Por Marco Antonio Arrunátegui Cevallos / Analista Político
La mayoría de autoridades
del país (en sus diversas jerarquías), y un gran sector de la prensa, vienen
reclamando un diálogo entre el gobierno nacional y el regional de Cajamarca, el
mismo que es presidido por Gregorio Santos; fórmula con la cual (según sus auspiciadores)
se llegará a un acuerdo entre las dos intransigentes posiciones respecto a la
ejecución del proyecto minero Conga. El Presidente Humala dice ahora: Conga va,
siendo que en la campaña electoral dijo en Bambamarca lo contrario. En cambio,
un coherente Gregorio Santos encontró hábilmente la forma de subirse a la ola
de protestas del pueblo cajamarquino, para poder decir Conga no va. Protestas
que existieron mucho antes que él fuera elegido presidente regional, y fue,
precisamente, su discurso antiminero que lo llevó a ser elegido como tal.
Sentimiento de rechazo
Se equivoca entonces el
Gobierno, cuando atribuye a este dirigente la responsabilidad de haber
despertado este sentimiento de rechazo cajamarquino. Equivocación que lo induce
a insultar a esa población, atribuyéndole la calidad de “borregos” que se dejan
llevar de las narices por los dirigentes y como tal está orientando su
estrategia para desacreditarlos o “anularlos” como lo hizo torpemente al
apresar al ex-cura Arana, para después tener que liberarlo, confirmando la poca
o nula independencia del Poder Judicial.
En el país hay mas de 250
conflictos sociales, de los cuales el 70 % son medio ambientales, es decir,
referidos a la explotación dañina de nuestros recursos naturales por las
empresas mineras y petroleras. Y que se sepa, ni Santos ni Arana ni Saavedra,
tienen que ver con ellos. Sí así fuera, estaríamos ante mesiánicos líderes de
alcance nacional, calidad que ni remotamente tienen, y que, por cierto, ellos
desearían tener.
La CONFIEP, y sus
gonfaloneros a paga, han tratado hasta hoy (con mediano éxito) de desviar
nuestra mirada respecto a la historia negra de sus actividades nocivas y la
impunidad de la que han gozado, a pesar del evidente daño contra el medio
ambiente, y haber condenado a una muerte lenta a pobladores como los de la
Oroya; la que está entre las diez ciudades más contaminadas del planeta.
Cómplice
por corrupción
Existen más de siete mil
pasivos ambientales que jamás se remediarán, porque ninguna de las mineras que
los ocasionaron han asumido su responsabilidad. Además, casi la totalidad de
ellas, ya no operan en el país. Ya se enriquecieron, y ya se fueron. Nada de lo
cual habría sucedido, sin un Estado cómplice po corrupción.
¿No es lógico entonces
pensar que independientemente a los Santos, Aranas y Saavedras, en la población
haya fecundado un rechazo ancestral respecto a estos daños que ninguna minera
quiere remediar, ni el Estado se ha preocupado por evitar?
Ante la poca o nula
sensibilidad social de estas empresas extractivas, y el creciente descontento
de la población, se les está exigiendo, últimamente, Estudios de Impacto
Ambiental más severos. Y ahora sí, pareciera que explotarán nuestros recursos
con responsabilidad.
Daño
colateral
Sin embargo, la realidad
sigue demostrando lo contrario. Una Comisión del Congreso viajó poco al Río
Corrientes y comprobó, en el sitio, los derrames de petróleo que desde hace
años siguen matando todo vestigio de vida en las zonas afectadas. Al respecto,
la CONFIEP (obviamente) no ha dicho nada. Y todos aquellos que glorifican la
minería, colocándola como panacea de nuestros apremios económicos, tampoco se
han pronunciado. Probablemente, para ellos, la vida de unas cuantas etnias es
el mal menor; el daño colateral que hay que pagar para que no decrezca nuestro
crecimiento económico, el mismo que en un 70 % se debe a la exportación
primaria de nuestros minerales.
Ante la intrasigencia de
unos “dirigentes radicales idiologizados” (miopía increíble), se ha venido
alentando el diálogo como solución efectiva. Craso error. Demostrando el grado
de impreparación del Gobierno: se insiste en un procedimiento equivocado.
