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"Cuando el ánimo está cargado de todo lo que aprendimos a través de nuestros sentidos, la palabra también se carga de esas materias. ¡Y como vibra!"
José María Arguedas

lunes, 8 de mayo de 2017

Concursos, tres opiniones: La trampa de los Concursos Literarios / Concursos, tu peor enemigo / Concursos de cuentos y de otras expresiones artísticas.

Concursos literarios: las sombras que los rodean


Es evidente que, al día de hoy, hay concursos literarios para todos los gustos, géneros y temáticas. Concursos sobre fútbol, sobre la mujer, concursos de ciencia ficción, microrrelatos, poesía, cuentos. Concursos grandes, pequeños, nuevos, prestigiosos… En síntesis hay concursos para todos los gustos y casi todos están en internet.

El auge de los concursos literarios se puede explicar por muchos motivos, algunos que van desde la mal llamada responsabilidad social corporativa (el típico concurso para lavar la cara de empresas que “apuestan por la cultura”), hasta el fomento del turismo en ayuntamientos que nadie encontrará en un mapa de carretera, y nuevas editoriales que quieren darse a conocer. Pero una de las razones que se esgrime poco, y explica la cantidad de participantes que suelen tener cada uno de esos concursos, es la crisis del sector del libro.

¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? Muy simple: es casi imposible, para un escritor novel, publicar en una editorial de prestigio en la actualidad y los concursos literarios parecen ser la única salida potable para aquellos escritores que quieren hacerse un lugar en la literatura.

El panorama para el escritor novel parece sombrío

Los premios literarios y su historia

Por supuesto, publicar jamás fue fácil (allí corre la anécdota sobre el padre de Borges persiguiendo editores para meterles en el bolsillo textos del, por entonces, pequeño Jorge Luis), pero lo que es absolutamente desconocido para todo el mundo es que se rechacen obras geniales o, incluso, obras de escritores “consagrados”. En ese punto se encuentra el mercado editorial: con sus ventanas totalmente bajas, o mejor dicho, con sus persianas tan bajas que solo se permite entrar a un grupo cada vez más reducidos de escritores.

Otra de las cosas que son nuevas (y aunque no lo parezca seguimos hablado sobre concursos) es que las grandes editoriales (dueñas de los canales de distribución y promoción) se hayan inclinado casi al 100% por apuestas netamente comerciales, relegando obras de gran calidad que necesitan, como todo, de un tiempo propicio para su maduración. El corto plazo es la tendencia dominante del momento.

El escritor de primera publicación (y que no pertenezca al mundo académico ni tenga un hermano o padre editor) está en extinción, tal y como se lo conocía antiguamente. Muchas editoriales medianas, conocidas por su apuesta a jóvenes talentos han cerrado o han sido compradas por grandes grupos cuyas reestructuraciones las han dejado sin recursos y con peligro de muerte. Otras, tradicionalmente enfocados al mercado de “primeras novelas”, y que también han sido absorbida por holding editoriales (el caso de Caballo de Troya, desde hace un tiempo de Random House-Penguin, es paradigmático) están siendo desmanteladas y su estertores de muerte se escuchan en el horizonte.

El mundo editorial amateur sufrirá en los próximos años modificaciones sustanciales

El futuro de los escritores noveles

Sin ir más lejos, el mercado editorial amateur, que nada tiene que ver con la autopublicación, sufrirá en los próximos años modificaciones sustanciales. A saber:

Cerrarán o cambiarán su modelo de negocio editoriales tradicionalmente enfocadas a primeras publicaciones.

Las editoriales de prestigio y tamaño medio, enfocarán la apuesta de publicación de primeras novelas con fórmulas de pago compartido.

Es probable que crezca (como ya se percibe) el modelo de publicación selectiva o coedición (filtrada por editores profesionales) pero pagando, no solo para la publicación, sino para su difusión.

Seguirán creciendo modelos editoriales enfocados únicamente a lo digital, con gran calidad pero con carencia de llegada al público masivo.

Continuará el descenso de lectores de literatura tradicional en detrimento de la literatura de consumo (Libros para no Lectores, como los llama la editora Paloma Benavente).
Gran auge de concursos tematizados y de baja calidad.

Y por supuesto aumento imparable de autopublicaciones y coediciones (aunque este es otro tema).

Dicho esto, el panorama para el escritor novel es sombrío. Sí antes mencionábamos que los concursos literarios parecen ser la única salida al “cierre” del mercado editorial, es preciso ser prudente. También los premios literarios han caído en el auge del cortoplacismo financiero y se han convertido en una nueva forma de difusión encubierta.

