Rodrigo Montoya Rojas
La señora Keiko dijo hace 4 días: “Pido perdón a la población por los
errores y los delitos que se cometieron durante el gobierno de mi
padre”. En su razonamiento, la supuesta inocencia de su padre estaría
fuera de duda porque habrían sido malas personas de su gobierno quienes
habrían cometido esos errores y delitos.
Conviene recordarle a la
señora que la Sala especial de la Corte Suprema de Justicia de la
República, el 7 abril 2009, condenó a su padre, Alberto Fujimori,
a 25 años de cárcel, “como autor mediato de la comisión de los delitos
de: I. Homicidio calificado – asesinato, bajo la circunstancia agravante
de alevosía, en agravio de 25 personas,… II. Lesiones graves, en
agravio de: 4 personas… Los mencionados delitos de homicidio calificado y
lesiones graves constituyen crímenes contra la Humanidad según el
Derecho Internacional Penal. III. Secuestro agravado, bajo la
circunstancia agravante de trato cruel”, en agravio de dos personas.
También tiene otras condenas que suman 19 años por peculado doloso,
corrupción de funcionarios, cohecho activo y allanamiento ilegal de la
casa de la esposa de Vladimiro Montesinos. Si en la justicia peruana se
sumaran las penas, ya tendría 44 años.
El condenado es su padre. En su razonamiento, la Señora Keiko comete un gravísimo error: 25 asesinatos, lesiones graves a cuatro personas y el secuestro agravado a dos, no son errores, son asesinatos y delitos muy graves. Vladimiro Montesinos, su brazo derecho, y sus cómplices en las Fuerzas Armadas y policiales cometieron muchos otros asesinatos, delitos de narcotráfico, robos de algunos miles de millones de dólares, tráfico de armas, por los que han sido igualmente condenados. No se trata de errores ni delitos menores. Asesinatos de 25 personas, debidamente premeditado como los de Barrios Altos y la Cantuta, jamás puede ser considerado como un error. Se burla dicha señora de la inteligencia de millones de peruanas y peruanos diciendo tal insensatez. También se burlan de nosotros los medios de comunicación complacientes con la señora Keiko que, tapándose la nariz, aceptan implícitamente su tesis del error.
Es cierto que los hijos no son responsables de los delitos cometidos por los padres, pero la vergüenza les toca, envuelve y compromete, directamente. Ella sería objetivamente cómplice por creer que su padre no cometió delito alguno, solo “errores”, y que por eso es víctima de la injusticia del país; en este caso una severa condena de la Corte Suprema. La justicia peruana faculta a la pareja e hijos de quien comete un grave delito a cambiar de apellido. Entre ambos extremos, los hijos pueden guardar el apellido, luego de haber reconocido la responsabilidad del progenitor que comete el delito y con humildad decir, simplemente, “a pesar de todo es mi padre y seguirá siendo mi padre”.
La señora Keiko va más lejos porque sigue insistiendo en que su padre fue el mejor presidente del país. ¡Vaya país elnuestro! Un condenado a 25 años de cárcel por asesino, jefe de una mafia que usufructuó del gobierno, dictador que dio un golpe de estado para cambiar la constitución e imponer otra a medida del Consenso de Washington, y en su propio beneficio, sería el mejor presidente. Decir que su padre fue el mejor presidente sin rubor alguno es una prueba más del irremediable Fujimorismo de la señora Keiko. ¿Merece el pueblo peruano una presidenta como ella? NO.
Fuente: Diario La Primera
El condenado es su padre. En su razonamiento, la Señora Keiko comete un gravísimo error: 25 asesinatos, lesiones graves a cuatro personas y el secuestro agravado a dos, no son errores, son asesinatos y delitos muy graves. Vladimiro Montesinos, su brazo derecho, y sus cómplices en las Fuerzas Armadas y policiales cometieron muchos otros asesinatos, delitos de narcotráfico, robos de algunos miles de millones de dólares, tráfico de armas, por los que han sido igualmente condenados. No se trata de errores ni delitos menores. Asesinatos de 25 personas, debidamente premeditado como los de Barrios Altos y la Cantuta, jamás puede ser considerado como un error. Se burla dicha señora de la inteligencia de millones de peruanas y peruanos diciendo tal insensatez. También se burlan de nosotros los medios de comunicación complacientes con la señora Keiko que, tapándose la nariz, aceptan implícitamente su tesis del error.
Es cierto que los hijos no son responsables de los delitos cometidos por los padres, pero la vergüenza les toca, envuelve y compromete, directamente. Ella sería objetivamente cómplice por creer que su padre no cometió delito alguno, solo “errores”, y que por eso es víctima de la injusticia del país; en este caso una severa condena de la Corte Suprema. La justicia peruana faculta a la pareja e hijos de quien comete un grave delito a cambiar de apellido. Entre ambos extremos, los hijos pueden guardar el apellido, luego de haber reconocido la responsabilidad del progenitor que comete el delito y con humildad decir, simplemente, “a pesar de todo es mi padre y seguirá siendo mi padre”.
La señora Keiko va más lejos porque sigue insistiendo en que su padre fue el mejor presidente del país. ¡Vaya país elnuestro! Un condenado a 25 años de cárcel por asesino, jefe de una mafia que usufructuó del gobierno, dictador que dio un golpe de estado para cambiar la constitución e imponer otra a medida del Consenso de Washington, y en su propio beneficio, sería el mejor presidente. Decir que su padre fue el mejor presidente sin rubor alguno es una prueba más del irremediable Fujimorismo de la señora Keiko. ¿Merece el pueblo peruano una presidenta como ella? NO.
Fuente: Diario La Primera
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