El diálogo del griego: “a
través de la palabra”, es la modalidad en la que se comunican dos o más
personas. Y qué duda cabe, que las partes se han comunicado permanentemente
aunque no de forma presencial.
El diálogo, en ningún caso
tiene como finalidad llegar a un acuerdo (que es lo que se necesita), sino
expresar el puntro de vista de las partes. El presidente Humala y su asesora
principal Nadine Heredia, no tienen la facultad para cambiar el conocimiento
universal; ni están capacitados para ello.
Intereses
nacionales
¿Qué debemos hacer
entonces?: Negociar. La negociación es un proceso por el cual las partes
interesadas resuelven conflictos, procurando obtener resultados que sirvan a
sus intereses. Y no tenemos ninguna duda, que los intereses nacionales están en
juego. Y, cuando decimos intereses nacionales, no nos estamos refiriendo a los
intereses de las compañías mineras (las que han originado este grave problema),
sino a los intereses de toda la población.
Pero para negociar se
necesita hábiles negociadores (de los que adolece el Gobierno) y de una serena
apreciación de la situación; la misma que solo debe estar en manos de asesores
inteligentes y no de sobones como viene sucediendo.
Para que haya negociación se
necesita: Primero: que existan dos
posiciones sobre un mismo asunto. Si fueran coincidentes, no harían falta
negociaciones. Segundo: que las dos
partes quieran llegar a un acuerdo, si una de ellas no desea hacerlo, no se va
a sentar a negociar; y Tercero: se
necesita que las partes se comuniquen, intercambiando propuestas y conseciones.
Quien negocia en forma
adecuada, con capacidad, con conocimiento, con habilidad, suele generar
resultados que lo benefician, de la misma forma en que cometer errores en la
negociación lo aleja de sus objetivos.
La primera habilidad del
negociador, es generar la fluidez de las comunicaciones y la segunda, motivar a
la otra parte, a querer llegar a un acuerdo. Nada aleja más la posibilidad de
llegar a un acuerdo, que el esfuerzo en contrario que permanentemente viene
realizando el gobierno descalificando a los dirigentes con los que precisamente
debe negociar.
¿Cómo
negociar acertadamente?
Como vemos, negociar es un
proceso mucho más complejo que dialogar. Y solo mediante la negociación se
puede llegar a resolver conflictos. El diálogo no es útil para ese fin.
¿Pero cómo hacemos para
negociar con éxito, si los argumentos de Santos se los dio Humala para ganar
votos? ¿Cómo negociar acertadamente, si las condiciones para hacerlo son torpemente
concebidas por el Presidente con la aquiescencia de Ministros que solo brillan
por su obsecuencia?
Creemos que ha llegado el
momento de dar el primer paso para sentar las bases correctas de este proceso. Reiteramos
lo que dijimos hace tiempo en solitario y que ahora es un pedido de muchos: que
el presidente Humala se dirija en un mensaje a la nación y rexconozca que fue
desacertada su campaña de la primera vuelta; y las razones por las cuales, ha
tenido que reorientar sus apreciaciones.
La única forma de restituir
la confianza es reconociendo el pecado. Y lo que ha perdido Humala es la
confianza del país. Sin ella, subsistirá la duda respecto a qué Humala es el
que nos gobierna. Y mientras ello suceda, para los cajamarquinos: Conga no va;
independientemente de que “eliminen” a Arana, Santos o Saavedra con la excusa
de hacer prevalecer el “principio de aurtoridad”.
Imponerla utilizando la
fuerza, es el último recurso al que un líder debe apelar. Y cuando así lo
decide, es que perdió legitimidad (principio de la gobernabilidad), y sin
legitimidad, Conga no va. Pero no irá porque no sea conveniente, sino porque la
población no tiene la certeza de sus beneficios, al haber perdido la confianza
en su Presidente. Es hora de recuperarla.
Fuente:
Revista Justo Medio Año 5 Edición 52 / Julio – agosto, página 49, 50 y 51.
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