Aclaro aquí que no me refiero a los concursos típicamente amañados y absurdos (que ya son un clásico de la desvergüenza), como el Planeta o el Premio Primavera (allí anda Maxim Huerta…). Más bien, a aquellos que solían brindar condiciones de participación claras, jurados respetables y cierta libertad a la hora de apostar por obras de calidad.

La modalidad de plicas (sobres cerrados, seudónimos, etc.) cae, muchas veces, en saco roto cuando se acerca el director editorial o empleado de la empresa que auspicia el concurso y pone sobre la mesa el manuscrito del autor cuyos derechos ya poseen y cuyo nombre ya suena (periodistas, presentadores, modelos) en los medios de comunicación. Ver, sobre este tema, la excelente nota de Carlos Prieto en EL CONFIDENCIAL.

Premios literarios que sí valen la pena…

Por supuesto, no todo está perdido en relación a los concursos literarios. Quedan aún muy buenos concursos literarios y certámenes no contaminados que apuestan por la pasión de leer buenas obras, sea quien sea el autor y tenga la edad que tenga.

Un consejo razonable, a tal caso, es centrarse en concursos literarios por debajo de los 6.000 € pero, paradójicamente, sin dejar de participar en todos los concursos literarios (incluso en esos cuyo premio nos marea). Puesto que, ya se sabe: las brujas no existen pero que las hay las hay y uno desconoce, en definitiva, qué puede ocurrir en un cuarto de votación.

Fuente: http://blog.falsaria.com/2014/10/concursos-literarios/

Concursos Literarios: Tu peor enemigo

Muy buenas a todos, y bienvenidos un día más. Hoy en este Taller de Escritura os quiero hablar sobre los Concursos literarios, y como pueden ayudarnos o perjudicarnos como escritores.

¿Quién gana un concurso literario?, en teoría el que mejor escribe. Pero…¿es así? ¿Se premia la calidad? Aquí es donde nos encontramos de cara con el monstruo. ¿Qué piensas?

Yo tenía un profesor que escribía, e incluso llegó a publicar un par de cositas. El pobre hombre se desmoralizaba continuamente por culpa de los concursos. Él sabía que lo hacía bien, pero siempre, siempre, siempre se quedaba fuera o, como mucho, era finalista. Y siempre nos decía que quedaba por detrás de obras malísimas. Supongo que en algún momento acabaría por dejarlo.

El tema de los concursos es complicado. ¿Quién gana un concurso literario?, en teoría el que mejor escribe. Pero…¿es así? ¿Se premia la calidad? Aquí es donde nos encontramos de cara con el monstruo. ¿Qué piensas? ¿Crees que se vota en base a criterios estrictamente literarios? ¿Que no se tiene en cuenta quién lo escribe?

Yo soy de los que opina que este tipo de concursos tienen demasiados contras: en algunos solo hay un miembro en el jurado, en casi todos el jurado puede leer el nombre del autor (nunca tendrá la misma consideración un relato escrito por mi, que uno escrito por Reverte, y así empezamos mal), y es algo completamente normal (hasta cierto punto), por más que se diga, los miembros o la organización del concurso querrán que el suyo sea el mejor, el de más prestigio. No es lo mismo premiar a un desconocido, que a un escritor consagrado.

El concurso te puede encumbrar, yo mismo, he sido finalista en alguno y es un subidón considerable, pero siempre te queda el gusanito…el pensamiento funesto, el mal sabor de boca (os aseguro que es peor terminar segundo, que último). Y te pones a barruntar, y piensas…¿Tan bueno es ese? ¿De verdad los demás son mejores que el mío? Y, caes…si tienes la mala suerte de poder acceder al material del resto de participantes, seguramente te darás cuenta de que te han dejado por detrás de obras mucho peores que la tuya. Y eso es lo que jode de verdad. Pero, en otros casos tu obra, que seguramente será peor que otra, quedará entre las primeras…

En un concurso rara vez se premia realmente la calidad de lo que se escribe; si el concurso es de una editorial, siempre apostará por los suyos antes que por ti, aunque lo que escriban ellos sea nada o menos, si el concurso es de un pueblo concreto, no hace falta ni que te comente…y si es un concurso en el que las votaciones son públicas, pues entonces mejor ni te acerques, aquí gana el que más gente conoce (o el que tiene mayor poder de convocatoria en las redes).

Los concursos están bien como ejercicio, si estás atascado y no sabes qué escribir te buscas concursos, miras los temas, te animas, escribes algo y sales del bache. Pero no te tomes el concurso como algo serio. Los concursos literarios pueden minarte la moral en nada. Son verdaderos comecocos, porque tú sabes que lo que haces es bueno, pero no encuentras el apoyo que necesitas.

