No era un secreto que Yanacocha se jugaba una de sus principales cartas en las elecciones del 5 de octubre. Apostó por apoderarse del Gobierno Regional, provincias y distritos de influencia del proyecto minero Conga; para lograrlo financió campañas millonarias de sus candidatos. Sin embargo el panorama luego del 5 de octubre es distinto a los intereses mineros. Se alzaron con la victoria contundente candidatos favorables a la lucha; en Bambamarca el triunfo fue para el compañero Edy Benavides, en Celendín Jorge Urquía, en Huasmín José Marín, en Sorochuco ha ganado Elmer Alaya Izquierdo, quien tendrá que demostrar que defiende el agua, pues además en este distrito amenaza no sólo el proyecto minero Conga, sino también El Galeno de capitales chinos, que para operar tiene que destruir más lagunas como Milpo, Rinconada, 2 Colores, Caparrosa y otras. Hay otro bloque de alcaldes electos como el de la provincia de Cajamarca, los distritos de La Encañada y Baños del Inca que claramente son mineros; pero, en cambio, el movimiento social tiene nuevamente el Gobierno Regional del lado de la defensa del agua. Entonces, luego del proceso electoral se ha configurado una nueva correlación de fuerzas favorable para la lucha. Es preciso recordar siempre que el poder lo tiene el pueblo, el mismo que estará alerta a las señales y actitudes de las nuevas autoridades.
Este nuevo periodo representa un gran reto para el pueblo y las autoridades electas, pues ahora no bastará decir ¡Conga no va!, tenemos que demostrar que Cajamarca puede vivir bien sin minería, sin destruir nuestras fuentes de agua y en armonía con la naturaleza. Ya no sólo servirán las protestas, se tiene que repotenciar la vocación productiva de nuestros territorios, rescatando formas comunitarias, valorizando los saberes comunales ancestrales y creando nuevos saberes a partir del saber campesino experto, independiente de los discursos del poder dominante. Contamos con gran potencial para fortalecer verdaderas alternativas al capitalismo neoliberal, por lo que desde los gobiernos locales se deben implementar políticas de fomento a la agricultura orgánica y economía familiar campesina, crear cadenas de comercialización alternas, locales, regionales y nacionales, diversificación de la producción agrícola, de la producción de derivados lácteos, acabar con el abuso de las empresas acopiadoras de leche, dotar de infraestructura de riego, aprovechar sosteniblemente nuestra biodiversidad, plantas medicinales, nuestra artesanía y el turismo responsable, por mecionar algunas.
Además, es necesario apostar por formas organizativas comunales para trabajar en asociativismo, cooperativismo, brindando capacitación y asesoramiento para alcanzar los objetivos. Sabemos también que desde el Gobierno Central se intensificará una política de reducción de ,presupuestos públicos, de un chantaje económico, por lo que el trabajo en mancomunidad municipal o cooperativismo municipal es una de las alternativas viables para lograr resultados.
Es necesario tener claro que el llamado “desarrollo” que nos quieren imponer es parte del proyecto capitalista que tiene como premisa “el crecimiento económico”, la explotación de los recursos naturales, la primacía del mercado sobre cualquier cosa. Este modelo de desarrollo basado en el saqueo, despojo y destrucción de nuestros recursos naturales, de nuestros modos de vida, no solamente ponen en riesgo nuestra subsistencia, sino también se impone con violencia, con muerte, con sangre. Es un modelo racista, excluyente, que ha producido todo lo contrario a lo que prometieron, pues ha generado envidia, individualismo, egoísmo, división, pobreza, además de otros severos daños sociales y ambientales. Entonces, queda a cada uno de nosotros una gran tarea, la de ser parte de la construcción de un mundo menos subordinado a lo económico, a lo material a lo individual, por un mundo cada vez más humano, más digno, con más igualdad y bienestar para nuestra gente.
Este nuevo periodo representa un gran reto para el pueblo y las autoridades electas, pues ahora no bastará decir ¡Conga no va!, tenemos que demostrar que Cajamarca puede vivir bien sin minería, sin destruir nuestras fuentes de agua y en armonía con la naturaleza. Ya no sólo servirán las protestas, se tiene que repotenciar la vocación productiva de nuestros territorios, rescatando formas comunitarias, valorizando los saberes comunales ancestrales y creando nuevos saberes a partir del saber campesino experto, independiente de los discursos del poder dominante. Contamos con gran potencial para fortalecer verdaderas alternativas al capitalismo neoliberal, por lo que desde los gobiernos locales se deben implementar políticas de fomento a la agricultura orgánica y economía familiar campesina, crear cadenas de comercialización alternas, locales, regionales y nacionales, diversificación de la producción agrícola, de la producción de derivados lácteos, acabar con el abuso de las empresas acopiadoras de leche, dotar de infraestructura de riego, aprovechar sosteniblemente nuestra biodiversidad, plantas medicinales, nuestra artesanía y el turismo responsable, por mecionar algunas.
Además, es necesario apostar por formas organizativas comunales para trabajar en asociativismo, cooperativismo, brindando capacitación y asesoramiento para alcanzar los objetivos. Sabemos también que desde el Gobierno Central se intensificará una política de reducción de ,presupuestos públicos, de un chantaje económico, por lo que el trabajo en mancomunidad municipal o cooperativismo municipal es una de las alternativas viables para lograr resultados.
Es necesario tener claro que el llamado “desarrollo” que nos quieren imponer es parte del proyecto capitalista que tiene como premisa “el crecimiento económico”, la explotación de los recursos naturales, la primacía del mercado sobre cualquier cosa. Este modelo de desarrollo basado en el saqueo, despojo y destrucción de nuestros recursos naturales, de nuestros modos de vida, no solamente ponen en riesgo nuestra subsistencia, sino también se impone con violencia, con muerte, con sangre. Es un modelo racista, excluyente, que ha producido todo lo contrario a lo que prometieron, pues ha generado envidia, individualismo, egoísmo, división, pobreza, además de otros severos daños sociales y ambientales. Entonces, queda a cada uno de nosotros una gran tarea, la de ser parte de la construcción de un mundo menos subordinado a lo económico, a lo material a lo individual, por un mundo cada vez más humano, más digno, con más igualdad y bienestar para nuestra gente.
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Cubas
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