Por
Javier Diez Canseco
La
semana pasada nos devolvió a un escenario polarizado. El gremio minero anunció
días atrás, cambiando su tono casi conciliador, que no está en condiciones de
pagar más tributos. Enfrentaba abiertamente el futuro impuesto a las
sobreganancias mineras que constituye una fuente central de financiamiento del
nuevo gobierno. Sectores de prensa cuestionan el prometido aumento del salario
mínimo vital (SMV) a 750 soles en los primeros 120 días de gestión. Buscan abrir
un frente con la pequeña y micro empresa, pretendiendo dejar de lado el paquete
integral de medidas promocionales –crédito barato, apoyo tecnológico, compras
públicas, etc. – que deben acompañarlo.
Pero
el centro ha estado en el caso del viaje de Alexis Humala. Su carácter
inconsulto, arrogarse una representación política presidencial y nacional que
no tenía, su negativo impacto en la relación con Rusia y un tratamiento sin
definiciones oportunas han buscado cuestionar el compromiso de honestidad y transparencia
en el manejo del poder hecho por Gana Perú y Ollanta Humala. Debe resolverse.
La
derecha celebra que la popularidad poselectoral de Ollanta Humala se haya
reducido de 70% a 41% de aceptación. Las encuestas dicen que un amplio sector
de opinión quiere a la familia diferenciada del manejo del poder y cree que el
viaje buscaba beneficios personales. Pero la derecha parece haberlo convertido,
como advirtió un analista, en un mecanismo de desgaste para retomar el afán de
colocar a su gente en puestos claves y recortar algunos de los temas centrales
que el país reclama: una mayor participación en la renta minera y extractiva,
la revolución educativa, los cambios que la salud pública y EsSalud, Pensión
65, aumento de SMV, apoyo al agro y Pymes, moralización e investigación de la
corrupción que hemos vivido.
Llama
la atención la renuncia, a días del cambio de mando, de Luis Miguel Castillo
Rubio, viceministro del MEF alanista. El Comercio lo promueve como titular del
MEF para “tranquilizar a los inversionistas”. Fue asesor de Carranza –¿es esa
la clave?– y viceministro desde Aráoz. Una pieza importante de este crecimiento
sin inclusión y del DS 012 que paralizó el gasto regional. ¿Juega en serio esta
ficha? Si es así, ¿cuáles son sus implicancias? Cierto que una derecha liberal,
como MVLL incidió en la segunda vuelta, pero no son los grupos de poder
económico que cogobernaron con García y Vargas Llosa criticó. ¿Creen haber
reabierto un camino al poder fáctico? ¿A qué precio? Lo curioso es que el mismo
diario vocea como premier a Salomón Lerner que coordinó técnicamente la
Comisión de Transferencia, jugó importante papel en la campaña y promovió
importantes espacios de la Confluencia Gana Perú, como Ciudadanos por el Cambio
y la articulación con sectores de izquierda, movimientos regionales y sociales.
¿Buscan un juego de equilibrios y posiciones?
La
definición del equipo que conduzca el primer periodo del gobierno está en
debate. Hay crecientes denuncias sobre bombas de tiempo –gastos indebidos que
comprometen recursos y proyectos de varios años– como por ej. en textos
educativos por 3 años, transferencias improvisadas de programas sociales a
gobiernos subnacionales, transferencias a último momento al bono solidaridad,
personal indebidamente nombrado, conflictos activos, disminución del ritmo de
crecimiento económico, etc. que Alan García deja. Y ahora un viceministro
ministeriable según El Comercio.
El
gobierno de Ollanta Humala y el nuevo Congreso tienen el enorme reto de llevar
a la práctica las principales políticas sociales anunciadas, enfrentando un
sector de oposición agresivo. Pero, a su vez, una expectativa social enorme y
movilizada. El costo total de los programas sociales es de un 3,5% del PBI
nacional, es decir, unos US$ 5,250 millones anuales. Un enorme reto cuando el
ritmo de crecimiento y de gasto caen. Exige un equipo con convicción de atender
lo comprometido, abrir canales de solución a los conflictos –especialmente el
minero, el universitario y el educativo– y manejarse con firmeza. Los juegos
del poder dirán.
Fuente: Diario La República, lunes 18 de
julio 2011.
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