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"Cuando el ánimo está cargado de todo lo que aprendimos a través de nuestros sentidos, la palabra también se carga de esas materias. ¡Y como vibra!"
José María Arguedas

miércoles, 28 de abril de 2010

Historias reales... y de las otras: El Alazán

Por Elmer Castillo Díaz

Pese a que tuve algunas discrepancias e inconvenientes de tipo personal en mi juventud, no puedo negar los atributos personales de don Gilmer Aliaga Reyna. En este momento agobiado más por su enfermedad que por su edad, acompañado de sus hijos y familiares cercanos; ayudándole a tener una existencia digna, y, dándole calidad de vida,…quizá nos acompañe un corto tiempo, o, quién sabe, tal vez sea uno de nosotros, que creemos tener más vida que él, irnos antes. ¿Quién sabe? Con la Parca nadie se juega y viene en el momento menos pensado.

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Huauqueño de nacimiento, quién en Sucre no lo conoce o le pidió una gauchada en asuntos policiales cuando se encontraba en actividad y nosotros en dificultades. Si lo llamabas a altas horas de la madrugada, él muy cordial y atento se dirigía a la delegación policial para tratar de solucionar el problema, la mayoría de éstos por haberse pasado de tragos o alguna detención de algún familiar por faltoso con la autoridad. Su buena reprimenda y un par de copas con el familiar del susodicho o un desayuno opíparo en su casa, eran el final del nuevo día. Nunca cobró un “puto sol”, me consta…con sus galones sobre los hombros, otros tenían mansiones en Surco, Miraflores, hasta en Miami, coches modernos y no gastan en las reuniones baquianas; mientras él vivía y sigue viviendo en su humilde hogar en el Agustino, acompañado de su hermana y mis dos primos hermanos muy queridos, Julio y Guillermo. Estoy seguro que sus hijos heredaron la honradez del tío Gilmer, al menos puedo confirmarlo con el que es mi amigo, Gustavo, quien también se lleva ese gesto inequívoco de servir al paisano desinteresadamente.
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“Alazán”, “Long John” y “el Hermanito”, así lo llamaban sus amigos. Los jóvenes, tío Gilmer. Preguntaba a uno de los autores del libro “Los personajes…”, el profesor y escritor Gutenberg Aliaga Zegarra, el por qué no consideraron al tío Gilmer en el libro. No desconoce la bondad y la honradez, bueno hasta por demás con sus amigos. Ese lado humano es más que conocido, más bien pareciera tener el criterio de que su vida abnegada a sus seres queridos, pues son más que un equipo de fulbito, “ocho son suficientes”; descuidó su carrera de Benemérito…creo que de ahí vienen los mordaces comentarios, los errores son más recordados que los aciertos, es nuestra cultura. Si cometes un error en tu vida, será suficiente para morir con él…y su error fue descuidarse de alcanzar los logros requeridos en la Guardia Civil.
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Su carácter bondadoso nos hacía pensar que no era un oficial, sino más bien, un consejero matrimonial, familiar…siempre atento a algún problema, no sólo con el paisano y familiar, con todo aquel que lo requiriera. Lo digo yo, que fácilmente podría despotricar contra él…una pena grande invadió mi alma de niño, no conocía al tío, lo olvidé al pasar los años y ahora guardo la imagen de un buen hombre, quizá cometió ese error por su inexperiencia o su falta de tino…lo que haya sido…está olvidado, porque no recuerdo qué fue.
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En estos momentos de angustia, pena y dolor de sus más cercanos familiares, un brazo amigo, desde esta humilde tribuna, fuerzas y mucho coraje…la vida es así.

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