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"Cuando el ánimo está cargado de todo lo que aprendimos a través de nuestros sentidos, la palabra también se carga de esas materias. ¡Y como vibra!"
José María Arguedas

lunes, 18 de julio de 2011

Historias reales y..., de la otras: ¡También se sufre!

Por: Jorge Antonio Chávez Silva

Gran algazara reinaba esa noche en la casa de Geranio Valedoro: era su cumpleaños. Desde temprano, familiares y amigos habían acudido a saludarlo. Estaban, por supuesto, su primo paco, su compadre Cayuyo y nuestro amigo Papo, héroe de esta historia.

La situación política del país era precaria como siempre. El gobierno militar golpista de turno, había decretado para acabar con la protesta generalizada un toque de queda, en virtud del cual, ningún churrupaco podía circular por las calles pasada la media noche, además de otras medidas similares como el hecho de dibujarle el mapamundi en el trasero a balazos a cualquier prójimo que no contestase el !alto¡ ¿Quién vive? Esto fue motivo para que los amigos acudieran desde temprano donde el santo, para retirarse antes de la hora fatídica.

Cuando Papo toma un par de “chelitas”, como el las llama, ocurre como en las cuentas del collar: cae una y caen todas las demás. Durante la concurrencia circularon las botellas con profusión. La gente quería asegurar su bomba antes del toque de queda. Cuando la jarana estaba en su apogeo, el reloj marco las once la noche. Graciela, su abnegada esposa, muy alarmada se le acerco y dijo:

- Vamos ya, amor, que es tarde.

- ¡Si, si! Mi vida contesto con gran pesar, pues le habían encontrado gusto a la fiesta. Como se dice criollamente, había agarrado vena.

El dueño del santo, ante la amenaza del desbande general, intervino:

-¡No te vayas hermanito, quédate, mañana te vas tempranito!

-¡No, Geranito!- replico Graciela – mañana tiene que ir a trabajar y los chicos se han quedado solos en casa … ¿Sí¡ solamente con la muchacha y tu sabes …

- Pero un ratito más. Insistió Geranio.

- No te preocupes , hermano- tercio el inefable Paco- tengo el carro afuera y en un momento mas los llevo, un ratito mas, ¡Salú, Salú

Papo se asió a Paco como un naufrago lo haría con cualquier tabla de salvación.

- ¿Ya ves, amor?, Paquito nos va a llevar, un ratito mas, ¡salu, me han dicho o es una voz que me persigue, salu, salu!

-La cerveza circulaba aun mas rápido y el entusiasmo crecía como la espuma. Algunos invitados salían presurosos rumbo a sus hogares antes de la hora crucial.

- Vamos ya Papo- intervino muy seria la señora-, interrumpiendo el enésimo ¡salu! De nuestro amigo.

- si, si, si, vamos ya- dijo mirando su reloj- ¿Dónde esta Paco?

Ubicado el “Solo gozo”, respondiendo con ese rubor que lo hace tan simpático:

-¿Sabes, hermano?, ya no voy, des muy tarde, faltan solo diez minutos y desde aquí no llegamos a Zarate, mejor nos quedamos hermano…

-Vamos, vamos- dijo ella alarmada, halándolo del brazo - ¿no te dije? Ojala podaos conseguir un taxi, ¿ya ves?, cada que agarras el vaso ya no lo quieres soltar, creerás que es otra cosa.

Salieron de inmediato a la pista y por mas aspavientos que hicieron, no pudieron conseguir un vehiculo

Que los llevara de vuelta a su hogar. Resignados, tuvieron que regresar a la fiesta.

-¿Ya ves, hermano, que te dije?, pasen pasen- invito muy alegre Geranio, abriéndoles la puerta - ¿salu, salu!

Se reanudaron las libaciones, nuestro amigo se dejo llevar por el entusiasmo y cuando se percato de la situación, estaba solo. Los demás dormían la mona desparramados por los muebles. Los había tumbado a todos…¡Si, señor, mis respetos , que tal guante!

Ante la desolación del panorama, tuvo que deponer su beligerancia cervecera e intento acomodarse a descansar con su mujercita, con tan mala suerte que solo quedaba una silla libre. Como pudo se acomodo en ella, con la consiguiente incomodidad, pero era estoico, estaba para todo. La que no le era tanto, era su media naranja.

- ¿Ya ves?- se quejaba- por tu culpa estamos acá, incómodos, lo que siquiera estuviéramos, en casa con nuestros hijitos – dándole la espalda prosiguió- sobame por acá me ha dado un calambre, también me duele el cuello, la cintura los pies… ¡Ay!...ráscame atrás… ¡No! Mas abajo… ¡Oye! ¿Crees que estamos en la casa?

Ante tanto lamento y soponcio, nuestro amigo, el estoico Papo, enarcando la poblada ceja , en un gesto muy suyo , dijo:

-¡Ahhh!, te

He traído aquí, para que veas que en la chupa no todo es ja ja ja , ni ji, ji, ji, , como tu crees…

¡TAMBIEN SE SUFRE!

Escrito en lima, noviembre de 1988.
Fuente: Quincenario El Shilico.

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