No voy a prometerte nada
nada que no se mire, ni se toque ni se pueda acariciar
y que, por lo mismo, se haría polvo en el viento de tu aroma
No, ninguna promesa que pueda hundirse
como arena movediza
y con ella los sueños que rozamos desde siempre
No voy a ofrecerte el cielo
menos la luna
ni el puñado de estrellas que desde lo alto
brillan en las manos de la aurora
No las flores
ni los paseos nocturnos de la mano
una sombra, un solo cuerpo, un rumor
de yerba, de riachuelo, de hojas desmayadas
No voy a dedicarte los versos de amor
que alguna vez sorprendieron tus sentidos
y lapidaron con ternura la nostalgia
Ninguna terapia de signos o de gestos o recetas
que no sea besarte cada milímetro de herida
porque finalmente el prodigio, la fortaleza
el mar y el sol de la gran definición
anida en el filo implacable de los ojos
que ahora me miran y encarcelan para siempre…
JLR. Dic. 2013
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