Por Héctor Béjar
Si el Perú llegase a convertirse en una kk-landia después de la segunda vuelta, se deberá a lo siguiente:
1. Existe una gran cantidad de empresarios (no todos) que tiene
mentalidad esclavista. Cuando se cree que la empresa competitiva es
aquella de trabajadores sin derechos y salarios de hambre, eso es
esclavismo.
2. La clase alta peruana sigue amando a un San Martín que se ha
creado para su propio consumo y continúa odiando a Bolívar. Es expresión
de conservadurismo y racismo. Si estuviésemos dentro del imperio
español del siglo XVI, ellos serían realistas.
3. Lima es la única ciudad de Sudamérica que se enorgullece de ser
“virreinal”. Mantuvo hasta hace poco una estatua del conquistador ante
la catedral. El Palacio de Gobierno es llamado “Palacio de Pizarro”.
Desde Palacio se ordena meterle bala a los indios cuando protestan.
¿Recuerdan quién dijo: “Disparen primero y piensen después?”
4. Cuando Fujimori se fugó fue reemplazado por un gobierno
provisional que no zanjó con el régimen anterior. Se prefirió gobernar
con buena parte de los mismos militares que organizaron la tortura, el
asesinato selectivo y el robo sistemático de los fondos públicos. La
falsa tesis de “son unos cuantos pero no la institución” se impuso
cuando en realidad las fuerzas armadas habían sido presa de una banda
criminal. El general Rodolfo Robles Espinoza nunca fue reivindicado y
vive en Centroamérica, prácticamente exiliado por los “demócratas” que
gobernaron desde el 2001.
5. Cuando se nombró una Comisión de la Verdad para investigar los
crímenes del fujimorismo se le añadió las palabras “y de la
reconciliación”. ¿Con quién? ¿Con los ladrones y asesinos? Los miembros
de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, gente honesta y
respetable, no se atrevieron a develar la máquina de muerte, latrocinio y
narcotráfico que fue organizada en el Perú desde la CIA y la Escuela de
las Américas, cuya participación en los hechos fue mantenida en
silencio.
6. Cuando se decidió construir un Museo de la Memoria como en los
países que han sufrido dictaduras (Alemania conserva los campos de
concentración nazis y Hungría tiene su Museo del Terror con documentos
del régimen de Rakocsi), aquí no se quiso llamarle “museo” sino “lugar”
de la memoria y se le asignó un acantilado donde antes se arrojaban
desperdicios. El “lugar” todavía no ha sido construido y es dudoso que
lo sea alguna vez.
7. En el mundo de la pobreza la necesidad marca la vida. Se prefiere
la comida o el dinero a los valores. La conciencia moral no existe o es
insignificante. En el mundo de la riqueza es la plata la que manda.
¿Recuerdan la frase: “El amor es importante pero más importante es el
dinero”?
8. A Fujimori se le juzgó por unos cuantos crímenes, pero no por el
mayor: haber vendido los activos del país. Hay “demócratas” que parecen
estar de acuerdo con eso, son fujimoristas a medias.
9. Muchos intelectuales y políticos se acuerdan de los derechos
civiles pero olvidan los económicos y sociales. Eso equivale a decir:
“Mientras nosotros seamos ministros, congresistas o consultores con
ricos honorarios, ¿qué interesa la gente?”
10. Después de todo lo que pasó, los Crousillat, Ivcher y Delgado
Parker, inmorales deudores de la Sunat o poseedores precarios de
licencias, siguieron usando los canales de televisión de señal abierta,
con el consentimiento de tres gobiernos sucesivos (Paniagua, Toledo y
García). Encima han logrado que los candidatos declaren que no los
tocarán.
Se puede seguir agregando circunstancias, hechos, razones, síntomas.
Tenemos tumores cancerosos que no podemos eliminar porque carecemos de
los anticuerpos suficientes. El kk-país nos acompaña y puede convertirse
–ojalá que no–, en un kk-gobierno en julio, metástasis incluida. Para
entonces –digo, es un decir–, el país verdadero, el que vale la pena, el
de la gente honesta y sabia, desde Miraflores hasta los cerros, aunque
no sepa leer o hable quechua, quizá se anime a fijar los límites o
iniciar la cirugía de emergencia que es indispensable.
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