Por Constante Vigil
Celendín
Celendín
Toda la fanfarria mediática que se levanta en torno a la visita a Cajamarca de Miguel Caillaux, Ministro de Agricultura, Carlos Herrera Descalzi, de Energía y Minas, y Ricardo Giesecke de Ambiente, no pasa de ser una pobre y evidente maniobra para sorprender a la opinión pública local, nacional y mundial. Una maniobra montada y facilitada por la Newmont Minning Co, alias Yanacocha, alias Minas Conga, y sus cómplices de Buenaventura International Finance Corporatión, con la aquiescencia de un primer ministro que evidentemente no es un nacionalista como Salomón Lerner. El fin evidente sería hacer las fintas necesarias, dar la impresión, llenar el expediente y darle el marco legal a lo que les interesa: la explotación que proyecta Conga, que para todos ellos debe pasar, sí o sí.
Nuestras presunciones se basan en las siguientes circunstancias:
1º La ausencia sospechosa y nada política, o muy política, del premier Salomón Lerner en la inspección ocular de la zona en conflicto. Omisión peligrosa si tomamos en cuenta la inclinación del premier hacia la transnacional en un asunto sobre el cual ha adelantado opinión diciendo que el Proyecto Conga va, de todas maneras.
2º La tibia posición de los ministros luego de la inspección, dictaminando que el proyecto Minas Conga está condicionado a que cumpla con los Estudios de Impacto Ambiental, cuya aprobación se fraguó entre gallos y medianoche, en una locación ajena, y en la que solo se permitió la presencia de trabajadores de Yanacocha y de felipillos pagados por la minera.
Los ministros patéticamente disfrazados de acuerdo a la ocasión, en medio de los trabajadores de Conga, los cascos y atuendos lo prueban.
3º En este sospechoso contexto adujeron que “si hubiera una falta leve se castigará con una multa y la reparación de la falta, y si es grave o irreparable se paralizarán los trabajos y las empresas perderán su inversión”. Las preguntas obligadas son ¿Quién le pone el cascabel al gato? ¿Quiénes garantizarán que Yanacocha cumpla con los acuerdos si ellos actúan como si fueran un estado dentro de otro y prohíben el ingreso a “su” territorio a cualquiera que no sea su cómplice? Recordemos las trabas que hace poco le pusieron al congresista Guevara Amasifuén. ¿Cuándo ha cumplido Yanacocha con pagar multas y reparaciones? Esta pregunta la pueden responder los intoxicados de Choropampa y Magdalena.
4º Para la patética inspección no se programó ninguna reunión con las autoridades regionales, provinciales, distritales, y menos con los campesinos que por ser los primeros afectados por el impacto de la minera se oponen al proyecto. En la reunión, para que los ministros, como ya se ha hecho costumbre, se disfrazaron de comuneros vistiendo ponchos y sombreros, la mayoría de los presentes eran trabajadores de la minera, con cascos y todo, y fueron los únicos que tuvieron voz.
Los peruanos, que hemos aprendido a desconfiar de las autoridades políticas que siempre nos engañaron, tenemos tendencia a desconfiar aún más de los que traen apellidos extranjeros de reciente llegada, como Lerner, Caillaux, Descalzi, Giesecke, etc, etc, porque tenemos la impresión de tienen una inclinación natural a favor de las transnacionales depredadoras. Este tipo de nuevos peruanos, infeudados a los grupos de poder que son los dueños del Perú actuales, tienden a enquistarse en el gobierno, sea cual fuere el cariz de este, así se disfrace de popular y nacionalista. Los que pensamos que en el nuevo orden que surgió el 5 de junio serían desterrados estos apellidos rimbombantes y saltarían a la palestra los Quispe, Huamán, Condori o Chuquimango, ya estamos avisados, el pandero solo ha cambiado de mano. Todo hace pensar que nos siguen gobernando los representantes serviles del neoliberalismo, que han logrado imponerse a un gobierno que prometió revisar los despropósitos cometidos por el gobierno entreguista del obeso corrupo de Alan García.
A los cajamarquinos nos resulta risible que se hable de minería responsable en el caso de la Newmont Minning, Co, alias Yanacocha, alias Minas Conga, cuando hemos comprobado fehacientemente en nuestra tierra que a ellos les interesa un bledo el cuidado del medio ambiente o el futuro de miles de campesinos que dependen de los acuíferos que la minera destruye alegremente. Los cajamarquinos de la ciudad capital del departamento lo saben perfectamente, ahora que toman agua sucia, mal tratada, que hace la cama a futuros cánceres. Ese destino será el de Celendín y sus distritos, cuando Conga destruya nuestras fuentes de agua, que es lo que ocurrirá en los diez años que vienen, digan lo que digan los felipillos de la transnacional, los que reciben huesos y mendrugos, o los altos asalariados como el impresentable Carlos Santa Cruz.
Fuente: Blog CPMII
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