...y dijo Dios: "Hagamos al hombre"
Es una empresa que continúa. Dios está siempre ocupado en hacer al hombre. No se trata, evidentemente, de una cosa fácil. El "fabricante divino" se encuentra a veces en apuros. La obra no le sale como le gustaría. Se necesita una paciencia infinita. El material refractario causa bromas de mal gusto, reserva sorpresas poco agradables, y entonces hay que rehacerlo todo de nuevo. Comenzar otra vez por el principio.
Por fortuna, el Creador no se ha cansado todavía. Pone lo mejor de sí mismo, a pesar de que el hombre pone lo peor. Se obstina en llevar su obra maestra, a pesar de que el interesado demuestra una vocación por los garabatos y las caricaturas. Así, después de centenares de millones de años, el hombre no está terminado todavía. Está en fase de elaboración.
Y Dios, paciente, sigue atento a su fatiga, como el primer día. Empeñado siempre en plasmar, en modelar, en corregir y soplar la vida sobre ese muñeco que, cuando se mueve con pereza, comete una serie de errores, esperando, sobre todo, a que el hombre se decida a no ser solamente hombre.
"Hagamos al hombre, que no sea solamente un hombre"
Es una empresa que continúa. Dios está siempre ocupado en hacer al hombre. No se trata, evidentemente, de una cosa fácil. El "fabricante divino" se encuentra a veces en apuros. La obra no le sale como le gustaría. Se necesita una paciencia infinita. El material refractario causa bromas de mal gusto, reserva sorpresas poco agradables, y entonces hay que rehacerlo todo de nuevo. Comenzar otra vez por el principio.
Por fortuna, el Creador no se ha cansado todavía. Pone lo mejor de sí mismo, a pesar de que el hombre pone lo peor. Se obstina en llevar su obra maestra, a pesar de que el interesado demuestra una vocación por los garabatos y las caricaturas. Así, después de centenares de millones de años, el hombre no está terminado todavía. Está en fase de elaboración.
Y Dios, paciente, sigue atento a su fatiga, como el primer día. Empeñado siempre en plasmar, en modelar, en corregir y soplar la vida sobre ese muñeco que, cuando se mueve con pereza, comete una serie de errores, esperando, sobre todo, a que el hombre se decida a no ser solamente hombre.
"Hagamos al hombre, que no sea solamente un hombre"
Alessandro Pronzato.
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