidente elegido para hacer la Gran Transformación ha mandado decir que no habrá ninguna.
Y, sin embargo, si queremos un país pacífico que crezca y se desarrolle, y esté libre de Senderos y MOVADEFs, tenemos que cambiarlo. ¡Es la economía, estúpido!
Por un país sin terroristas
Estos movimientos terroristas no tendrían espacio en un país en el que, por ejemplo, no exista el casi 10% de analfabetismo que, en pleno siglo XXI, tiene nuestro país. Tampoco en un país en el que, en vez de aumentar la caridad social, se estuviera procesando la Inclusión Social, que implica no solo acciones propiamente económicas (como una Educación pública de calidad en todo el territorio nacional, atención básica de salud para todos, etc), sino también de reconocimiento de derechos políticos. Esos movimientos carecerían de auditorio en un país con una distribución del ingreso razonablemente equitativa, en vez de tener un coeficiente de Gini de 0.6 desde hace más de 40 años (en los países desarrollados está cerca a 0.3)... mostrando cuán poco es lo que se ha cambiado. No habrá espacio para ellos cuando la democracia peruana deje de ser la mejor forma de engañar a los electores: se les promete una cosa y se hace todo lo contrario.
El abandono de las propuestas de la Gran Transformación deja al país con las mismas recetas de siempre para combatir a la subversión: la ilegalización y la consecuente represión. Es decir, lo mismo que Fujimori y Alan García.
Fuente: Diario La Primera, jueves 26 de enero 2012
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