Por Palujo
Este mes de mayo, como todos los años, el distrito de Sucre (Celendin) rinde homenaje a San Isidro Labrador, su santo patrón. El clima de estos días es de recogimiento, religiosidad y alegría que llega a su clímax con la procesión del agricultor milagroso. Por otro lado, no faltan quienes llegan o se preparan para asistir a las llamadas corridas de toros.
¿No es el dueño de un restaurante celendino? |
La fiesta en honor a San Isidro Labrador es un evento que atrae a personas de diferentes lugares; lo organiza, durante todo el año, un Comité que determina quienes son los mayordomos que colaborarán para que la fiesta sea cada vez mejor.
Aunque en este tiempo han proliferado las religiones evangélicas, la fe del pueblo se deja notar en las novenas, vísperas, alba y procesión. Cánticos, plegarias, bandas de músicos e infinidad de homenajes son compartidos con chinganas, toldos de mercachifles que se pueden apreciar en todo su esplendor los dias 14, 15 y 16 del antes mes de las cosechas.
La fiesta de toros, por otro lado, que, aparentemente, cierra el homenaje al santo, habla de otra clase de festejo: el del abuso, la barbarie y la misma muerte. Todo lo contrario a lo que los feligreses celebran en la iglesia y demuestran en la procesión del santo.
La fiesta principal de este 2016, para colmo, llega con otro ingrediente perturbador: la depredación de la zona más hermosa de este distrito al que sus tres últimos alcaldes llamaron "distrito ecológico". En efecto, ayer lunes 9 de mayo, con honda pena, pudimos comprobar cómo talan pinos que han crecido desde hace más de diez años, para hacer el aforo de más de cinco mil personas, entre entendidos, aficionados y panameños, atentando contra el medio ambiente.
Perdonará Dios y San Isidro Labrador estas contradicciones?
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Si el armatoste ("plaza taurina") ya está construido, ¿a dónde llevaron los pinos que talaron ayer lunes?
Fotografías
De muchos eucaliptos sólo quedaron brotes
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