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"Cuando el ánimo está cargado de todo lo que aprendimos a través de nuestros sentidos, la palabra también se carga de esas materias. ¡Y como vibra!"
José María Arguedas

viernes, 10 de octubre de 2014

CELENDIN: ANIVERSARIO SIN CELENDINOS

Por Tito Zegarra Marín

Muchos amigos que de vez  en cuando retornan a la tierra  primigenia, suelen decirnos   que ya no existen  celendinos o son contados los que aún viven en ella. No les falta razón, pues los celendinos de raíces ancestrales o sus últimos descendientes  son realmente muy pocos. Una nueva población y una nueva muchedumbre pueblan sus viejas y nuevas casas, sus calles,  parques y mercados. La gran mayoría provenientes del interior de la provincia.

Les cuesta  aceptarlo y no más de una tristeza debe embargarles, aun sabiendo que esa es la dinámica natural de los pueblos cuando éstos viven en condiciones precarias y carecen de fuentes productivas que generen trabajo  e impidan migraciones; y que los  celendinos,  de sangre aventurera, nunca dejaron  de viajar y explorar otros mundos  donde se asentaron  casi siempre arrastrando a los suyos. Resultado: los troncos familiares y sus ramificaciones, apellídense  Pereira,   Díaz,   Silva,  Muñoz, Horna, Chávez, Rabanal, Sánchez,  muy pronto se han extinguido.


Siendo relevante esta realidad sociodemográfica, no pasaría de allí si no fuera porque la gran mayoría  de los nuevos habitantes, poco  se identifican con la ciudad celendina y hasta son  ajenos a su historia, cultura y progreso. Creo que serán las nuevas generaciones (nacidas y por nacer),  las que amarán de verdad a su tierra y  lucharán por ella, no sin antes, enrostrar a sus mayores por haber permitido  se destruya la belleza tradicional de  su centro histórico y se haya  perforado un horrible boquerón en la colina natural de San Isidro, entre otros.


En este nuevo aniversario de  Celendín (30-09-1862), vayan estas breves reflexiones y  mi homenaje a Monseñor Baltasar Martínez de Compañón, promotor de la fundación de Celendín y del trazo inigualable de su ciudad; al coronel Juan Basilio Cortegana, prócer de la independencia y gestor de la creación de Celendín como Provincia; a don  Augusto G. Gil Velásquez, comerciante exitoso y filántropo, cuyos bienes los donó a su tierra, incluso a los Baños del Inca para su  cementerio, cuyo nombre, por alguna mezquinad  ha sido borrado; y  a don Renán Sánchez Izquierdo, alcalde distinguido y respetado, que tuvo la visión y la valentía de ampliar el trazo  de la ciudad sin afectar su originalidad. 

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