Por: Alfonso Baella Herrera
Lo ocurrido en Cajamarca el Domingo último, con el triunfo y reelección de Gregorio Santos como presidente regional por un amplio margen, debería ser un motivo de reflexión por parte de todos los actores políticos y no políticos involucrados. Y esta introspección debería partir por no descalificar ni alganador ni a quienes han confiado su voto en él.
Si, por error, se interpreta el resultado de las ánforas como ignorancia, desprevención, escaso nivel cívico o si, peor aún, se le atribuye a los votantes complicidad con el elegido que purga prisión por corrupción, sólo se estará queriendo ocultar un problema mayor.
Santos no ganó por estar preso y victimizarse. Esa puede ser una lectura demasiado simplista. Lo ocurrido es la consecuencia de muchos factores pero el principal es bien concreto. Cajamarca carece de institucionalidad y hoy es la región más pobre del Perú. En Cajamarca el agua potable no existe para el 60% de la población, no hay hospitales suficientes, colegios nuevos, universidades competitivas, carreteras donde se necesitan, ni construcción de obras públicas importantes.
Siendo el principal centro de producción de oro y plata del Perú, es un lugar donde la pobreza y la miseria parecen no haber sufrido alteración. En las zonas rurales, donde habita casi el 70% de su población las cifras son terribles; El analfabetismo es dos veces más que el promedio nacional, igual que la desnutrición crónica. El acceso a energía eléctrica es el menor de todas las regiones. Lo paradójico es que tiene proyectos de desarrollo minero por decenas de miles de millones de dólares bajo tierra. Sólo algunos como Conga, Galeno, La Granja y Michiquillay no tienen futuro si parte de esa riqueza no llega a su población.
Cajamarca no va a mover sus cifras de pobreza de manera sustancial hasta que el gobierno no actúe; hasta que los partidos depongan sus agendas para conformar una sola, y hasta que las empresas entiendan los orígenes del problema. El voto del Domingo es de protesta y de reivindicación política. Es indispensable fortalecer las instituciones, promover nuevos liderazgos locales pero sobre todo escuchar y entender a su población rural.
Hay que comprender lo que está ocurriendo para cambiar esa realidad. Si el país sigue de espaldas a Cajamarca, Cajamarca seguirá de espaldas al país.
Publicado por Expreso el 7.10.14
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