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"Cuando el ánimo está cargado de todo lo que aprendimos a través de nuestros sentidos, la palabra también se carga de esas materias. ¡Y como vibra!"
José María Arguedas

martes, 3 de mayo de 2011

Opinión libre: La muerte de Bin Laden, dos versiones



Matar a Bin Laden, resucitar Al Qaeda

Una de las grandes sorpresas que habían deparado los levantamientos populares en el mundo árabe es que habían dejado momentáneamente fuera de juego a todas las fuerzas islamistas y muy especialmente, claro, a la más sospechosa y extremista, Al-Qaeda, marca comercial de oscuro contenido largamente instrumentalizada para sostener dictadores, reprimir toda clase de disidencia y desviar la atención lejos de los verdaderos campos de batalla. Con indicaciones de amplio espectro, como la aspirina, Bin Laden reaparecía cada vez que hacía falta atizar la “guerra contra el terrorismo”; se le mantenía con vida para agitar su espantajo en encrucijadas electorales o para justificar leyes de excepción. Esta vez la situación era demasiado grave como para no usarlo por última vez, en una orgía mediática que eclipsa incluso la boda del príncipe Guillermo e introduce efectos muy inquietantes en el mundo.

Cuando parecía relegada al olvido, definitivamente arrinconada por los propios pueblos que debían apoyarla, reaparece Al-Qaeda. Un desconocido grupo, en nombre de esa patente, asesina a Arrigoni en Palestina; días después, en plena efervescencia de las protestas antimonárquicas en Marruecos, una bomba estalla en la plaza Yamaa Fna de Marrakesh; ahora reaparece Bin Laden, no vivo y amenazador, sino en toda la gloria de un martirio aplazado, estudiado, cuidadosamente escenificado, un poco inverosímil. “Se ha hecho justicia”, dice Obama, pero la justicia reclama tribunales y jueces, procedimientos sumariales, una sentencia independiente. Más sincero ha sido George Bush: “Es la venganza de los EEUU”, ha dicho. “Es la venganza de la democracia”, ha añadido, y miles de demócratas estadounidenses zapatean de alegría delante de la Casa Blanca, saltando con bárbara euforia sobre tibias y calaveras. Pero democracia y venganza son tan incompatibles como la pedagogía y el infanticidio, como el alfabeto y el solipsismo, como el ajedrez y el juego. A los EEUU le gustan los linchamientos, sobre todo desde el aire, porque sabe que son más poderosos que los principios. “El mundo siente alivio”, afirma Obama, pero al mismo tiempo alerta de “ataques violentos en todo el mundo tras la muerte de Ben Laden”. ¿Alerta? ¿Avisa? ¿Promete? ¿Qué alivio puede producir un asesinato que -se dice al mismo tiempo- pone en peligro a aquellos a los que presumiblemente se quiere salvar?

Este era el momento. Al-Qaeda vuelve a dominar la escena; Al-Qaeda vuelve a saturar el imaginario occidental. Mientras el presunto cadáver de Ben Laden es arrojado al mar, Bin Laden se apodera fantasmalmente de todas las luchas y todas los deseos de justicia. Se cumplirá el vaticinio de Obama: habrá ataques violentos por todas partes y el mundo árabo-musulmán volverá a ser un bullicio de fanatismos y decapitaciones, quieran o no quieran sus poblaciones. Entre democracia y barbarie, es evidente, EEUU no tiene duda: la barbarie se ajusta mucho más al “sueño americano”.

No sabemos si se ha matado realmente a Bin Laden; lo que está claro es que el esfuerzo por resucitar a toda costa a Al-Qaeda pretende matar los procesos de cambio comenzados hace cuatro meses en el mundo árabe.
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¿Una muerte para tapar otra?

Osama Ben Laden ha muerto, según informan las autoridades norteamericanas. Un operativo supersecreto fue ejecutado para liquidarlo. Tras casi diez años de cuestionada persecución, por considerársele autor de los actos terroristas del 11 de septiembre de 2001, el objetivo fue cazado. Su cuerpo dicen que fue lanzado al mar.

Más allá del debate sobre si el terrorista debió ser juzgado o asesinado por sus actos, lo curioso es que la figura de Ben Laden emergió de nuevo en un momento complicado para el imperio. Los cables revelados hoy por Wikileaks señalan que Washington sabía de la probable ubicación del número 1 de su lista de terroristas desde el 2008.

La operación de los navy seals y el anuncio de su muerte se hacía a pocas horas de que la coalición imperial asesinara a un hijo de Muammar al Gaddaffi y tres de sus pequeños nietos, en un crimen brutal e injustificable, violatorio del derecho internacional y de los marcos de la ilegítima resolución aprobada por el Consejo de Seguridad de la ONU.

El objetivo real de la matanza parecía ser el líder libio. La OTAN, frustrada por los escasos avances en el país norteafricano tras más de un mes de bombardeos, ha desatado una cacería para asesinar a Gaddaffi. Primero atacaron una parte de su complejo residencial; después, el lugar donde se reunía con el gobierno; hace unos días bombardearon la televisión libia a poco de transmitir un mensaje del dirigente árabe y la madrugada del domingo, la casa del hijo donde al parecer se encontraba.

Tras liquidar a Ben Laden, y darle un oportuno levantón a la alicaída popularidad de Obama, Washington puede sentirse tentado a probar suerte nuevamente contra otro de sus grandes enemigos. La arrogancia imperial no tiene límites. Cuenta con el aliento de los opositores libios, cuyo portavoz militar, el coronel Ahmed Bani, señaló hoy tras la muerte del buscado saudita: “Estamos contentos y esperamos el próximo paso. Queremos que los estadounidenses hagan lo mismo a Gaddaffi”.

¿Tendremos nuevos asesinatos selectivos?

Por lo pronto, en medio de la euforia que se vive en Estados Unidos se oyen voces cuestionadoras como la del jugador profesional de baloncesto Chris Douglas Roberts, de los Milwaukee Bucks, quien en su cuenta de twitter escribió: ” Celebración? Estará Dios contento porque celebremos una muerte? O es tu religión ‘americano’?. Nos ha costado 919.967 muertes matar a un sólo hombre. Nos ha costado, unos 1.188.263.000.000 dólares matar a ese … hombre. Pero parece que ganamos. Jaaaa”.

Otro jugador de la NBA, Jason Richardson de Orlando Magic, lanzó una incisiva pregunta: “Ahora que se confirma la muerte de Bin Laden y la de Sadam hace unos años, podemos traer las tropas de vuelta a casa?”

Fuente: Internet

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