Publicaciones: Creciente hora nuestra, Arturo Bolívar Barreto (Poesía)

 Contracátula

Arturo Bolívar Barreto, autor de la novela Gotita, sobre los niños que habitan el submundo urbano, hoy nos entrega su primer poemario, Creciente hora nuestra. Se trata de un inventario de los componentes de la ciudad, oscurecida por los mercaderes de ilusiones que digitan el mundo de la sociedad desde la opción del capital y el imperio, sin patria ni futuro. La poética de Bolívar, al estilo de Brecht, a quien le rinde homenaje en el epígrafe del libro, recurre al humor y la ironía, por un lado, y a la mirada airada, incisiva, que sacude al lector y fulmina la complacencia. Pero la hondura reflexiva del autor se aleja de la voz bronca de la arenga para instalarnos más bien  en el tono persuasivo, que nos propone fijarle metas hermosas a los escépticos/ arrancarles los velos a los ciegos, / destapar los oídos de los sordos, / hacerlos hablar hablándole a los mudos, convencida de que la tendencia histórica de transformación es más poderosa que los designios de destrucción y muerte que parecieran poblarlos todo, pues Nada está vencido sólo se ha postergado el alba. Así, los versos de Creciente hora nuestra componen, de manera inapelable, un hermoso canto a las posibilidades, siempre erguidas, de realización de la plenitud humana.

Jorge Luis Roncal <2010>

EXISTIR

Es necesario

Inyectar un poco de vida

A los que nos circundan,

Vivir en pródigos abrazos, pensando el

Infinito,

O en grávida agonía detrás de

Lo sublime,

Y perplejos, oteando

En dónde está el camino.       

No dejar en paz al rutinario,

Gritarle al oído al impasible,

Fijarle metas hermosas a los escépticos,

Arrancarles los velos a los ciegos,

Destapar los oídos de los sordos,

Hacerlos hablar hablándole a los mudos,

Arrastrar de la mano a los cansados,

Reírse en la cara de los serios,

Pararse adustos en casa de

Los festivos;

Corregir, provocar, reprender

Al presumido;

Aplaudir, vivar ante lo excelso;

Estarse impávido y gélido

Ante lo fatuo.

Tratar cortésmente a los humildes,

Ser implacable  ante el tirano.

Ser justamente con la buena gente democrático y

Más celosamente democrático y firme todavía

Con el imperativo (¡hasta hacerlo rabiar!)