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"Cuando el ánimo está cargado de todo lo que aprendimos a través de nuestros sentidos, la palabra también se carga de esas materias. ¡Y como vibra!"
José María Arguedas

domingo, 15 de septiembre de 2013

LECCIONES Y VIVENCIAS EN EL CAÑON DEL COLCA

Por Ing. Secundino SILVA URQUÍA

Conjunto arqueológico de Uyo Uyo, antes de su restauración.
Al iniciar julio del año en curso, decidí que por fiestas patrias viajaría a algún lugar del país que aún no conocía, dándome unas cortas vacaciones. Y como si la ley de la atracción me funcionara a plenitud, recibí una propuesta laboral para el cañón del Colca, y ahí llegué antes de lo previsto, el domingo 14 del mismo mes. El interesante proyecto, en el que esta vez me tocó aportar con algo de mi experiencia, es el de “puesta en valor turístico del conjunto arqueológico Uyo Uyo”; en la jurisdicción del distrito Yanque, provincia de Caylloma con su capital Chivay. Lo financia COPESCO y, como es lógico, tiene mucho que ver con el patrimonio arqueológico y el turismo. Imposible no concluir que este tipo de proyectos, sostenibles y alternativos a la megaminería depredadora del medio ambiente, hacen falta a Cajamarca y otras regiones del Perú. Por ejemplo, en mi distrito Sucre-Celendín, se encuentran restos valiosos de construcciones pre incas en La Lechuga, en La Fortaleza y otros lugares más. Allí los arqueólogos tendrían empezar con proyectos de investigación; luego de limpieza, excavaciones y restauración; y finalmente el de puesta en valor turístico. Al respecto, es necesario recordar a mis paisanos, que todos los candidatos al sillón municipal de Sucre y Celendín, prometieron la puesta en valor de patrimonios como el de “La Lechuga”, pero se ha comprobado que la capacidad de gestión de sus actuales alcaldes y antecesores es igual a CERO. Ojalá en las próximas elecciones elijamos bien.


Conjunto arqueológico de Uyo Uyo, después de su restauración

El camino de la obra: "puesta en valor turístico" hacia el conjunto arqueológico.
 El mismo día en que llegué a Chivay y Yanque, visité la obra en ejecución y el propio conjunto arqueológico Uyo Uyo. Al día siguiente volví al mismo, acompañado de Dionisio Checca, un collagua quechua hablante, amigable y jovial. Ávido de información, le hice muchas preguntas y Dionisio me contestaba demostrando que conocía bien la historia de sus antepasados collaguas y de Uyo Uyo. Este conjunto arqueológico de impresionantes construcciones de piedra rústica, había sido la capital de los collaguas desde la etapa pre inca. Los incas los conquistaron, pero dejaron al poblado en su mismo lugar, lo que se puede comprobar en algunas construcciones con piedras del típico mejor acabado inca. Hasta es probable que los incas usaran al complejo como Kallanca o lugar de descanso de sus ejércitos. Dionisio afirma queel verdadero nombre pre inca o collagua de Uyo Uyo, era el propio “Yanque”; y que luego de la destrucción que le ocasionaron los conquistadores españoles, adoptó el nombre de Llaqui Llacta Uyo Uyo (Llaqui: tristeza; Llacta: comarca o pueblo; Uyo Uyo: llanto); y que resumidamente en la actualidad se lo conoce como Uyo Uyo. Los invasores españoles, como parte de su estrategia de sometimiento y dominación al pueblo collagua, fundaron un nuevo Yanque en la margen izquierda del Colca y conminaron a los conquistados a que abandonaran su pueblo primigenio, el antiguo Yanque, para trasladarse a vivir al nuevo, en el que ordenaron la construcción de una imponente iglesia de sillar. Los conquistados no se resignaban a abandonar sus costumbres, ni se adaptaban a la nueva vida de dependencia, y hasta en tres ocasiones se regresaron a su comarca originaria. Frente a esta actitud de rebeldía colectiva, los españoles recurrieron al terror, que era su arma de dominación extrema; incendiaron y destruyeron la ciudadela collagua;y sus ocupantes, entonces sí, tuvieron que abandonarladefinitivamente, con tristeza y llanto.

Miradores de descanso en el camino al conjunto.
El abastecimiento de agua al Yanque pre inca, era por un canal inmenso que viene desde el nevado Mismi y llega hasta la catarata de Ccayracucho (Rincón que suena, porque: Ccayra significa sonido y Cucho rincón). Este canal aún sirve para irrigar los terrenos de cultivo en las planicies y andenes adyacentes a Uyo Uyo, por esto en la actualidad hay todo un acontecimiento colectivo, laboral para su limpieza; que culmina en fiesta popular, el primer domingo del mes de agosto. La “fiesta del agua” de este año, tuve la suerte de presenciarla y vivirla, y es posible queen otro artículo, relate mis impresiones.

Obras de arte: escaleras de piedra en el camino al conjunto.
 El conjunto arqueológico de Uyo Uyo fue restaurado el año pasado, y alguien que aprecia o valora este tipo de patrimonio, lo nota con facilidad:el mortero de fijación de las piedras usado en la restauración; se diferencia mucho en color y textura, del original que usaron los pres incas. La cal que usaron los arqueólogos restauradores, da a las juntas entre piedras un color blanquecino y una textura lisa. Cuando a Dionisio le trasmití impresiones como éstas, me dio la razón. Luego me describió la técnica que usaron sus ancestros, para que el mortero de tierra natural lograse buena adherencia entre las piedras; y como resultado, los muros tuviesen buena consistencia y estabilidad. A la combinación de suelos arcillosos y arenosos, los collaguas,lo remojaban y agregaban un aditivo, el sumo del cactus, especie vegetal que en la zona existe en abundancia desde tiempos inmemoriales. Su versión me parece fundada, puesto que en algunas provincias del norte del Perú, se usa el sumo de la penca u hoja del maguey para lograr adobes mejor estabilizados y mortero de barro más consistente, y este también es un conocimiento ancestral.Sin embargo, en el caso de Uyo Uyo, Dionisio se quejó de que sus restauradores, hicieron caso omiso a sus recomendaciones para elaborar el mortero original, aduciendo que “ellos sabían lo que hacían, porque habían estudiado en la universidad y el no” (sic).

Tres días después demi arribo a esta parte del cañón del Colca, llegó la Srta. arqueóloga Karina Castillo, para monitorear con las herramientas que otorga su profesión, el saldo a ejecutar de la obra. Entre éste estaba el camino hacia el antes mencionado conjunto arqueológico. Visitamos el mismo en varias oportunidades, y mis inquietudes acerca del gran valor de nuestro patrimonio monumental me obligaron hacerle más preguntas que a Dionisio. Ella también me dio la razón en lo de la diferencia de los morteros de fijación de las piedras en las construcciones, pero agregando la siguiente frase: “Usted es el típico arqueólogo frustrado”.

Arequipa, 14 de setiembre del 2013.

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