El último Otoño
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“Han tenido que pasar diecisiete años, para ver aparecer una obra de una estructura narrativa diferente, de un hábil manejo de los tiempos narrativos, y el deseo, constante, de bucear en la conciencia de sus protagonistas. “El último otoño” (2001), tiene el estandarte de la novela contemporánea, con bastante originalidad y talento literario. De conseguir, en cierto modo, desmitificar el mundo “sanjuanista” y sumergiéndose en las turbulentas aguas del descontento universitario, en su lucha por la defensa del “gobierno tripartito”.
Por ir acercándonos, una y otra vez, a esa pasión de sus personajes, a sus primeras cuitas amorosas, que va develando desde el enamoramiento hasta llegar a relaciones más duraderas que viene a ser el amor mismo. Concebido, eso sí, desde varios puntos de vista, desde el amor platónico hasta el amor carnal, sensual o erótico. Reclamando, en todo caso, la plenitud de la vida misma.
Y nada es, sin embargo, más cierto: que la composición de sus personajes, haya logrado una caracterización directa y haber descrito, hábilmente, a sus personajes comparsa. Logrando, al mismo tiempo, un relieve central, secundario y figurante. Esto significa que la acción, el relieve y la composición, misma del texto narrativo, procure ensayar una composición abierta. Manteniendo, al mismo tiempo, un espacio psicológico y social adecuado a la trama de la novela.
Y todo esto teniendo en cuenta, que la literatura comparte del arte y del pensamiento puro, de la fantasía y la realidad. Sin embargo, si tenemos en cuenta, una vez más, que la “novela –al decir de Ribeyro- es un producto social, no individual. Brota del genio colectivo, de la herencia cultural acumulada durante siglos”.
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“El último otoño” de Herber Reina Zegarra ha ingresado con pie firme, en una caudalosa corriente de la creatividad literaria, aportando universos narrativos y personajes de gran valía para la literatura regional y nacional.
También sabemos, de alguna manera, lo que aseveraba don Pio Baroja: “Para mí, en la novela y en todo literario, lo difícil es inventar, más que nada inventar personajes que tengan una vida y que no sean necesarios sentimentalmente por algo”.
En todo caso, el lector tendrá acceso a esta magnífica obra, sin la presencia ignominiosa de los intermediarios, en una cubierta sugestiva y bella, con una compaginación de tecnología de punta. Que nada tiene que envidiar a las ediciones extranjeras o del mercado nacional.
Finalmente, puntualizaremos que el escritor amazonense tiene en su haber cuentos, crónicas-literarias, ensayos, obras de teatro y esta novela que esperamos no sea la primera y última, para beneplácito de sus lectores.
Contracarátula
La producción literaria del
escritor amazonense, Hebert Reina Zegarra, ha ido madurando y dominando, cada
vez más, la complicada y enrevesada naturaleza del idioma de Cervantes, yendo
del cuento al mundo fascinante del teatro, y desde ahí, no se cansó, ni
desanimó, en ningún instante, para escribir sus crónicas literarias y,
nuevamente, navegar sin esfuerzo y temor alguno, en los vastos territorios de
la novela. Después de la publicación de “Mateo Paiva” (1950) de Francisco
Izquierdo Ríos. Vino enseguida la obra de Dr. Carlos M. Chiriboga “Violación y
siente cuentos más” (1984). Surgiendo en la actualidad una novela con vigorosa
personalidad que lleva por título “El último otoño” (2001), que es un fresco
narrativo histórico que intenta abarcar los años 60, 70 e incluso, la borrascosa
época del “fujimontesinismo”, logrando bosquejar en una pincelada maestra el
humor contemporáneo. Incidiendo, sobre todo, en ese universo verbal del mundo
amazonense, de una manera específica, su infancia y adolescencia en esa
paradisíaca tierra nor oriental, salpicada de anécdotas y picardía estudiantil.
Mientras que en un boceto
literario, desde luego, intenta recrear el ambiente y los personajes de la
ancestral tierra de sus padres: Sucre.
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Saludo, agradecimiento y anécdotas
Los integrantes de la Promoción 1976 "Jaime Cruzado Alcántara" saludamos alborozados a nuestra alma máter, el Colegio Nacional Mixto San José de Sucre, en sus Bodas de Oro y expresamos nuestro agradecimiento por los cinco años vividos bajo sus claustros que significaron una hermandad plenamente compartida que nos unió para siempre, al punto de que desde entonces no hemos perdido contacto y estamos prestos a la solidaridad. ¡Cómo olvidar a nuestros egregios profesores que fueron los guías socráticos que encauzaron nuestras inquietudes de una manera lúdica y paterna para ser lo que ahora representamos en la sociedad!
Cinco años plagados de vivencias y anécdotas que fueron producto de travesuras sanas, son las que expresamos en este pequeño texto que es testimonio de lo vivido en esas aulas.
Sucre, mayo de 2004.
Folletín
Contiene: Comentarios al libro "Grama Arisca" y perfil del autor.
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