El escritor es un ser especial, que necesita el reconocimiento de los demás, que necesita el apoyo constante, la dichosa palmadita en la espalda-“Está guay, tío, de verdad, escribes del copón”.-Somos así, qué le vamos a hacer. Y nos venimos abajo con mucha facilidad, sobre todo, cuando juegan con nuestro trabajo. Somos estatuas con los pies de barro, necesitamos que nos apuntalen constantemente.

Así que si tenías pensado participar en un concurso, esta es mi realidad, he querido compartirla con vosotros para que tengáis un punto de vista diferente; y no quiero decir que todos estén amañados (que os veo venir, que sois de colmillo fácil), de eso nada, pero es muy complicado (imposible más bien) ser 100% objetivo a la hora de juzgar una obra. Hay demasiados factores, demasiadas cosas que pueden influir en la decisión.

Participa en un concurso si quieres, pero hazlo como un ejercicio personal. Y si no tienes las cosas muy claras, olvídate.

¿Qué opináis vosotros? ¿Habéis participado alguna vez en un concurso literarios? ¿Cómo fueron vuestras experiencias? ¿Habéis deseado la muerte de algún jurado? Espero vuestros comentarios en el blog y en twitter, y no olvidéis suscribiros al blog.

Un saludo!

Fuente: http://www.excentrya.es/concursos-literarios-tu-peor-enemigo/


CONCURSOS DE CUENTOS Y DE OTRAS EXPRESIONES ARTÍSTICAS.


Por mi profesión y condiciones de mi desempeño laboral, en varias ocasiones he sido informado de la organización y realización de concursos en diferentes expresiones del arte. En más de una oportunidad fui invitado a participar en concursos de narrativa, específicamente en el género cuento, dentro del cual tengo ya una producción acumulada y publicada en blogs o sitios del internet. Nunca acepté y creo no aceptaré, porque tengo un concepto, tal vez muy particular, respecto a estos eventos. Con el respeto que merecen los hasta hoy galardonados; creo que ni el concurso del “cuento de las 1000 palabras”, que impulsa la revista “caretas” del Perú ni otros convocados desde otros países, tienen justificación valedera; porque las buenas historias, determinan por sí solas su cantidad de palabras y no aceptan, ni siquiera de su autor, una previa asignación de la misma.


De otro lado, en el caso específico de la literatura, es iluso esperar que de una colectividad de malos lectores surjan buenos narradores. En este sentido, sí es prioritario intensificar la estrategia pedagógica del plan lector en los centros educativos, para fomentar e incentivar la comprensión lectora de los estudiantes. Y además, no creo que un narrador, consagrado o no, pueda escribir a pedido, una historia memorable; y menos, previamente advertido, de que un jurado va a determinar su calidad con puntajes y/o calificativos de buena, regular o mala. Las buenas y mejores historias siempre se escriben con el valor de la libertad absoluta para su autor, sin limitaciones ni presiones a su creatividad. Pensando que tiene que agradar a un público no a un jurado, a veces descolocado. En definitiva, nunca habrá mejor jurado que el variado público lector; y éste determina la calidad de una narración a través de un tiempo indeterminado, no en la cantidad de días que dura un concurso.

También es cierto que desde tiempos remotos, existen artistas que han utilizado concursos, premios y otros eventos, relacionados con el arte o en torno a éste, como medios de promoción de sus nombres y obras. Otros más audaces, hasta han constituido cofradías para construir imágenes, labrar prestigios o erigir famas. En la actualidad, incluso en asociación con ciertas entidades, usan el marketing y otros medios con objetivos similares. Están en su derecho y tienen la libertad para hacerlo; pero tal vez nunca falten quienes los pongan en evidencia.

Las buenas personas, profesionales desprendidos y artistas comprometidos, existen, y se requiere de su participación y contribución. Si estas voluntades se asocian a decisiones acertadas de las autoridades locales y APAFAS, pueden surgir convenios que faciliten la aplicación de políticas públicas para incentivar el arte y la cultura. Así se deberá promover y financiar, en los centros educativos, talleres de: narrativa, música, escultura, danza, pintura, teatro, etc. En este tipo de eventos, se podría incentivar y desarrollar las aptitudes artísticas de las colectividades de nuestros niños y jóvenes. Aprender, con ellos, a ser perseverantes en el descubrimiento y construcción de técnicas para narrar buenas historias y cultivar otras facetas del arte. Descubrir, también con ellos, peldaño a peldaño, la escalinata escabrosa hacia el éxito sociocultural. Y cuando no se sigue la dirección correcta, el resultado podría ser negativo y hasta frustrante.

Chota, 22 de septiembre del 2014

Fuente: Virgileo Leetrigal, escritor sucreño.

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